Israel continuó hoy deteniendo a sospechosos de haber instigado, provocado o intentado provocar fuegos intencionadamente, pero las autoridades evitaron referirse a la oleada de incendios como “terrorismo”, como hizo el fin de semana el primer ministro, Benjamín Netanyahu.
Según informó a Efe el portavoz policial Micky Rosenfeld, en estos momentos “hay 24 personas arrestadas, ninguna de ellas judía, que están directa o indirectamente relacionadas con los fuegos que han sido provocados deliberadamente”.
Además, esta mañana se detuvo a otras dos personas en la zona de Jerusalén, cuando trataban de prender fuego en varias áreas cerca de Atarot, en el noreste de la ciudad.
“Intentaron prender fuego con madera y neumáticos y, tras una corta persecución, fueron arrestados”, señala un comunicado policial, que agrega que los sospechosos “tienen 16 años, están siendo interrogados y serán transferidos a un tribunal”.
Sobre los detenidos en relación a incendios que se ha demostrado que fueron intencionados, Rosenfeld señaló que “las investigaciones continúan a distinto ritmo porque están en diversas partes de Israel”.
El portavoz policial evitó clasificar los incendios provocados como actos de terrorismo.
“El que sean actos terroristas será determinado por el Ministerio de Interior cuando terminen las investigaciones, aunque sí que podemos decir que hay fuegos intencionados”, señaló.
Tras intensificarse el pasado fin de semana la oleada de incendios y multiplicarse sus focos, Netanyahu afirmó que muchos fueron provocados y que Israel afrontaba “una ola de terrorismo incendiario”.
Si se confirmase esta afirmación, obligaría al estado a afrontar el pago de miles de millones de dólares para compensar a los propietarios que han perdido sus hogares, vehículos y otros bienes.
La Autoridad de Bomberos rechazó, sin embargo, esa posición, informó hoy el diario Haaretz, que precisa que fuentes oficiales estiman que del total de 1.773 fuegos, 25 fueron originados.
Según ese rotativo, de los 27 arrestados (varios de ellos ya liberados), 13 son palestinos de Cisjordania y otros 16 árabes con nacionalidad israelí, entre ellos seis menores.
La mayoría de afectados por los incendios se encuentran alrededor de Jerusalén y en la ciudad de Haifa, varios de cuyos barrios fueron devorados por las llamas.
La multiplicidad y gravedad de los incendios obligó la pasada semana a Israel a pedir ayuda a varios países de la región, entre ellos Turquía, Croacia, Rusia, Italia, Chipre y Grecia, que enviaron aviones para participar en las labores de extinción.