El jefe de investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha lleva cinco años ejerciendo sin tener la habilitación legal
Antonio Alfaro, director del área de Investigación y Departamentos de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), lleva desde principios de 2019 en este puesto de responsabilidad sin cumplir los requisitos mínimos que marca la propia institución. Fue el anterior rector, Miguel Ángel Collado, el que designó al entonces docente y responsable de gabinete del vicerrector de Investigación como director de área sin tener el rango o pertenecer a la escala funcionarial pertinente.
No es la única (supuesta) irregularidad que afecta a Alfaro, que fue jefe de gabinete de un vicerrector en 2012 y tampoco estaba cualificado para ese puesto. Hay más: el funcionario es director del área de Investigación a la vez que da clases en la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades del campus de Cuenca sin tener autorizada por la universidad la compatibilidad que demanda la ley.
Alfaro ha declinado hablar con este periódico aludiendo a la protección de datos (los suyos) y la UCLM ha recurrido a un argumento similar para tampoco explicar si es conocedora de la situación o piensa investigarla.
Un A2... desde este año
Para acceder a cualquier puesto de dirección de área en la UCLM hay que pertenecer al grupo funcionarial de más nivel, el A1, y a la escala —la especialización dentro del cuerpo funcionarial— administrativa, según consta en la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) de la universidad. La RPT es un documento que detalla los puestos laborales de una administración, con sus requisitos de acceso, competencias requeridas y otra información básica.
Alfaro no pertenece al grupo funcionarial exigido en la RPT y solo ha conseguido alcanzar el A2 de la escala administrativa —un escalón menos— este año tras superar una promoción interna, según consta en esta resolución del Diario Oficial de Castilla-La Mancha (en esta otra se puede comprobar que el nivel máximo de las plazas de promoción interna horizontal, a la que se presentó Alfaro, es un A2).
Además, en el tribunal que lo consideró apto para promocionar al A2 administrativo participaba como secretaria una subordinada directa del aspirante en el área de Investigación que él dirige. Leonor Prieto García aparece en la web de la UCLM como directora de la Unidad de Gestión de la Investigación, justo debajo de Alfaro.
Julián Garde, vicerrector de Investigación en el momento en que Alfaro accedió a la dirección de esta área, ganó las elecciones al rectorado a finales de 2020 y ratificó el puesto de Alfaro. Un día después de la confirmación del nombramiento, uno de los sindicatos de la UCLM se dirigió a Gerencia y puso al rector en copia en un mail que exigía que “las personas que participen en los procesos selectivos deben cumplir los requisitos especificados en la RPT”. Fuentes de este sindicato afirman que le recuerdan a la gerente “cada dos por tres” que Alfaro no está cualificado para su puesto y que el rector es consciente de ello.
Antonio Alfaro ha rechazado responder a las preguntas de elDiario.es al considerarlo información protegida por la Ley de Protección de Datos. La Universidad de Castilla-La Mancha tampoco ha respondido a este periódico por entender que se trata de “información concreta sobre sus empleados públicos” que, con carácter general, la institución no facilita para “preservar su privacidad y datos de carácter personal” a pesar de que casi toda la información provenga de fuentes accesibles al público.
Grupos y escalas
Antonio Alfaro comenzó a trabajar en la Universidad de Castilla-La Mancha en los años 90 como funcionario del grupo C1 de la escala de laboratorio. La primera (siempre supuesta) irregularidad ocurre en enero de 2012, cuando se convirtió en jefe de gabinete del Vicerrectorado de Investigación y Política Científica, que ocupaba Julián Garde entonces y hasta su nombramiento como rector, puesto en el que permanece hoy y que aspira a reeditar en las próximas elecciones de la universidad.
Cuando Garde le designó jefe de gabinete, Alfaro no cumplía uno de los requisitos exigidos por la RPT de la universidad: la UCLM obliga que este puesto lo desempeñe alguien de la escala administrativa y él pertenecía a la de laboratorio. No fue hasta casi cuatro años después, en 2015, cuando Alfaro obtuvo el rango C1 dentro de la escala de administración.
En abril de 2019, Alfaro es nombrado director del área de Investigación de la UCLM. Para entonces había aprobado una oposición para llegar al grupo A2 de la escala de laboratorio, pero no era suficiente. Ni tenía el nivel ni estaba en la escala adecuada. El grupo mínimo para acceder a ese cargo es A1 y la escala, la administrativa, según establece la RPT. A pesar de ser un cargo de libre designación, la universidad ha descartado y descarta habitualmente candidaturas por no cumplir esos mínimos exigidos, según consta en otras convocatorias de la UCLM.
Alfaro ha seguido aprobando oposiciones y, en 2023, se acogió a una convocatoria que por promoción interna horizontal le dio este año el rango A2 de la escala administrativa. Uno de los sindicatos de la UCLM ha recurrido la admisión de Alfaro en este proceso al entender que existe otra irregularidad: según esta organización, el jefe de investigación no cumple con el requisito de tener dos años activos como A2 de laboratorio.
Fuentes sindicales explican que Alfaro “no pisó” el laboratorio desde que se convirtió en responsable de gabinete de Garde y, por lo tanto, no tendría la antigüedad exigida en el ejercicio. La defensa de la universidad en este procedimiento judicial pendiente de fallo aduce que la intención del sindicato denunciante es perjudicar al funcionario.
Compatibilidades
Además de sus responsabilidades administrativas o en el laboratorio, Alfaro lleva impartiendo clases en el grado de Educación Social de la UCLM desde 2014, según su perfil académico. Puede ser normal que un profesor asociado tenga otras responsabilidades más allá de la docencia, pero la jornada laboral como director del área de Investigación de Alfaro está expuesta en la relación de puestos de trabajo de la institución como E1. Esto es, le exige “39,5 horas y dedicación [completa]”.
La Ley de Incompatibilidades del sector público prohíbe con carácter general que una misma persona desempeñe dos puestos con cargo al erario público, pero también permite excepciones para el profesorado asociado de las universidades. Sin embargo, debe ser la misma institución la que permita mantener dos puestos. Alfaro consiguió que la Gerencia expidiera una autorización de compatibilidad en 2020, pero ese documento disponible en el Portal de Transparencia de la entidad no habla de su cargo como director de área, sino de su trabajo como técnico de laboratorio, que ya no ejerce.
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