Inditex, la matriz de marcas de moda como Zara, Bershka o Stradivarius, es el grupo textil que más fibras sintéticas derivadas de combustibles fósiles utiliza, según la última investigación de la Changing Markets Foundation. En el ránking no aparecen grandes grupos como Primark, H&M y Uniqlo porque no han facilitado los volúmenes de estas fibras que aplican en su producción de ropa.
Los datos aportados por el grupo para este trabajo indican que en 2023 usaron 212.000 toneladas de fibras sintéticas, lo que es un 20% más que lo registrado en el anterior informe de Changing Markets de 2022 (con cifras de 2021). Esta cantidad la sitúa por delante de otros competidores como PVH –Tommy Hilfiger– con 36.000; C&A con 25.000, Mango (22.000) o Asda con 15.000.
Esta evaluación se basa en las respuestas de las propias marcas, obtenidas mediante la consulta a 50 corporaciones internacionales de moda, que abarcan la moda rápida, el deporte, el lujo y las marcas propias de los supermercados. El trabajo admite que contestaron 23 grupos empresariales: “El secreto de las corporaciones sobre el uso de tejidos sintéticos ha crecido”, concluye la Fundación.
Ese “secreto” ha hecho que Adidas, Bonprix, Burberry, H&M Group, Primark y Uniqlo no hayan compartido el volumen de fibras sintéticas que han gastado.
Fuentes de la compañía gallega aseguran a elDiario.es que el verdadero incremento se produjo en el año 2022 y que ha habido un leve descenso desde entonces. Inditex contrapone además que tienen en marcha un Plan de Fibras que incluye su “compromiso con fibras de menor impacto ambiental”: “En 2030, el 25% de las fibras textiles incorporadas a nuestros productos serán de nueva generación; es decir, fibras que no existen a escala industrial y que estamos ayudando a desarrollar. En el corto plazo, todo el poliéster que utilicemos desde 2025 procederá fuentes preferentes como son las recicladas o innovadoras”.
Porcentaje por total de fibras
El grupo chino Shein no ofreció el total de estas fibras que está utilizando en su rueda de temporadas aceleradas, aunque sí ha admitido que estos plásticos, como el poliéster, representan el 81% de todas las fibras de sus productos. Eso hace que, teniendo en cuenta “su gran producción de tejido procedente de combustibles fósiles”, el grupo asiático “muy probablemente” sea el que utilice más fibras sintéticas.
En este sentido, las más de 200.000 toneladas de Inditex suponen el 38% de su total de fibras –una proporción más o menos estable en los últimos años– a lo que la corporación añade que “el uso de fibras sintéticas recicladas ha crecido significativamente, pasando del 1% en 2019 al 40% en 2023”. En cuanto a porcentaje, están por delante del grupo español marcas como Boohoo con un 68%, Lululemon con el 67% o Aldi con un 57%.
Inditex ha contestado que “está comprometida con la reducción de aquellas fibras sintéticas que no tienen una determinada funcionalidad
Inditex ha contestado que “está comprometida con la reducción de aquellas fibras sintéticas que no tienen una determinada funcionalidad”, aunque especifica que hay determinados usos en los que son todavía relevantes: “Por ejemplo, las fibras sintéticas tienen cualidades importantes en determinadas prendas, como las chaquetas o las prendas de exterior de alta durabilidad”.
“Las cifras que los grupos han compartido con la fundación revelan que ha crecido su dependencia de estas fibras derivada de la fast fashion” (la moda de usar y tirar), puede leerse en las conclusiones. Esto se traduce en que las grandes marcas están utilizando aún más cantidad de las contaminantes fibras sintéticas.
¿Por qué es malo? El sector textil está reconocido como una de las industrias más lesivas con el medio ambiente. Por un lado es la segunda máxima consumidora de agua y por otro, su producción emite más CO2 a las atmósfera que la propia aviación comercial, según informa la ONU. El 35% de los microplásticos que llegan a los mares están originados en las fibras textiles sintéticas, según explica la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Las cifras del impacto verde vienen de la mano de la explosión que ha experimentado el sector de la ropa en el mundo en las últimas décadas. El modelo de la fast fashion, por el que se renuevan las colecciones de manera acelerada cada año, ha resultado en que, de media, cada persona compre un 60% más de ropa que hace dos décadas y cada prenda dure la mitad de tiempo, resalta el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas. Unos 100.000 millones de prendas nuevas se producen cada año.
La industria está doblando su apuesta por la moda rápida lo que inunda el mercado con productos desechables. Están tomando prestadas las tácticas que utilizaron anteriormente las industrias de los combustibles fósiles para distraer la atención y retrasar un progreso
Un tercio de las prendas adquiridas en Europa no se han utilizado ni un año antes de descartarse y un consumidor promedio en EEUU adquiere aproximadamente ocho pares de zapatos y 68 prendas de ropa cada año, dando a cada una un tiempo de vida máximo de tres meses, informa el Ministerio de Transición Ecológica.
El poliéster, en el núcleo de la explosión del sector
La combinación de un consumo creciente y un descenso en la duración de las prendas ha resultado en ese boom de la producción de prendas, y por tanto de fibras para confeccionarlas. Y en el núcleo de esa revolución es donde se han disparado los textiles que se fabrican a base de plástico (o lo que es lo mismo, que exigen petróleo).
El poliéster supone el 65% de todos los textiles utilizados en el sector. “La producción [de la fibras para la moda] se ha más que doblado en los últimos 20 años, cuando la población ha crecido un 25%”, ejemplifica esta investigación sobre la cadena de valor del poliéster.
“Solo la producción de esta fibra (la más extendida) supuso la liberación a la atmósfera de 125 millones de toneladas de CO2 en 2022”, revela el informe de Changing Markets Foundation al aplicar el calculador de emisiones de la Agencia Estadounidense del Medio Ambiente. “Aproximadamente dos tercios de las emisiones totales de este sector proviene de la fabricación de sus fibras”, concluía una evaluación de la consultora McKinsey.
“La industria está doblando su apuesta por la moda rápida, lo que inunda el mercado con productos desechables”, explica la directora de la campaña de Changing Markets, Urska Trunk. Estas compañías “están tomando prestadas las tácticas que utilizaron anteriormente las industrias de los combustibles fósiles [como pedir que haya más investigación sobre la contaminación plástica derivada de la ropa antes de aprobar regulaciones] para distraer la atención y retrasar un progreso real hacia la eliminación de estos productos”, remata Trunk.