El Instituto de Educación Secundaria Arquitecto Ventura Rodríguez, de Boadilla del Monte (Madrid), aplicó el pasado mes de febrero el conocido como pin parental a una charla sobre diversidad y contra la LGTBIfobia en 2º de la ESO. La actividad, como explicaba el mismo centro en la carta que remitió a las familias, era obligatoria, pero el instituto la convirtió en voluntaria, siguiendo los postulados que pretendía implantar Vox en Murcia –allí empezó la polémica con el veto parental– pero que no llegaron a aplicarse estrictamente en ningún lugar.
“Les recordamos que estos contenidos son curriculares y que, en la actual legislación, aparece la obligación de trabajarlos en el ámbito educativo. No obstante, en caso de que no quieran que sus hijos participen en esta actividad, podéis [sic] comunicárselo al tutor”, reza la carta que envió la dirección del centro. A raíz de esta dispensa, la mitad de las familias de la clase decidieron que sus hijos se saltaran la actividad, según cuenta la madre de una estudiante que sí participó.
La Comunidad de Madrid, que llegó a coquetear con la idea de aplicar el 'pin parental' en la región cuando en la anterior legislatura negoció los presupuestos con Vox, explica que desconocía el asunto y le ha recordado al centro que no lo puede aplicar. Preguntada la Consejería de Educación, informa de que “tras realizar las pertinentes investigaciones, el servicio de Inspección Educativa de la Comunidad de Madrid le ha indicado al centro educativo que [las actividades] son curriculares y, por tanto, obligatorias para todo el alumnado”.
La dirección del centro, situado en el segundo municipio con más renta per capita de la Comunidad de Madrid, ha explicado a este diario que la decisión fue tomada de forma autónoma por parte del servicio de orientación del instituto, al que se remitió. Este diario ha tratado de contactar con la responsable del departamento, pero no ha obtenido respuesta.
Diversidad y prevención del acoso LGTBI
La charla, a cargo del colectivo Cogam, incluía estos contenidos: atención y aprecio a la diversidad, diversidad sexogenérica, orientación afectivo-sexual, diversidad familiar, igualdad de género y prevención del acoso LGTBfóbico, según explica el centro en la carta que envió a los padres.
Una familia del centro, que prefiere permanecer en el anonimato, explica que la charla tuvo lugar durante las horas de jornada escolar normal y que buena parte de 2º de la ESO (13-14 años) se la saltó con ese permiso familiar.
Ronny de la Cruz, presidente de Cogam, se muestra sorprendido por la situación. Explica que no era la primera vez que acudían a ese centro, pero sí la primera vez que sucede esto. Aunque, comenta, ya la preparación de la actividad fue diferente: mientras otros años la charla se dio a “varios cursos durante varios días”, esta vez fue un solo curso un solo día.
La realidad detrás de este tipo de charlas que trata de esquivar el pin parental es que son contenidos contemplados en las leyes autonómicas aprobadas en varias comunidades autónomas y su objetivo es educar en diversidad. Las materias están adaptadas a cada edad y la temática se trabaja a través de diferentes recursos, actividades, películas, cuentos... “Estas charlas pueden cambiar la vida de los alumnos”, contaban los profesionales que las imparten en este reportaje. Todos los materiales didácticos desarrollados para este fin inciden en que uno de los objetivos debe ser atender a las necesidades que pueden estar dándose en el aula y prevenir el acoso LGTBIfóbico contra esos niños o niñas. De hecho, según un reciente estudio del Consejo de Europa, el 60% de los estudiantes madrileños aseguran haber presenciado acoso homófobo o tránsfobo en clase.
Las actividades complementarias que se realizan en los institutos durante el curso las aprueba el Consejo Escolar, donde están representadas las familias, antes de que empiece el mismo. En la Comunidad de Madrid, tras una negociación entre el PP y Vox, la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, accedió a que madres y padres fueran informados preventivamente sobre qué se va a hacer y con quién, pero no se llegó a hablar de vetos. El director de un centro madrileño explica que ausentarse de ellas –son curriculares y por tanto obligatorias– “debe estar sometido al mismo criterio de justificación de faltas y ausencias que en cualquier otra actividad”.
El veto parental es un elemento que se inventó Vox, que lo trató de incluir por ley en Murcia cuando negoció su entrada en el Gobierno y que aparecía en el documento de acuerdo de presupuestos que firmó el partido ultra en Andalucía con el PP en 2020. El objetivo del mismo es articular un mecanismo por el que las familias puedan vetar “contenidos ideológicos” en las escuelas de sus hijos. El partido de Santiago Abascal pensaba específicamente en las charlas contra la homofobia, la bifobia o la transfobia cuando trató de instaurarlo. El Ministerio de Educación amenazó con llevar la propuesta a los tribunales y la Junta de Andalucía tumbó esa parte porque, argumentó, contravenía la ley.