Si usted ha mirado alguna vez a una jirafa a los ojos quizá haya pensado que son un poco bobaliconas. Pero es posible que esa impresión sea fruto de sus prejuicios, según las conclusiones de un estudio que se publica este jueves en la revista Scientific Reports. En el trabajo, basado en una serie de experimentos con las cuatro jirafas del zoo de Barcelona, los investigadores demuestran que estos animales son capaces de hacer cálculos estadísticos básicos y tienen habilidades más sofisticadas de lo que se creía hasta ahora.
Para poner a prueba su capacidad, el equipo de Federica Amici realizó una serie de pruebas en las que a las dos jirafas macho y dos hembras del zoo se les daba a elegir comida dentro de un puño cerrado. En cada una de las pruebas la comida era extraída previamente de dos recipientes transparentes en los que había diferentes proporciones de palitos de zanahoria o calabacín.
“La jirafa tiene una predilección muy clara por la zanahoria”, explica Álvaro Caicoya, psicólogo de la Universidad de Barcelona (UB) que realizó los experimentos. “La jirafa no sabe qué elemento hay en el puño, pero sí sabe de qué cubo ha salido cada mano. Es decir, no elige qué trozo quiere, sino de qué cubo quiere que salga su trozo”.
Calabacín o zanahoria
Para entender la dinámica de la prueba, pongamos un ejemplo con pelotitas rojas y azules. A usted le ponen delante dos recipientes en los que la proporción de pelotas es diferente y alguien saca una pelotita al azar de cada uno de ellos y le pide que elija en cuál de sus dos manos está la pelota azul. Si en uno de los recipientes hay muchas pelotas azules, la deducción lógica es que la pelota azul está en el puño que ha salido del recipiente con más pelotas azules. ¿Son capaces de hacer esto las jirafas?
“Lo que hicimos fue coger los experimentos que ya estaban hechos en primates y en loros y adaptarlos a las jirafas”, explica Caicoya. Las diferentes condiciones del experimento incluían un recipiente que contenía 20 zanahorias más 100 trozos de calabacín frente a uno que contenía 100 zanahorias más 20 trozos de calabacín. En otras pruebas se incluían cantidades y proporciones diferentes y se aplicaron condiciones de control para descartar si la jirafa estaba usando otra información, como su sentido del olfato o pistas involuntarias de los experimentadores. El resultado fue que en al menos 17 de 20 ensayos las jirafas seleccionaron con acierto el recipiente que tenía más probabilidades de contener sus palitos de zanahoria favoritos.
En al menos 17 de 20 ensayos las jirafas seleccionaron con acierto el recipiente que tenía más probabilidades de contener zanahoria
La capacidad de hacer inferencias estadísticas se considera una función cognitiva muy desarrollada y solo se ha probado en animales de cerebro grande como primates y keas (Nestor notabilis). Sin embargo, destacan los autores, hasta ahora no se habían probado las capacidades estadísticas de animales con “cerebros proporcionalmente más pequeños” como las jirafas. “Hasta hace 20 años, esto de pensar de manera estadística o probabilística se creía que era solo cosa de humanos”, señala Caicoya. “Sin embargo, lo que vemos es que las jirafas son bastante buenas eligiendo dónde hay más cantidad”.
Inteligencia minusvalorada
Como especialista en psicobiología, Caicoya ya había trabajado con estos animales. “En un estudio anterior con jirafas a las que exponíamos a diferentes cantidades y tenían que elegir la mayor ya vimos que son bastante buenas distinguiendo cantidades en general”, relata. “Y, sobre su memoria, también hemos visto que pueden recordar hasta 30 segundos dónde hemos escondido su comida”. Respecto a la ventaja que pueden tener estas habilidades cognitivas en su entorno natural, el investigador lo tiene claro. “Si estás en una sabana y tienes que elegir a qué árbol te diriges, inferir cuál de ellos tiene mayor proporción de las hojas que te quieres comer te puede ayudar a ahorrar mucha energía”.
Inferir qué árbol tiene mayor proporción de las hojas que te quieres comer te puede ayudar a ahorrar mucha energía
“Esta podría ser una habilidad emergente en cualquier especie con unas capacidades cognitivas relativamente elevadas, o bien podría ser resultado de adaptaciones concretas a su modo de vida”, apunta Antonio José Osuna Mascaró, doctor en Biología y experto en comportamiento animal que no ha participado en el estudio. “A mi parecer, inferencias de este tipo ayudan a ser más flexible en la toma de decisiones que si solo se basasen en cantidades absolutas. De esta forma pueden administrar mejor sus esfuerzos a la hora de, por ejemplo, desplazarse en busca de alimento”.
Para Osuna, los autores del estudio se equivocan al pensar que el tamaño relativo del cerebro de las jirafas es un factor limitante. “Las jirafas poseen un cerebro grande en términos absolutos, con una cantidad de neuronas en el palio comparable a la de algunos monos y córvidos, yo no esperaría menos de ellas”, afirma. En cualquier caso, el estudio le parece relevante porque ayuda a comprender mejor a estos animales, hasta ahora poco estudiados. “Ahora sabemos que su vida social es muy compleja, comparable a la de los elefantes, y esto hace que estudios como este sean muy interesantes”.
Este es uno de los motivos que ha llevado a Álvaro Caicoya a centrar sus estudios en los animales herbívoros como jirafas, bisontes o búfalos, mucho menos estudiados en trabajos sobre inteligencia animal. “Todos estos animales con pezuñas han sido bastante olvidados en general, nosotros estamos haciendo una serie de experimentos a ver qué es lo que pueden hacer”, indica. “Y lo que vemos ahora es que resuelven problemas complejos y tienen conductas muy interesantes”, concluye.
Los autores esperan también que, igual que los estudios sobre la inteligencia de los primates ayudaron a mejorar sus condiciones y bienestar, estos resultados contribuyan a que aprendamos a tratar a las jirafas con más cariño y respeto.
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Referencia: Giraffes make decisions based on statistical information (Scientific Reports)