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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Todos los indicadores apuntan a una posible tercera ola de la pandemia y rebajan la euforia por la vacunación

“No podemos descartar una tercera ola. No podemos estar tranquilos con esta incidencia acumulada”, ha dicho este martes el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en referencia a los 255 casos de coronavirus por cada 100.000 habitantes que registra de media España. Un poco más tarde, el presidente Pedro Sánchez ha abundado en este tema: “La inmunidad colectiva no es un escenario cercano. Evitar una tercera ola durante estas fiestas es nuestra prioridad”, ha insistido desde el palacio de la Moncloa.

Los datos ofrecidos este martes por Sanidad, justo el día del comienzo de la vacunación masiva en España, no han presentado un escenario halagüeño. La incidencia acumulada se sitúa lejos de los 50 casos por 100.000 habitantes, un umbral considerado ya de riesgo según los criterios de la Unión Europea. Pero, además, el porcentaje de ocupación de las camas hospitalarias y de UCI ha aumentado dos puntos en cuatro días y la positividad de las pruebas diagnósticas se mantiene a un nivel que alerta a los epidemiólogos. “No hay ni una razón de peso para pensar que podemos descuidar las medidas de seguridad”, asegura Pilar Serrano, secretaria de la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP) y miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

La esperanza y la emoción que simbolizaron las primeras vacunaciones en residencias de mayores representa el principio del fin, “pero solo el principio”, como dijo el titular de Sanidad entonces y ha seguido repitiendo en los días posteriores. El temor es que parezca que ese fin está cerca, cuando aún quedan meses por delante, que se relajen demasiado las restricciones y la prudencia ciudadana y que nos adentremos después de Navidad en una tercera ola que comprometa los planes de vacunación.

“Hay una tendencia a ser demasiado optimistas y pensar que ya estamos seguros”, piensa Daniel López-Acuña, exdirector de Acción Sanitaria de la OMS. “Es muy bueno y hay que valorar el esfuerzo de todo el mundo, pero esto no es una carrera de 100 metros, es una maratón”, piensa, por lo que “hay que aguantar hasta el final y seguir manteniendo las medidas de protección y las restricciones”. Lo mismo cree Milagros García Barbero, exdirectora de Salud Pública de la OMS, que vaticina “una tendencia a relajarse pensando en que la vacunación ya está aquí”. Aunque eso es cierto, la ansiada inmunidad de rebaño aún no ha llegado, por eso “no se ve la luz al final del túnel, como mucho se ve el túnel”.

Por otro lado, como explicó el responsable de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, los datos actuales no ilustran de momento el impacto de Navidad y Nochebuena. “El escenario más probable es que la relajación en los encuentros navideños se manifieste en la segunda o tercera semana de enero”, vaticina el epidemiólogo López Acuña. Y el problema entonces no será la incidencia, según el experto, sino el aumento en la presión asistencial de la Atención Primaria y “que eso pueda afectar al programa de vacunación”. Y todavía están por llegar la Nochevieja, los Reyes Magos...

La positividad de las pruebas diagnósticas, que no debe superar el 5% según los criterios epidemiológicos, fue del 10,7% en la última revisión. En el periodo acumulado entre el 19 y el 25 de diciembre marcó un 8.8% Sin embargo, Extremadura, Murcia y la Comunitat Valenciana oscilan entre el 15% y el 19%, bastante por encima de la media. Por su parte, preocupa la presión asistencial de las UCI en Catalunya (con un 33,5% de ocupación) y en Baleares (el 29,4%). Les siguen de cerca Melilla, la Comunitat Valenciana y Madrid, muy lejos del 20% que los expertos han fijado como umbral de riesgo. De igual forma, aunque la incidencia media en 14 días sea de 255, Baleares se sitúa en 522 casos por cada 100.000 habitantes, Extremadura en 422 y Madrid en 349. Todas han ascendido entre el lunes y el martes.

La “casi inevitable” tercera ola

El aumento de casos y los indicadores han puesto en alerta a algunas comunidades autónomas como Baleares, Extremadura o Galicia, que han decidido restringir aún más sus medidas en el ecuador del periodo vacacional. “Estamos en la cumbre de la Navidad y seguimos sin hacer énfasis en lo que hay que hacer”, piensa Pilar Serrano, experta en Salud Pública madrileña y profesora en la Universidad Autónoma de Madrid. “Podrá no ser tan abrupta como las dos anteriores, pero la tercera ola es casi inevitable”, asegura.

