La Justicia italiana ordena la detención del broker vaticano implicado en la compra de pisos de lujo con dinero de los pobres
Fue detenido, y posteriormente puesto en libertad, por la justicia vaticana, y exonerado por los jueces británicos, que tacharon de “tergiversaciones espantosas” las acusaciones en su contra. Ahora, la Justicia italiana ha ordenado la detención y extradición del financiero italiano Gianluigi Torzi, implicado en la compraventa de inmuebles de lujo en Londres con dinero procedente de la Secretaría de Estado vaticana y de los fondos de los pobres. Un escándalo que en septiembre pasado se cobró la dimisión del cardenal Angelo Becciu, defenestrado por el Papa Francisco, quien le arrebató el título de cardenal y la posibilidad de participar en un cónclave.
Torzi, quien se encuentra actualmente en Londres, ha negado las acusaciones a través de su abogado, quien ha recordado que los jueces británicos ya “hicieron trizas” la investigación de la fiscalía del Vaticano, ahora estimada por la Magistratura italiana. El conocido como 'broker de Becciu' está siendo investigado por la Fiscalía vaticana por la compra de un edificio en el número 60 de Sloane Avenue en Londres, por orden del Vaticano, y de la que se benefició con 15 millones de euros, mientras que la operación financiera fue un auténtico fracaso para las arcas vaticanas, en la que se invirtieron, al menos, 150 millones de euros.
Los investigadores italianos afirman que la cifra de 15 millones, reclamada a dos empresas inglesas del financiero, se invirtió en parte en la compra de acciones de sociedades cotizadas en la Bolsa italiana, “por un monto de más de 4,5 millones de euros, lo que le permitió después de unos meses lograr un beneficio de más de 750.000 euros y cancelar la deuda de 670.000 euros de otras dos sociedades”.
Extorsión, malversación y estafa
En caso de ser extraditado a Italia, y de allí al Vaticano, Torzi podría enfrentarse a los delitos de extorsión, malversación, estafa agravada y blanqueo de capitales, que le podrían acarrear penas de hasta doce años de prisión. Los hechos que se le imputan se enmarcan dentro de la investigación del período en el que el cardenal Becciu ejercía como 'número dos' de la Secretaría de Estado, y en el que se produjeron una serie de compras y venta supuestamente fraudulentas en varias capitales europeas, así como la creación de una red diplomática paralela a la del Vaticano.
Fuentes italianas aseguran que el purpurado será finalmente procesado por la justicia vaticana. Otras, en cambio, apuntan a que Francisco pudo haberlo 'rehabilitado' después de celebrar con él la misa del Jueves Santo. Fuentes cercanas a Bergoglio niegan este último punto, asegurando que sólo se trató de “un gesto de misericordia”: y es que antes de la pandemia, el Papa visitaba cada Jueves Santo una cárcel romana. Becciu, por tanto, sería un preso más.
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