En los archivos de la Compañía de Jesús aparecen 65 religiosos acusados de abusos entre 1927 y la actualidad, según los resultados del informe que han presentado este jueves, en el que se detalla que 17 de los jesuitas señalados como responsables de un centenar de hechos siguen vivos. Cuatro de ellos ya no forman parte de la orden, mientras que los otros 13 están apartados de sus funciones mientras se les juzga, o cumpliendo sanciones. La Compañía no ha querido hacer público sus nombres, porque la intención, según justificó José María Rodríguez Olaizola, su secretario de Comunicación, no es “hacer una caza de brujas, sino contribuir a la verdad”.
Una verdad que señala, tras bucear en los archivos de la compañía de Jesús en España, más de un centenar de víctimas de abusos (sexuales y de autoridad), de las cuales 81 eran menores. También hallaron denuncias de 37 mayores de edad. El informe recoge que desde el año 2000 se han identificado 37 casos de abusos, la mayor parte en centros educativos, y seis de ellos con víctimas menores. También detalla las fechas en que se cometieron esos abusos, las fechas en que se denunciaron y las medidas adoptadas, aunque no se dan los nombres de los abusadores.
“Sentimos dolor, vergüenza, pesar. Por la herida a tantas personas, por la desconfianza generada, por hacerlo en un ámbito religioso, que debería ser espacio de protección”, asumía el provincial de la Compañía de Jesús, Antonio España, durante la comparecencia, en la que también se anunció la creación de un servicio de entorno seguro para todos los centros de los jesuitas en el país.
Abiertos a indemnizar a las víctimas
“Queremos aprender a pedir perdón a las víctimas y la sociedad, por los abusos, por la cultura del silencio, por no afrontar directa y limpiamente los hechos. Queremos tener presente a las personas que sufren esta herida y tratar de no redoblar su dolor”, defendió el jesuita. “Queremos potenciar una cultura de buen trato, para que esto no vuelva a ocurrir”.
Y señaló el informe como parte de un proceso en el que se ha escuchado a las víctimas, y donde se ha abierto la puerta –como ya hicieran los maristas de Catalunya– a las indemnizaciones en aquellos casos donde hayan quedado demostrados los abusos.
De hecho, se está trabajando en un protocolo de reparación de acuerdo con el marco legal de nuestro país. “En ningún caso entendemos que una compensación borre el sufrimiento, pero sí queremos dar una respuesta allá donde sea posible”, añade el informe. La Compañía de Jesús ha decidido tratar las reparaciones caso a caso y su objetivo es la compensación moral y la ayuda a la sanación y tratamiento en los casos en que sea necesario, según han explicado.
Olaizola ha explicado que los casos registrados en el informe “comprenden un abanico muy amplio de conductas, desde abusos verbales a conductas impropias, tocamientos y en algunos casos relaciones sexuales, sin entrar a establecer tipologías”. En el 80% de los casos consta una única denuncia. En algunos casos las denuncias han dado lugar a juicios civiles, procesos canónicos o medidas disciplinarias internas. En 17 de los casos registrados, el conocimiento o denuncia de los abusos llegó a la Compañía de Jesús cuando el jesuita ya había fallecido o había abandonado la orden religiosa.
Agradecimiento a los supervivientes
En lo que se refiere a abusos sobre personas adultas, 31 jesuitas fueron acusados por este tipo de abusos, de los cuales en cuatro casos (12%) habría más de una víctima, y en 27 (88%) consta una acusación. Además se han recogido 19 rumores sobre los que no ha sido posible encontrar información concreta que permita materializar una denuncia. Por otro lado, 15 jesuitas fueron acusados y exculpados.
“No fuimos nosotros quienes sacamos estos casos, fueron las personas abusadas las que nos confrontaron con este mal y debemos agradecerles su valentía al dar este paso”, ha reconocido el Delegado de Educación de los Jesuitas, Antonio Allende. “La respuesta que queremos darles con esta comparecencia es que creemos en lo que dicen. No queremos poner el foco en la defensa de la institución, sino en la reparación, verdad y justicia para las víctimas”, ha subrayado.
El la misma línea se manifestó la responsable de entorno seguro de la Compañía, Susana Pradera, al presentar el informe interno de la orden. Dio las gracias “a todas las personas que han sufrido abusos y han dado el paso valiente de denunciar, buscar la verdad y la justicia”. “Si ellos y ellas han dado ese paso valiente, nosotros también debemos hacerlo”, recalcó.
Ninguno de los responsables de la comunicación de estos datos dio más explicaciones de por qué no se identifica a los religiosos sancionados o investigados, aunque sí se hizo autocrítica de el acercamiento que la orden ha tenido a este tema durante mucho tiempo. “Es fundamental acercarse a este dolor para cambiar una realidad que no se ha querido ver durante mucho tiempo”, ha reconocido Pradera. “Estamos aprendiendo a dar respuesta a estas personas, siendo ahora conscientes de cómo una intervención insuficiente, bien desde la ignorancia o la incomprensión, a veces por miedo, ha podido revictimizarles y hacerles padecer más dolor aún a las víctimas”, ha admitido.
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