¿Es hora de quitar las mascarillas en los hospitales?
Han pasado 71 días desde que el Gobierno retiró la obligatoriedad de llevar mascarilla en el transporte público en España. Ya entonces había división entre los expertos que consideraban que era la medida adecuada y quienes apostaban por ser más cautos. Diez semanas después, la incidencia de COVID-19 en personas de 60 años o más se ha mantenido estable y las hospitalizaciones han estado en torno a los dos casos por cada 100.000 habitantes. Con este panorama, la siguiente pregunta es: ¿ha llegado la hora de eliminar la imposición del cubrebocas en los entornos sanitarios?
Un artículo con un titular provocador abría el debate en Estados Unidos: 'Mascarilla universal en los centros sanitarios: una estrategia pandémica cuyo tiempo llegó y se fue, por ahora'. El texto, firmado por ocho expertas y expertos en enfermedades infecciosas y medicina interna de diferentes instituciones de aquel país y publicado esta semana en la revista Annals of Internal Medicine, defendía que, si bien esta medida había sido eficaz para proteger a los pacientes y al personal y mantener la operatividad del sistema, en este momento suponía una “notable excepción” frente a la supresión de otras medidas encaminadas a recuperar la normalidad previa a marzo de 2020.
En concreto, las y los firmantes del artículo, publicado en la sección de opinión, hacían alusión al acceso a test, a la inmunidad adquirida de forma natural y por las vacunas, a las ratios de mortalidad más bajas y a que las nuevas variantes son menos virulentas. Unos argumentos que, pese a ser ciertos, no convencen del todo a los especialistas consultados por elDiario.es.
“Entiendo la argumentación de los autores, la frustración de reconocer que estamos en una pandemia y las ganas de decir que con este número de casos es más endémico que pandémico, pero estamos viendo cómo de rápido han subido los casos en la India y cuando esto ocurre ya vamos tarde para poner mascarillas”, explica el codirector del programa de infecciones víricas y bacterianas del Instituto de Salud Global, Jeffrey Lazarus. Porque, aunque la población general ya está a la última hora de las nuevas mutaciones, a veces mínimas, los expertos siguen con atención esas subvariantes.
La vista está puesta ahora en India, donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó a finales de marzo un repunte de los casos, provocado por la variante XBB.1.16. Según este organismo, se trata de un perfil muy similar al que ya lleva meses circulando y, aunque presenta una mayor infectividad y un mayor potencial patógeno, no ha supuesto por el momento un cambio en la gravedad de la enfermedad. Según los datos del pasado jueves, el Ministerio de Salud indio había registrado 10.158 nuevos casos, el mayor número en 200 días y un 30% más que la jornada anterior, lo que había obligado al Instituto Serum, uno de los mayores fabricantes de vacunas del mundo, a retomar la producción.
La microbióloga del Hospital de A Coruña y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), María del Mar Tomás, pide “cautela” y señala que “aunque la situación es estable, tenemos que estar pendientes de la subvariante de ómicron en la India”. En cualquier caso, ella es partidaria de abrir el debate y buscar una posición consensuada entre todas las partes implicadas, desde especialistas en enfermedades infecciosas y microbiólogos hasta las administraciones públicas, como el Ministerio de Sanidad.
En los laboratorios centrales o en los servicios en los que no vemos pacientes, hay quien piensa que podría ser adecuado empezar a debatir este tema
“Es cierto que en determinadas unidades, donde hay pacientes inmunodeprimidos o con infecciones que puedan provocar un riesgo importante con un incremento de la mortalidad, tal vez tendrá que protocolarizarse mantener las mascarillas, pero en otras, como en los laboratorios centrales o en los servicios en los que no vemos pacientes, hay quien piensa que podría ser adecuado empezar a debatir este tema”, señala Tomás.
El presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, Óscar Zurriaga, coincide en que la obligatoriedad en el uso de la mascarilla se podría circunscribir a ciertas zonas del hospital, pero considera que sería “complicado de aplicar”. “A veces es más fácil que haya unos cumplimientos, a lo mejor excesivos para lo que son pero que sean más fáciles de entender”, razona. La portavoz de la Seimc también apunta en esa dirección: “Es cierto que las medidas generalizadas son más sencillas que atender a la responsabilidad individual, pero también lo es que los profesionales sanitarios pasan muchas horas con la mascarilla y en algunos lugares no supone un beneficio”.
En ese sentido, Zurriaga señala que el cubrebocas ya “no cumple la función de proteger al personal sanitario, sino a aquellas personas que pueden tener algún problema de morbimortalidad”, que son las que acuden a los hospitales y a los centros de salud con mayor frecuencia. “Al entrar a un hospital, entras en un lugar en el que hay personas enfermas. Por razones epidemiológicas y simplemente lógicas, yo intentaría proteger ese lugar en el que hay una concentración de gente inmunocomprometida y vulnerable”, apunta también Lazarus.
