Las autoridades chinas puso fin hoy a la vigilancia sobre las cinco feministas que estuvieron arrestadas durante cinco semanas el año pasado, si bien no han cerrado el caso por lo que las jóvenes seguirán estando bajo investigación.
Hoy, tres de las cinco feministas que fueron encarceladas durante 37 días el año pasado, de forma previa al Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, volvieron al centro de detención donde estuvieron retenidas para recoger pertenencias que la policía tenía incautadas y para ser informadas del fin de la vigilancia.
Desde hoy, son más libres, pues, tal y como explicaron a EFE las afectadas, ya no tendrán que informar a la policía de todos sus movimientos; pero de momento no consiguen una libertad completa.
“No han cerrado el caso, lo que significa que seguimos estando investigadas”, explicó a Efe Wei Tingting a las puertas del centro de detención, adonde acudió acompañada de Li Tingting y Zhen Churan.
Las otras dos feministas, Wang Man y Wu Rongrong, no pudieron acudir a la cita, comentaron.
La policía y ciudadanos que trabajan como vigilantes a las órdenes del Gobierno obstaculizaron hoy el trabajo de los periodistas presentes.
Los supuestos vigilantes oficiales trataron de echar a los informadores de la zona y obstruyeron la labor de los cámaras, mientras los agentes de policía solicitaron el permiso de trabajo de los reporteros y de sus intérpretes locales.
Wei y Zhen recogieron portátiles, teléfonos móviles e incluso un DNI que las autoridades se llevaron cuando las detuvieron y que habían retenido durante más de un año.
Li Tingting se negó a recoger las pertenencias que hoy le ofrecieron, pues faltaban móviles, ordenadores o discos duros de su novia y de su compañera de piso.
Las tres se mostraron decepcionadas al salir del centro de detención. “Me siento un poco deprimida, si no cierran el caso, siempre seremos sospechosas”, señaló en declaraciones a Efe Zhen Churan, quien tuvo que viajar desde la provincia sureña de Cantón.
“Todas las actividades que hacemos son legales. No puedo aguantar que la violencia sexual o la discriminación de género siga ocurriendo en China”, defendía por su parte Li Tingting, que ha encabezado populares campañas en plena calle para concienciar sobre estos problemas.
Entre ellas, pasearse por una de las zonas más comerciales de Pekín con un vestido de novia manchado de tinta roja simulando la sangre de víctimas de violencia doméstica.
Ahora las feministas temen que la investigación no sólo sea contra las cinco, sino que estén “persiguiendo” a más gente.
“Les pregunté por qué no han cerrado el caso, pero me dijeron que no es un caso individual, sino de grupo (...) No entiendo por qué después de tanto tiempo todavía están investigándolo”, comentó Wei, y explicó que intentaron entregar un documento solicitando el cierre del caso pero no se lo aceptaron.
A principios de año, el Gobierno chino obligó a cerrar a un histórico centro de ayuda legal a mujeres en Pekín tras meses de presiones, en plena oleada de represión oficial contra abogados, ONG y otros colectivos.
“Te sientes como si estuvieras en peligro constantemente, pero nunca sabes cuándo va a llegar el momento en el que te hagan caer”, explicaba la veinteañera Wei.
Su esperanza, añadía, es que, a través de su caso, el Gobierno se dé cuenta de que están trabajando “por el bien del país”.