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EXCLUSIVA

La investigación interna señala que el fundador de Ecologistas en Acción ejerció acoso sexual y laboral durante años

Santiago Martín Barajas.

Ana Requena Aguilar

7 de enero de 2025 21:49 h

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Santiago Martín Barajas, uno de los fundadores de Ecologistas en Acción y su primer coordinador general, ejerció acoso sexual laboral y acoso laboral durante años dentro de la organización. Lo concluye el informe preliminar elaborado por una comisión de nueve personas –siete de Ecologistas y dos expertas independientes– al que ha tenido acceso elDiario.es y que se puso en marcha después de que este periódico revelara que un juzgado investiga una denuncia de agresión sexual contra Barajas. La investigación ha aflorado también el contexto de estas conductas, “un clima de relaciones de poder que evidencian formas y patrones estructurales de actuación patriarcales, que si bien fueron identificados y señalados por personas con responsabilidades en la organización, no se llegaron a censurar y a detener”.

Aunque la denuncia penal por agresión sexual la interpuso una mujer sin relación laboral con Ecologistas en Acción, pero sí vinculada al ecologismo, su acusación incluyó los testimonios de otras dos mujeres: una de ellas era trabajadora de la organización y relataba episodios de acoso y abuso de distinta intensidad durante años. Será cuando termine el proceso penal -del que la trabajadora puede constituirse en parte- cuando, independientemente de su resultado, se complete este informe y se cierre el documento final. La existencia del procedimiento judicial, que se dirime en un juzgado, explica el informe, no impide a la organización investigar y tomar las medidas oportunas.

La investigación interna ha recopilado testimonios y documentos que “apuntan a la existencia prolongada a lo largo de dos décadas de comportamientos que podrían considerarse como de acoso sexual laboral y de acoso laboral por parte de la persona señalada”, es decir, Martín Barajas. La Comisión ha identificado, remarcan, “situaciones de gravedad” que combinan conductas propias del acoso sexual laboral y del acoso laboral “contra una víctima”. Las conclusiones se basan, no solo en el testimonio de la víctima, sino también en “testigos directas” y “otros indicios” que dan solidez al relato.

En concreto, el texto habla de una dinámica de acoso sexual laboral “habitual y reiterado” durante años a través de “chantaje sexual, contactos físicos sexuales no consentidos, llamadas constantes del supuesto agresor, llegando a sucederse dos situaciones de agresión sexual (en 2002 y 2003)”. La investigación recuerda que las normas, la jurisprudencia y las investigaciones internacionales consideran violencia sexual los besos no consentidos, los tocamientos con contenido sexual no consentidos, la presión para mantener relaciones sexuales o la amenaza de represalias laborales si no se cede, el chantaje sexual, o el acoso reiterado en línea o telefónico. La Comisión ha comprobado que existen indicios que confirman que en este caso hubo conductas de acoso sexual laboral leve, grave y muy grave.

La investigación afirma que los tocamientos no consentidos y las llamadas de control se mantuvieron hasta el año 2020 aproximadamente. Ese año, la víctima se mudó y, paralelamente, varios miembros de la organización se presentaron con una lista alternativa a la Secretaria Confederal de Ecologistas en Acción. “Es a partir de este hecho cuando la persona señalada dejó de acosar sexualmente [... ] pero comenzó a ejercer otros comportamientos contra ella que podrían considerarse de acoso laboral a través de otras acciones de difamación y desprestigio profesional”, dicen. Esas acciones consistían, por ejemplo, en difundir falsedades sobre el desempeño profesional de la mujer o hacer llamadas a otros miembros de la organización “para hablar mal de las personas de la lista alternativa”.

Contactado por elDiario.es, Santiago Martín Barajas insiste en que se trata de un montaje y que la filtración de este documento lo confirma. Martín Barajas asegura que estudia emprender acciones legales contra personas “que dicen falsos testimonios y que están identificadas ahí” y “contra la filtración del informe”. Sin embargo, el informe no identifica a nadie con nombres y apellidos, sino con números para, precisamente, proteger su anonimato. El activista asegura que ya ha respondido al informe con un amplio escrito.

Fuentes de Ecologistas en Acción lamentan la filtración del informe. “Se trata de un informe preliminar (por tanto, no definitivo) que se ha realizado en estrictos términos de confidencialidad, bajo los principios de presunción de inocencia, de garantía de los derechos laborales, de protección social de las víctimas y del derecho a la intimidad y la dignidad de las personas implicadas”, destacan. Este informe, prosiguen, pretende “dar el marco, previo al esclarecimiento judicial del proceso en marcha, para abordar desde ya medidas que se consideren necesarias de prevención y de reparación a las víctimas, dentro de un proceso que necesita sus tiempos, que necesitan ser informadas y acordadas, más en una organización horizontal como la nuestra”. 

