En un país que espera un gobierno nacional y otro en Cataluña, con el reto de conseguir empleo para 4.093.508 parados y con unos presupuestos que no convencen a Bruselas, esta Navidad se ha hablado de cabalgatas. La politización de las fiestas navideñas ha cuajado especialmente en las ciudades gobernadas por nuevos partidos: en Madrid y Valencia. La palma se la ha llevado Manuela Carmena.
La discusión política a cuenta de las cabalgatas empezó con la noticia de que dos distritos de Madrid -Puente de Vallecas y San Blas-Canillejas- iban a poner mujeres como reyes magos. Habían pasado tres días desde las elecciones más reñidas de la historia de España, pero Aguirre se lanzó en picado con la ocurrencia de “una cosa es la paridad y otra la parida” y achacó a Carmena una decisión que nunca fue suya, sino de las asociaciones de vecinos, y que no suponía cambiar la tradición, sino que las mujeres se disfrazaran. Aguirre abrió un debate que caló en redes sociales, radios y televisiones.
De tanto comentarlo, a la iniciativa original se le acabó dando la vuelta y se extendió que el Ayuntamiento de Madrid iba a hacer una norma para cambiar la figura tradicional de los reyes por la de reinas. En parte, porque se utilizó la declaración de Carmena de que le parecía “muy bien” que mujeres representaran a reyes para endosarle la idea.
Tanto revuelo hubo que estos dos distritos tuvieron que aclarar que no iban a poner reinas magas como se había sugerido, sino que algunas mujeres interpretarían a los reyes, vestidas de hombre. Algo que, por otra parte, se hace con normalidad en centenares de municipios españoles.
También en el Vaticano, que este año eligió a una niña para representar a un rey mago, desautorizando a los tradicionalistas y la teoría de la “parida” de Aguirre desde el centro espiritual de los católicos y ante la presencia de mismo Papa Francisco.
Insultos machistas en Valencia
Las mujeres fueron también diana de ataques en la ciudad de Valencia, gobernada por Joan Ribó (Compromís). La Societat Coral El Micalet decidió recuperar una cabalgata que se celebraba durante la República. La última se vio hace 79 años. Sus líderes fueron tres mujeres -Libertad, Igualdad, Fraternidad-, que fueron recibidas por el alcalde en el balcón del Ayuntamiento y por algunos políticos y periodistas como una odiosa desfachatez.
Era una iniciativa privada a la que el Consistorio dio su apoyo institucional el día 3 de enero, pero en ningún caso era el sustituto de la cabalgata de reyes oficial que se celebró el 5 de enero. El PP valenciano calificó el desfile republicano de “patochada”. La foto de las tres mujeres con Ribó arrancó comentarios ofensivos como el del medio Periodista Digital, dirigido por Alfonso Rojo, colaborador también de TVE.
Directamente “Gordas y feas” las llamó el periodista Federico Quevedo, colaborador de El Confidencial.
Su cargo institucional tampoco frenó a la diputada nacional Marta Torrado (PP), que se burló de las tres mujeres haciendo de altavoz para quienes las calificaban de brujas
El alcalde de la ciudad acabó por mostrar también en twitter su indignación por los “ataques machistas” que sufrieron las tres mujeres en las redes sociales
Después de centrarse en las mujeres, el debate volvió a Madrid y la supuesta transgresión de tradiciones de Carmena. El 5 de enero, el mismo día que una mujer era asesinada por su pareja en España -la segunda de 2016- la Cabalgata de Madrid copaba los comentarios y los timelines del PP municipal de Madrid, liderado por Aguirre. La chispa la prendió la exdiputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo, ahora en la fundación del PP, FAES:
Se refería a la vestimenta de los tres reyes de la cabalgata de Madrid. “Batas low cost” le parecían al concejal popular Pedro Corral:
El responsable del vestuario, Jorge Tutor, había explicado en la presentación de la cabalgata que querían alejarse del estilo barroco y simbolizar el aire, la tierra y el fuego con túnicas más sencillas. La propia alcaldesa salió a defender en twitter el cambio estético.
El concejal de Ahora Madrid Jorge Castaño contraatacaba directamente la polémica y recordaba con una foto de Gallardón disfrazado de Baltasar que no todo era creíble cuando el PP gobernaba el Ayuntamiento de Madrid.
La bola ha seguido creciendo y el consejero de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Jaime González Taboada, del PP, también ha criticado públicamente a los reyes a su paso por Madrid: “Me encantaría que algún iluminado explicara a mi hija de 5 años por qué los Reyes son reinas, los animales no existen y la ropa no es la adecuada. Qué forma de cargarse la ilusión de los niños. Qué pena. ¿Lo siguiente qué será, Semana Santa?”.
En Alicante también hay rifirrafe político, pero la polémica de los reyes va más allá de los vestidos, las barbas o si tras ella hay un hombre o una mujer. El Consistorio alicantino está investigando por qué los tres reyes de la cabalgata oficial visitaron el pasado día 5 personalmente a la exalcadesa Sonia Castedo, imputada por corrupción, en su casa. Es la penúltima marcianada de un año en el que las cabalgatas han devorado la actualidad política. Pero para Castedo, que dice que sufre un virus estos días, esta visita particular tiene una explicación: “A ellos los dejé yo nombrados, y en las visitas que iban haciendo a los centros de mayores pues pararon a darme un beso. Normal”.