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Mayores atiborrados de medicamentos: la polimedicación excesiva se multiplica por 10 en una década

Un estudio llevado a cabo por investigadores del Grupo de Trabajo de Utilización de Fármacos de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) pone de manifiesto el drástico incremento de la polimedicación en España entre los años 2005 y 2015. Según los resultados de este estudio, entre los años 2005 y 2015, la polimedicación (prescripción simultánea de cinco o más medicamentos) durante al menos seis meses se triplicó y la polimedicación excesiva (10 o más medicamentos) se multiplicó por 10.

La información analizada se recogió a partir de la Base de datos para la investigación farmacoepidemiológica (BIPA) y, para ello, se seleccionaron los registros de pacientes mayores de 14 años y de siete comunidades autónomas. Esta plataforma informatizada recoge un elevado volumen de registros médicos de Atención Primaria a lo largo de todo el territorio español y pertenece a la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS). En la actualidad, cuenta con historias clínicas anonimizadas de alrededor de 12 millones de pacientes y una media de seguimiento por paciente de 8,6 años.

La polimedicación se observó en pacientes de ambos sexos y en todos los grupos de edad, aunque se dio especialmente en las personas mayores de 80 años y en mujeres. En mayores de 64 años, la polimedicación pasó del 9,8% al 28,2% en una década. De hecho, la polimedicación excesiva se dio principalmente en esta franja de edad: si en 2005 ocurría en el 0,5% de la población mayor de 64 años, en 2015 este número ascendió al 3,4%. Aunque estas cifras puedan parecer elevadas, los investigadores indican que, en realidad, la polimedicación está probablemente infraestimada, pues no se registraron las prescripciones de hospitales ni de centros sanitarios privados.

Este aumento de la polimedicación no es algo exclusivo de España, pues es una tendencia muy similar a lo que ocurre en otros países desarrollados europeos o en Estados Unidos. Pero ¿tiene este incremento en la polimedicación una total justificación médica o es un reflejo de una sobremedicación que ofrece mayores riesgos que beneficios?

Como explican los autores, el progresivo envejecimiento de la población española es una de las razones que explican el aumento de la polimedicación a nivel global. A edades más avanzadas, suelen aparecer más enfermedades crónicas y, por tanto, se incrementa la necesidad de medicamentos. En España, el porcentaje de personas mayores de 64 años en 1995 era del 15% y en 2018 pasó a ser del 19%. Los pronósticos apuntan a que este envejecimiento se agudizará, llegando a porcentajes del 25,6% en 2031. Por otro lado, una de las razones que explicarían por qué las mujeres están más polimedicadas es que, en comparación con los hombres, sufren más enfermedades crónicas y tienen una peor salud percibida.

Sin embargo, estas razones médicas solo explican una parte de este fenómeno de polimedicación, pues se ha observado un incremento considerable a todas las edades. En los últimos años han surgido diferentes estudios en países desarrollados que han detectado una considerable medicación potencialmente inapropiada (MPI) en ancianos. Se define como MPI la prescripción de fármacos cuyos riesgos superan a los beneficios esperados o fármacos con una alternativa efectiva más segura y para la misma indicación terapéutica. Se calcula que uno de cada cinco fármacos usados por personas mayores de 65 años es inapropiado.

Además, conforme aumenta el número de medicamentos que consume una persona, mayor es el riesgo de efectos adversos por interacciones entre ellos y también se asocia a más ingresos en hospitales, mayor mortalidad y gastos sanitarios y una disminución de la capacidad funcional.

Un estudio publicado en enero de 2020 observó que un tercio de los ancianos en Quebec (Canadá) estaba expuesto constantemente a MPI. En Irlanda, esta medicación inapropiada era del 45,6% en personas ancianas en 2015, en Alemania en 2016 era del y 23% y en Reino Unido del 38% en 2012. En España las cifras se parecen: un estudio realizado en Lleida en 2017 señalaba que al menos la mitad de la población de 70 o más años tomaba uno o más medicamentos potencialmente inapropiados. Entre la MPI más frecuente se encontraban las benzodiacepinas de larga duración y los antiinflamatorios no esteroideos.

Como indica el médico de familia Vicente Baos: “La pluripatología produce polimedicación, pero seleccionar, revisar, evitar interacciones o tratamientos superfluos es una tarea continua. Solo para la diabetes y con tratamiento oral es muy fácil tener tres o más fármacos... Si a eso sumas hipertensión o cardiopatía isquémica... La desprescripción debe ser de fármacos inútiles o de riesgo”. Baos resalta como ejemplos las benzodiacepinas en ancianos o los fármacos que agravan o precipitan un deterioro cognitivo y añade que en Francia acaban de desfinanciar los fármacos para el Alzheimer por ineficaces.

Javier Padilla, médico de familia y especialista en salud pública, añade: “En la polimedicación incurren diversos factores, algunos relacionados con el aumento de la cronicidad, la pluripatología y la longevidad, otros relacionados con derivas perniciosas de la práctica médica, como es la inercia terapéutica y la falta de iniciativas encaminadas a expandir los procesos de desprescripción y racionalización de los regímenes terapéuticos de los pacientes. Por último, una situación estructural de precarización de la práctica clínica, multiplicidad de médicos prescribiendo a un mismo paciente y falta de longitudinalidad (seguimiento de un paciente a lo largo del tiempo por un mismo médico) por adelgazamiento de la Atención Primaria”.

El envejecimiento de la población española junto a un constante y sostenido aumento de la polimedicación supone un reto para la sostenibilidad de su sistema sanitario. En diferentes países como en Estados Unidos, Dinamarca o Canadá han surgido iniciativas y herramientas para eliminar medicamentos innecesarios en los ancianos tras un análisis racional de su polimedicación. Es el caso de MedSafer, una herramienta electrónica de desprescripción que ayuda a médicos y farmacéuticos a dejar de recetar medicamentos innecesarios en ancianos.

“Si he escrito esta carta tan larga, ha sido porque no he tenido tiempo de hacerla más corta”, decía el matemático Blaise Pascal. Esa frase aplica perfectamente a lo que sucede en medicina: las prisas de la atención sanitaria llevan a largas listas de prescripciones en ancianos precisamente por la falta de tiempo (e iniciativa) para hacerlas más cortas. El resultado: mayores atiborrados de medicamentos.