Para la Comunidad de Madrid “tiene todo el sentido”
El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha señalado este mismo jueves que “tiene todo el sentido” eliminar la obligatoriedad general de mascarillas en los centros sanitarios. “Hay seis pacientes en UCI con COVID”, ha dicho Enrique Ruiz Escudero, que ha acusado a Sanidad de “gran lentitud para tomar decisiones”.
El artículo de Annals of Internal Medicine sí deja la puerta abierta a la posibilidad de recuperar la medida en el futuro, en momentos en los que la situación epidemiológica empeore. “La pandemia nos ha enseñado que en determinados momentos del año, ciertas medidas pueden volver a implementarse o pueden tener flexibilidad”, apunta Tomás, que reclama en cualquier caso el consenso de todas las partes implicadas. ¿Cuándo serían estos momentos? Principalmente al inicio de la temporada de los virus respiratorios, que este año han aparecido en España de forma diferente a como lo hacían antes de la llegada del SARS-CoV-2. El virus respiratorio sincitial y la influenza, que provoca la gripe, se adelantaron y convivieron con el coronavirus en los hospitales a finales de 2022.
Una de las cosas buenas que ha dejado la pandemia es la protección de las personas vulnerables de virus respiratorios. Mantener la obligatoriedad del uso de mascarillas en los hospitales y los centros de salud quizá no sea una mala noticia
“A lo mejor una de las cosas buenas que ha dejado la pandemia es la protección de las personas vulnerables de virus respiratorios en general. En ese sentido, mantener la obligatoriedad del uso de mascarillas en los hospitales y los centros de salud quizá no sea una mala noticia”, considera Zurriaga. Precisamente, según el último informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Renave), en la última semana con datos disponibles (la del 3 al 9 de abril) se registraron 17 positivos en SARS-CoV-2 a través del sistema de vigilancia centinela de infecciones respiratorias agudas graves en los hospitales, frente a los 11 de gripe y uno de VRS. Si se analizan los resultados desde el inicio de la temporada, la tabla se da la vuelta: 872 casos de VRS, que provoca la bronquiolitis en bebés; 690 de gripe; 636 de COVID-19. En la red centinela en los centros de Atención Primaria, predomina la gripe, donde en lo que va de temporada se han registrado 5.645 muestras, 44 de ellas la última semana; 2.436 de coronavirus, 49 en los últimos siete días; y 1.764 de VRS, dos en el último informe.
“Los autores se enfocan sobre todo en COVID, pero estamos con problemas de VRS e influenza, en los que la mascarilla ayuda a proteger”, considera Lazarus, que es partidario de esperar hasta la próxima primavera para plantear la eliminación de la obligatoriedad de la mascarilla en centros sanitarios. “Nadie quiere mantener las mascarillas para siempre, pero no sabemos suficiente sobre la enfermedad como para decir que no hay problema en transmitirlo, en infectarse dos o tres veces, porque estamos viendo casos de covid persistente, con gente muy enferma y falleciendo en países europeos”, desarrolla.
No caer en el descrédito de la medida
En Portugal, la mascarilla ha dejado de ser obligatoria en centros de salud, hospitales y residencias este martes, pese a que las autoridades de aquel país indican que “continúa siendo una importante medida de prevención”.
Otro de los lugares donde sigue siendo obligatoria la mascarilla en España es en las farmacias. “La gente ya no está entendiendo por qué ahí sí y en la droguería de al lado, no”, indica Zurriaga. “Cuando se planteó en los medios de transporte sí, pero en el andén del metro no, a la gente ya le costaba entenderlo”, pone como ejemplo para señalar que lo importante es que la población no caiga en el descrédito de la medida, “que es muy útil para cuando nos vuelva a hacer falta”.
El experto del ISGlobal también diferencia entre farmacias y hospitales, pero considera que no es el momento de retirar la mascarilla en ninguno de los dos: “La gente que va a las farmacias, salvo que sea para comprar pasta de dientes, lo hace por medicamentos. Para el poco tiempo que estás allí, merece la pena, sobre todo en invierno”.
Tampoco están exentos de llevar la mascarilla el personal de las residencias de mayores y el resto de centros sociosanitarios y los visitantes, siempre que estén en zonas compartidas. Los residentes, sin embargo, están excluidos de la medida porque Sanidad entendía que están “en su casa”. El objetivo era proteger a esta población vulnerable de la transmisión, en un momento en el que esta medida de protección ya no es obligatoria en otros ámbitos.
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