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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los casos de COVID-19 en residencias se han reducido un 95% desde que hace efecto la vacunación

El Gobierno ha publicado este martes datos pormenorizados y actualizados de la incidencia de COVID-19 en las residencias de ancianos y de personas con discapacidad, y en ellos se ve un descenso claro de la incidencia desde que hace efecto la vacunación. La semana del 18 de enero de 2021, el pico de la tercera ola, hubo 4.895 personas usuarias de centros residenciales infectadas. La del 15 de febrero de 2021 hubo 243, un 95% menos. Durante ese mismo periodo, el número de contagiados entre la población general también descendió, pero menos, en un 80% (240.000 casos semanales frente a 48.000). El pico de la tercera ola coincidió con el momento en el que se comenzaron a poner segundas dosis de la vacuna de Pfizer, por lo que los primeros inoculados pasaron entonces a tener inmunidad plena frente a la enfermedad grave.

Si se toman solo los centros de ancianos, del 18 de enero al 15 de febrero los casos pasan de 4.439 a 215. Entonces el 12,4% de los centros tenían al menos algún brote, para el 15 de febrero eran el 2%. Los datos los recoge el Ministerio de Derechos Sociales a través del Imserso y a partir de lo proporcionado por las Comunidades Autónomas, cumpliendo el compromiso al que llegaron en el Consejo Interterritorial de Servicios Sociales del pasado 2 de diciembre. Estas cifras deben presentarse también al Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades. Fuentes del Imserso las califican de “esperanzadoras”. Creen que la reducción se debe en parte “a las medidas adoptadas por las Comunidades y acordadas en el Consejo Interterritorial”, que demostraron su eficacia, según estas fuentes, porque el impacto de la COVID-19 fue menor en la segunda ola que en la primera. Pero también refleja los efectos de “la inmunización en las residencias de todos los territorios un mes después de iniciarse la vacunación, lo que nos permite observar un tercer escenario de mayor tranquilidad en el ámbito de las residencias. Es muy importante recuperar la normalidad y los contactos para estas personas”. Destacan el “impresionante esfuerzo” de los profesionales los últimos doce meses.

Ni desde Derechos Sociales, ni desde Sanidad, ni otros expertos, achacan de manera directa la disminución de casos entre enero y febrero en las residencias solo a la vacunación, porque están por analizarse otros factores. Pueden afectar las restricciones generales y la alta seroprevalencia en residencias (es decir, muchos usuarios la han sobrevivido a lo largo de 2020 y tienen cierta protección adquirida). Pero sí coinciden en que es un indicio claro de que está funcionando.

Este martes publican por primera vez la evolución del número de ancianos institucionalizados actualmente afectados de COVID-19, pero también certifican el cálculo de los que fueron víctimas a lo largo de 2020. Durante la primera ola hubo 31.816 ancianos con diagnóstico de coronavirus; 9.976 fallecidos con diagnóstico y 9.859 fallecidos con sintomatología compatible. Durante la segunda ola, considerada hasta el 3 de enero de 2021, hubo 36.929 ancianos residentes confirmados con la enfermedad, y 6.305 fallecidos. Entre las tres olas, también con los que murieron en enero, suman 29.408. La primera y segunda ola tuvieron una tasa de letalidad del 23,7%.

Del 4 de enero al 21 de febrero de 2021 fallecieron en residencias 3.350 personas con COVID-19 confirmado (la inmensa mayoría en geriátricos). La cifra semanal de muertes también ha ido cayendo: la del 25 de enero fueron 739 y la del 15 de febrero 158. Una caída del 80%, la general ha sido del 60%. La campaña de inmunización comenzó el pasado 27 de diciembre, por lo que a muchos ancianos que fallecieron en enero y febrero no dio tiempo a vacunarlos o a que les hiciese efecto porque estaban ya contagiados o se infectaron entre dosis. Sanidad no recomienda inocular en residencias en las que hay brotes activos, ni a pacientes positivos de COVID-19.

Hasta ahora lo que Sanidad reportaba era un descenso en el número de brotes y sus casos asociados que no frenaba. El Ministerio de Sanidad también ha explicado que la incidencia entre mayores de 65 que viven en residencias siempre, desde la primera ola, ha evolucionado a la par y por encima que la de los mayores de 65 que viven en domicilios. Hasta mediados de este enero, cuando esa tendencia cambió y la de los que viven en residencias se desplomó por debajo de la de los de domicilios. En este informe de este martes están separados por fechas y por Comunidades Autónomas, a falta de Aragón. En Asturias, Cantabria, Murcia, Navarra, La Rioja, Ceuta y Melilla notificaban 0 casos en residencias la semana del 15 al 21 de febrero de 2021. Derechos Sociales contabiliza que hay en total 327.814 usuarios de centros residenciales en toda España. Y personas totalmente inmunizadas con la vacuna hay 1.261.848 en toda España.

Un alivio, pero aún por analizar

Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y firmante de la estrategia nacional de vacunación, explica a este periódico que la perspectiva hasta ahora es “preliminar”, pero el “descenso en casos y brotes ahí donde se ha vacunado es marcado y se ve el impacto de las vacunas, afortunadamente”. “Es lo esperable, aunque puede haber otros factores, pero es evidente y es un alivio”, añadía. José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Enfermería y Vacunas, entidad también parte de la estrategia, especificaba que “sin necesidad de profundizar en los estudios, ya es observable que la incidencia ha disminuido”. Por un lado, “gracias a la vacuna”. Por otro, “se han adoptado distintas medidas, la incidencia general ha bajado, y la prevalencia en residencias es alta, más que entre la población general”.

Forcada recuerda los plazos: “14 días tras la primera dosis para una inmunidad parcial; una o dos semanas después de la segunda, inmunidad para el 95% a quien se le inyecte”. Por eso, es razonable que sí se observen ya efectos, pero “aún quedan residencias donde se sigue vacunando”, sea por retrasos o por los ritmos distintos de vacunación, “o donde justo acaban de vacunar”. Así que “tenemos a la mayoría, pero aún queda por ver resultados”. Por ahora solo está confirmado que las vacunas previenen la enfermedad grave, y no la transmisión. Aunque cada vez más estudios apuntan a que también anulan el contagio, y en países con la campaña más avanzada, como Israel, sí se nota ya en el número de casos general.

El coordinador de residencias de la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales también corroboraba esta información hace unas semanas con los datos que ellos manejan: “En los centros estamos detectando que la vacunación sí funciona, los directores nos dicen que está habiendo menos casos. Y llevamos los mismos ritmos de vida de hace un mes; el único hecho diferencial ha sido la vacuna. Sí es cierto que hemos estado más atentos hasta que pasasen los 10 días de la segunda dosis, hemos pedido a las visitas ser aún más prudentes. Pero la rutina no ha cambiado. La percepción general es esa. Y que los brotes que vemos son más residuales y se dan en centros que estaban en rojo, ya con casos, con peligrosidad de que creciera el número”. En algunas residencias ya están comenzando a permitir salir a los usuarios, y visitas con precauciones, cuando se cumple ahora un año desde que se cerraron.