Villafáfila (Zamora), 2 feb (EFE).- Los 76 humedales de protección internacional existentes en España, entre ellos dos de Castilla y León, constituyen paraísos de conservación de la biodiversidad que en los últimos años se han visto tocados por la crisis climática, que ha afectado de lleno al ecosistema de algunos de ellos y a las especies que albergan.
Un ejemplo es la reserva natural de las lagunas de Villafáfila, en Zamora, un complejo lagunar de agua salada situado en plena meseta castellana, en la comarca de Tierra de Campos, que constituye una parada habitual para aves migratorias, aunque en los últimos años se han observado modificaciones importantes de las especies invernantes, reflejo directo del calentamiento global del planeta.
El director de esta reserva natural y experto en conservación de fauna en espacios protegidos, Mariano Rodríguez, ha constatado este jueves, Día Mundial de los Humedales, que este invierno algunas especies han crecido mucho pero otras como los ánsares “desgraciadamente, por el cambio climático se han reducido muchísimo”.
Ello pese a que este año ha constituido una excepción en precipitaciones y la mayor parte de las 400 hectáreas de zonas inundables de las lagunas tienen agua, lo que ha favorecido la presencia de una gran variedad de aves y otros vertebrados, con hasta 354 especies que han pasado en los últimos meses por esta reserva natural, algunas consideradas raras en la zona, como algunos falaropos.
“Después de un año desastroso como el pasado esperamos un año de cría fantástico”, ha explicado.
Las observaciones y los censos de aves en Villafáfila han constatado una tendencia en los últimos años a que las especies presentes en invierno sean de las que soportan temperaturas más altas, como los tarros blancos o las pagazas, que “aumentan notablemente”.
Por contra, los ánsares que venían desde el norte de Europa y hacían parada obligada en su ruta migratoria están “en franca regresión, a pesar de que sus poblaciones europeas están en aumento”, ha subrayado Mariano Rodríguez.
Los gansos salvajes ahora aguantan mejor las temperaturas de los países europeos norteños y eso hace que sean menos los ejemplares que emigran y, los que lo hacen, retrasan su llegada y adelantan su partida.
En las últimas décadas, cada vez es más frecuente que este complejo lagunar se encuentre a mitad de su capacidad de agua en invierno y eso ha hecho que si antes albergaba el 50 % de las anátidas de Castilla y León ahora sean más del 30 %, pese a lo cual, según ha puesto de relieve el director de esta reserva natural, sigue siendo con diferencia el humedal más importante de esta comunidad y uno de los siete con más anátidas de España.
La peculiaridad de que el agua de estas lagunas sea salada es clave para su ecosistema y hace que proliferen invertebrados acuáticos, algunos de especies que solo se dan también en países como Hungría y Mongolia y que atraen a gran variedad de aves.
Esta reserva natural por la que en el último año pasaron 25.000 aves incluye también una zona de estepa cerealista con otras especies emblemáticas como la avutarda, que concentra en las lagunas de Villafáfila su mayor población mundial, según ha recordado el consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, que ha visitado la zona.
El responsable de Medio Ambiente del Gobierno regional ha recordado que el convenio de Ramsar es el más antiguo internacional en materia de biodiversidad al ser rubricado tal día como este jueves hace 52 años.
En Castilla y León se incluyen en él las lagunas de Villafáfila de Zamora y la de la Nava en Palencia, mientras que esta comunidad cuenta también con 297 humedales con protección medioambiental a los que próximamente se sumarán otros setenta como nuevos espacios garantes de biodiversidad.
Por Alberto Ferreras