El Homo sapiens usó arcos y flechas hace 54.000 años para imponerse a los neandertales en Europa
Tienen algo en común las flechas, la música y las palabras: causan efecto a distancia. Quizá por eso la expansión de estos tres elementos acompaña el avance del Homo sapiens y su victoria sobre otros homínidos menos sofisticados o con diferentes costumbres. En el yacimiento de Grotte Mandrin, situado en un abrigo rocoso del sur de Francia, un equipo multidisciplinar ha descubierto lo que, creen, podrían ser los primeros vestigios europeos de la tecnología del arco y la flecha, usados por los Homo sapiens –los humanos modernos– hace unos 54.000 años.
El descubrimiento, del que se hace eco este miércoles la revista Science, sugiere que estas armas pudieron ser decisivas para que los humanos modernos aventajasen a los neandertales durante sus primeras incursiones migratorias al territorio neandertal. Este armamento habría sido clave para mejorar las técnicas de caza (y sus resultados).
“El uso de estas tecnologías avanzadas puede ser de crucial importancia para comprender la notable expansión de las poblaciones modernas”, escriben Metz y sus colaboradores en unas declaraciones recogidas en un comunicado de prensa. No obstante, el uso del arco por parte del Homo sapiens no indica necesariamente que los neandertales no fuesen capaces de utilizarlo, quizá simplemente no formaba parte de su tradición y costumbres. “Siguieron utilizando sus armas tradicionales basadas en el uso de enormes puntas en forma de lanza que se clavaban o lanzaban con la mano, por lo que requerían un estrecho contacto con su presa”, señala un comunicado de prensa de la Universidad de Connecticut.
Este tipo de armas que se arrojan –flechas, lanzas y virotes– surgieron entre los humanos modernos de la región euroasiática durante el paleolítico superior, hace unos 45.000 años. En África el uso del arco está datado hace unos 70.000 años. Su aparición fue aparentemente repentina y se desconoce el origen exacto.
Además, la conjetura más establecida apunta a que este armamento avanzado dio a los humanos modernos una ventaja competitiva sobre los neandertales, pero sus orígenes y cómo se alcanzó ese grado de sofisticación siguen sin estar claros.
Una reciente campaña de excavación en el yacimiento de Grotte Mandrin, situado cerca del valle del río Ródano, ha descubierto restos dentales de humanos modernos de hace 54.000 años, lo que sugiere que llegaron a la zona unos 10.000 años antes de lo que se pensaba.
Laure Metz y sus colegas, además, han identificado cientos de artefactos con esa misma antigüedad e igualmente procedentes del mismo yacimiento. Esos objetos presentan indicios reveladores de haber sido utilizados en el pasado como proyectiles.
Los investigadores han recuperado 852 artefactos parecidos a puntas, cuchillas y lascas bien definidas, “muchos de los cuales muestran patrones de desgaste indicativos de haber sido empujados o lanzados (movimiento de percusión) o utilizados para serrar o cortar (movimiento de presión)”, indica el comunicado.
En total, han identificado 383 objetos con estos patrones, incluidos 196 con signos de desgaste por percusión, principalmente en puntas, micropuntas y nanopuntas. El pequeño tamaño de estas puntas es otro de los principales indicios de que eran propulsadas mediante el empleo de un arco, al ser demasiado ligeras para un lanzamiento manual.
Los hallazgos sugieren, pues, que la maestría con el arco y las flechas podrían haberse alcanzado durante la incursión de los humanos modernos en territorio neandertal y no después, como se creía hasta ahora.
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