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HazteOir pide dinero para “un plan de reacción frente al lobby gay”

Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOir, en una foto de archivo / EFE.

Néstor Cenizo

HazteOir está remitiendo a sus socios un correo electrónico en el que les pide “ayuda” para sufragar un “plan de reacción frente al lobby gay”. “¿Podrías ayudarnos, dedicar 15, 35 o incluso 50 euros (o cualquier otra cantidad que te parezca bien)?”, se lee en el correo suscrito por Ignacio Arsuaga y “todo el equipo de HazteOir.org”. eldiario.es ha tenido acceso a este correo, enviado desde el dominio @hazteoir.org y cuyo envío han confirmado desde la organización. El correo tiene el siguiente asunto: “La policía tiene retenido el autobús que no miente”.

El texto, redactado con un lenguaje cercano y casi fraternal, hace un relato de los hechos interpretados por la organización ultracatólica, que se siente “condenada” por las redes sociales, por los políticos y por los medios. “No podemos (tú, yo…) consentir que se nos impida defender, legal y pacíficamente, los valores en los que creemos”, se dice. HazteOir les dice a sus socios que necesita dinero para su defensa.

“Esto es muy urgente. La policía nos ha 'intervenido', DETENIDO, a mi entender ilegalmente, el autobús”, comienza la carta, enviada coincidiendo con la inmovilización del vehículo por el ayuntamiento de Madrid. “Supongo que estás al tanto del revuelo que está causando desde ayer nuestra campaña ”El bus que no miente“ (…). Te escribo apresuradamente… para pedirte ayuda, necesito que nos prestes toda la que puedas y muy urgentemente”.

El documento relata los últimos hechos a los ojos de HazteOir, que denuncia un “ataque (reivindicado) informático de grupos hackers” y la inmovilización del autobús (“mientras te escribo estas líneas estamos haciendo todo lo posible porque (sic) lo liberen -me parece la palabra más adecuada- y no nos impida circular”). También se queja de la movilización de “grupos y colectivos LGTBI”.

“Políticos y medios han respondido de forma casi unánime a esa movilización condenándonos y acusándonos de odio, de promover la violencia, de… mil barbaridades”, protesta Arsuaga, que en línea con sus últimas manifestaciones públicas denuncia haber recibido “fundamentalmente por Internet y las redes sociales” insultos y amenazas “de todo tipo, pero todos muy graves”. “El dueño del autobús tiene miedo (lo entiendo perfectamente) y no quiere que vayamos a las Vascongadas”.

El correo avanza un “plan de reacción (inmediato y de cara a próximas acciones de esta naturaleza”) para el que pide “ayuda”. Ese plan pasa por “liberar el autobús” y después desplazarlo a Cibeles para repartir ejemplares del libro “¿Sabes lo que quieren enseñarle a tu hijo en el colegio? Las leyes de adoctrinamiento sexual”. Eso implica pagar abogados, dice el correo, “también si es necesario, que desgraciadamente seguramente lo será, para querellarnos contra los políticos que nos insultan y amenazan y secuestran el autobús”.

En el documento se asegura que se está valorando la contratación de un servicio de seguridad para el autobús porque la policía no lo garantizaría, y la contratación de servicios especializados y software de protección frente a ataques informáticos. HazteOir también anticipa la posibilidad de comprar un autobús de segunda mano para desarrollar esta y futuras campañas. “Si resolvemos algunos de los problemas que te he mencionado… Sacaremos el autobús más días y en más ciudades (lo que implica sin duda más gastos… de todo tipo)”.

El correo finaliza con la petición de una colaboración económica y un enlace a la página de donativos de la organización y va acompañado del recordatorio: “HazteOir tiene la declaración de entidad de utilidad pública”, lo que significa que los donativos desgravan, se explica. La organización fue declarada de utilidad pública por el anterior ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en 2013.

Originalmente vinculada a la sociedad secreta El Yunque, Hazte Oír alcanzó relevancia pública durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando canalizó las protestas frente al matrimonio igualitario, pero rompió con el Foro de la Familia y fue perdiendo apoyos incluso en los sectores más reaccionarios de la Iglesia. En los últimos años ha lanzado campañas contra los homosexuales, los transexuales y hasta grupos empresariales.

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