Los tres indicadores clave para esta predicción son el aumento en la positividad, en la ocupación de camas hospitalarias y en la ocupación de UCI. “Esos tres elementos fueron diseñados para el control de la pandemia a nivel internacional, no solo en España”, se lamenta Serrano. “No me gusta ser agorera”, pero el discurso político, de la oposición y de los medios “se ha llenado de vacunas, nuevas variantes de la COVID-19 y de pruebas en los aeropuertos y hemos dejado de hablar de lo importante: que no tenemos controlada aún la situación”, opina. “¿Dónde están los rastreadores?”, se pregunta Milagros García Barbero. “No se puede informar solo de los avances de la vacuna cuando hay muchas cosas que se están dejando de hacer”, piensa.

“Quizá suene pesimista y catastrofista, pero se viene una tercera ola”, dice Daniel López Acuña sin dudarlo. “Tenemos muchos ingredientes que nos llevan a pensarlo: la mayor incidencia, la variación climática, que favorece los planes en interiores, y la relajación navideña forman el cóctel perfecto”, enumera. Acuña piensa que el único momento en el que se ha producido una inversión radical de la curva es cuando se han aplicado “medidas draconianas” como en Francia. Opina lo mismo la doctora García Barbero: “Se vio el impacto solo cuando se adelantó el toque queda a las seis de la tarde y se confinó a varias ciudades”, explica la exdirectiva de la OMS, para quien “todo ocurre desde las seis de la tarde hasta las doce de la noche”, así que, “o pones un toque de queda de verdad o no lo pones”.

Todos los expertos aplauden que, aunque tarde, algunas comunidades autónomas estén reaccionando antes de dos fechas especiales y algo preocupantes para los epidemiólogos: Nochevieja y el día de Reyes. “Nadie se va a morir porque no vaya a una fiesta de Nochevieja durante un año”, cree García Barbero. “No pasa nada por no reunirnos estas fiestas, ya nos reunimos dentro de unos meses. Al contrario, igual lo tenemos más difícil”, advierte. Pilar Serrano comparte que estas reuniones “son un peligro” pero que “también hacen falta”, por eso recomienda “no bajar la guardia y seguir a rajatabla las medidas de seguridad”.

Euforia por la vacuna, pero con cautela

“No podemos bajar la guardia. Las medidas de protección deben ser reforzadas porque la autoprotección es necesaria durante la fase de vacunación”, ha incidido este martes Pedro Sánchez. El proceso de inmunización, arduo, complejo y sujeto a muchísimas variables, consta de momento de tres horizontes temporales: el primero, dentro de tres meses, cuando se espera haber llegado a 2,3 millones personas; el segundo, en mayo, cuando se quiere alcanzar a 10; y por último, a finales de verano, en el que 30 o 35 millones de españoles podrían estar ya vacunados en nuestro país.

Todo ello es cambiante y, en cualquier caso, compatible con las medidas de seguridad que ahora mismo están en vigor. “Lo más difícil de hacer entender es que al mismo tiempo seguimos librando una batalla”, explica Daniel López Acuña. “Para alcanzar la inmunidad deseada, hay que vacunar a cinco millones de españoles al mes, son cifras altas por las que no nos podemos dormir en los laureles”, abunda. Además, el suero requiere dos dosis y tarda 30 días en proteger e inmunizar al que se lo inyecta, pero mientras tanto “el resto de la población está totalmente sujeta a la transmisión y al contagio”, avisa el epidemiólogo.

“Tenemos el horizonte del verano de 2021, pero hay expertos que alertan de que se seguirán registrando contagios en la próxima Navidad”, dice García Barbero. “Y ni siquiera eso es una cifra fija, tenemos que ver cómo se comporta el virus y no olvidarnos de que la meta es la vacunación universal”, comparte López Acuña.

“Madrid parte de una situación más privilegiada que otras comunidades porque hay un 15-16% de la población con anticuerpos, pero no tenemos aún esa inmunidad de rebaño”, alerta Pilar Serrano. Para ella, es imprescindible garantizar la “sostenibilidad en toda la cadena de distribución de la vacuna y que el sistema responda sin colapsarse”. La experta en Salud Pública pide no dejarse llevar por el sentimiento pendular que ha marcado toda la pandemia: “Las últimas noticias hacen que nos sintamos esperanzados y optimistas, pero debemos tener cuidado con esa falsa seguridad: algunas veces nos hacen pensar que las cosas van mal cuando no están tan mal, como ha ocurrido con el alarmismo hacia la nueva cepa; pero también que las cosas van bien cuando no van tan bien, como ahora”, concluye.