Son 12 días en París. Múltiples conferencias, reuniones bilaterales y una asamblea general final. La Conferencia sobre el Cambio Climático abordará docenas de aspectos con cientos de países defendiendo sus intereses. Pero, al final, el objetivo que se persigue queda resumido en esto: evitar que las emisiones de gases de efecto invernadero multipliquen el calentamiento global irremediable que se asocia al cambio climático.
Para ello, se busca que la Tierra no se caliente por encima de 2ºC en 2100 respecto a los registros preindustriales. A partir de ahí, el consenso científico mayoritario calcula que la inercia se hace irreversible.
La intervención humana
Los gases de efecto invernadero, el calentamiento global y el cambio climático son tres elementos unidos. Los gases de efecto invernadero son un grupo de elementos que van desde el dióxido de carbono (CO) al vapor de agua. Siempre han estado en la atmósfera. El efecto invernadero (forzamiento radiativo) se da porque taponan la radiación solar que rebota en la Tierra y la reenvían a la superficie del planeta.
El Panel de Expertos sobre Cambio Climático considera que hay un “fuerte consenso científico” en que la acción humana ha exacerbado este fenómeno “por el incremento de las concentraciones de estos gases en la atmósfera”. Al taponar la radiación, se recalientan los continentes y los océanos –calentamiento global-. Ese aumento de temperatura media del planeta es lo que, finalmente, afecta a los climas terrestres. El calentamiento de los mares, en especial, supone una acumulación de energía clave en el clima: hasta el 90% de la energía que afecta al sistema climático de la Tierra.
La COP21
Significa Conferencia de las Partes. Es el organismo donde se toman decisiones mundiales sobre el cambio climático. Se hace cada año desde 1995 (celebrada en Berlín). Para 2015 van a participar 195 delegaciones. El famoso Protocolo de Kioto deriva de la COP3 reunida en la ciudad japonesa en 1997.
Cuál es la relevancia de esta 21ª conferencia
Se le ha puesto la etiqueta de crucial. La cuestión es que el panel científico de la ONU considera que es el momento límite para tomar medidas antes de llegar a un punto irreversible. Se trata de extender las acciones más allá del límite temporal del Protocolo de Kioto: año 2020. Para alcanzar el horizonte de 2 grados las emisiones de gases “deben recortarse entre un 40% y un 70% en 2050 en comparación con las de 2010”. No se se descarta que haya que “extraer dióxido de carbono de la atmósfera”, según los informes de la ONU.
Cómo funciona este evento
Se ha estado negociando durante un año, desde el primer encuentro en Ginebra (Suiza) en febrero de 2015 hasta el último en Bonn (Alemania) en octubre. Los delegados han creado un borrador de 84 páginas que es lo que se discutirá en París. La COP21 tiene una parte más técnica durante la primera semana (que empieza después de los discursos de los jefes de Estado y Gobierno del día 30 de noviembre). Y luego una de negociaciones políticas que debe desembocar en un acuerdo cerrado para el 11 de diciembre.
Y España ¿qué?
La Unión Europea usará una única voz en la conferencia. La delegación europea estará encabezada por el comisario de Energía y Cambio Climático, Miguel Arias Cañete. Los estados miembro llevan delegación, el presidente Mariano Rajoy acude a la cita de jefes de Estado y Gobierno, pero la postura y votación es solo la de la UE.
Kioto vs. París
Los métodos de funcionamiento escogidos para los protocolos son inversos. Kioto estableció una reducción global de emisiones de gases y los países debían comprometerse a una cuota para sumar ese global. Costó ocho años convencer a los suficientes estados como para que el protocolo entrara en vigor. Fue en 2005 y solo abarcaba el 55% de las emisiones mundiales.
Para 2015, se ha solicitado a las partes que sean ellas mismas las que expongan cuáles serán sus compromisos y luego se ha sumado el efecto de todas ellas. De momento, las acciones a escala planetaria suponen todavía un crecimiento de emisiones respecto a 1990 y un calentamiento medio situado alrededor de los 2,7 grados.
¿Qué acuerdo es probable?
Hasta ahora, según la ONU, unas 150 delegaciones han remitido compromisos voluntarios –cuya suma da esos 2,7 grados–. Todavía por encima de la frontera deseada. La responsable de cambio climático de la ONU, Christiana Figueres, dijo al comprobar este cálculo que aún se está a tiempo de ir a la “senda de los dos grados”.
Qué pinta mejor esta vez...
De entrada, los dos mayores emisores de CO del mundo, EE UU y China, han dicho que van a ratificar el protocolo. China no estaba incluida entre los estados concernidos por los acuerdos de Kioto ya que su economía era emergente. Ahora ocupa el primer puesto y dobla al segundo. EE UU firmó Kioto con la Administración de Bill Clinton pero nunca lo ratificó al llegar a la presidencia George W. Bush. Otro gran emisor, como es Canadá, también ha enviado compromisos para París mientras que no participaba en Kioto.
... pero juega en contra
El borrador que ha podido revisarse no prevé un sistema para que los compromisos de emisiones nacionales no se queden en papel mojado: revisión de objetivos, vinculación jurídica y sanciones en caso de incumplimiento. De hecho, los planes de cada país se han denominado Aportaciones a las Contribuciones Nacionales. Son comunicaciones sobre los pasos que tomarán los gobiernos para introducir la lucha contra el cambio climático en sus países.
La lista de los mayores contaminadores
Actualmente China encabeza la lista. Le siguen EEUU y la Unón Europea como área geográfica. De los 20 estados más contaminantes, seis son europeos (incluida Rusia) con Alemania, Reino Unido, Italia, Francia y Polonia al frente. En el grupo de cabeza también están Brasil, India, Japón, Canadá y Corea del Sur. Otros países cercanos en contaminación aunque menos célebres por sus emisiones son Irán, Indonesia, Arabia Saudí, Australia, Suráfrica y México. España está en el 25º lugar.
¿Y los países desfavorecidos?
Las emisiones de gases de efecto invernadero han sido cosa de los países industrializados del hemisferio norte. Ahora, con el problema del calentamiento global situado en un punto de casi no retorno (con China, Brasil o India produciendo CO a ritmo sostenido), se pide a los países vulnerables que renuncien a su desarrollo económico mediante el combustible fósil.
Este grupo de estados tiene doble preocupación: por un lado, son los más débiles a la hora de padecer los efectos del cambio climático. Por otro, ellos no emiten el CO y se pretende que no lo hagan. Para ello, en Copenague (2009) se estableció que los países desarrollados pusieran un Fondo Verde de 945.000 millones de euros cada año hasta 2020 para financiar el desarrollo sostenible del hemisferio sur. Desde 2014 se han movilizado 58.5000 millones, según la ONU.