Tirón de orejas a la organización

El documento de la Comisión Antiacoso da un tirón de orejas a Ecologistas en Acción. La falta de “instrumentos efectivos para la prevención, identificación y actuación frente al acoso sexual laboral en la organización” ha propiciado “un patrón de naturalización del acoso sexual laboral y acoso laboral”. “A partir de los testimonios y pruebas en posesión de la Comisión, se ha observado una tendencia a la normalización y falta de atención o posible minusvaloración en torno a lo sucedido”, subraya la investigación. Por ejemplo, la víctima relató lo sufrido a dos personas “que no supieron cómo actuar” mientras que a otras les pidió que no comentaran lo sucedido por miedo a lo que pudiera pasar, “lo que refleja las dificultades en la organización para abordar el acoso sexual laboral”.

“En este sentido llama la atención a esta Comisión que estas conductas fueran silenciadas por algunos testigos directos de lo sucedido”, prosiguen. Uno de esos testigos -al que la trabajadora acudió en busca de ayuda para que Santiago Martín Barajas cesara en sus conductas- negó ante la Comisión que tuviera conocimiento de alguna situación de acoso de algún tipo dentro de la organización. Sin embargo, la víctima y otros dos testigos confirman que sí estaba al tanto de lo que sucedía con Barajas.

Los testimonios de hasta cuatro personas recogidos en la investigación revelan que tenían conocimiento del comportamiento del histórico ecologista con la víctima, pero que “no supieron actuar con la diligencia que un caso de estas características implica, generando una minimización no intencionada del impacto que el acoso sexual laboral estaba teniendo en la víctima, en otras mujeres de la organización y en la propia organización”. Una de esas personas reconocía comportamientos “que en el pasado no se identificaban como acoso sexual”, mientras que otra admite “que como organización no se ha sido capaz de oír y ver lo que estaba pasando”.

Una de las personas entrevistadas sí lo puso en conocimiento de un órgano en 2022, pero la organización no tomó ninguna medida al respecto. “Esta inacción no sólo siguió perpetuando la impunidad del presunto agresor, sino que expuso [a esa persona] públicamente”. Entre algunas de las consecuencias de la “inacción institucional u organizacional”, apunta el informe, están las “emociones de impotencia y desesperanza” de las víctimas directas e indirectas pero también de miembros de la organización, que llevan a “un silenciamiento por parte de las propias afectadas, que perciben cómo la búsqueda de soluciones y justicia son ignoradas, lo que puede derivar en ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental” que describen varias de ellas.

La investigación

La investigación concluye con un apartado de propuestas para prevenir el acoso sexual, así como de medidas cautelares y de reparación. Entre estas últimas, que el Grupo de Ecologistas en Acción de Madrid, al que pertenece Santiago Martín Barajas, continúe con su suspensión. “La Comisión ha constatado que lo prolongado de la situación de abuso de poder y acoso sexual que indiciariamente ha aflorado en este proceso ha evidenciado daños en la víctima principal que la organización debe reconocer y acompañar”, dicen. Por ello, recomiendan ofrecer acompañamiento integral a la víctima y elaborar una propuesta de reparación social y perdón por el daño causado, que se presentará junto al informe definitivo.

En su lista de medidas de prevención, la Comisión solicita revisar el protocolo contra el acoso vigente en la organización, así como otros documentos complementarios, poner en marcha medidas de sensibilización y formación para todas las personas involucradas laboralmente o mediante activismo, y adoptar una declaración de principios.

Ecologistas en Acción puso en marcha su comité antiacoso después de conocer la denuncia por agresión sexual de una mujer contra Santiago Martín Barajas, uno de sus fundadores y figura prominente en la organización, publicada por elDiario.es, que recopiló el testimonio de tres mujeres —entre ellas la denunciante, ajena a Ecologistas—, y accedió a documentación relevante, incluyendo la denuncia formal, un parte médico y citaciones que el juzgado había enviado ya a varias personas como parte de la investigación.

El comité antiacoso formó la Comisión de Investigación, que se ha reunido diez veces en las últimas semanas y se ha encargado de revisar documentación y normas internas, y de entrevistar a al menos 13 personas. También han mantenido conversaciones informales con personas con las que tuvieron encuentros casuales o que se pusieron en contacto con ellas y de las que extrajeron información que han incluido en su informe “cuando se ha considerado que es relevante y se ha podido verificar”. Entre las entrevistas está la de Santiago Martín Barajas. El informe subraya que el análisis detallado de los testimonios -“coherentes, consistentes y creíbles”- presenta “un relato uniforme y no contradictorio” que está respaldado, además, por otras observaciones.

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