Gilead, el laboratorio que comercializa Sovaldi, uno de los fármacos de última generación contra la hepatitis C, multiplicó por tres sus beneficios en 2014. La corporación californiana ganó el año pasado 10.500 millones de euros. Es un 297% más que los 2.687 de 2013. El incremento de ventas, según relata la empresa, “se debió primordialmente a las ventas de Sovaldi y Harvoni” –las marcas de las moléculas antivirales sofosbuvir y ledipasvir–.
Precisamente este jueves un grupo de enfermos se ha congregado en la sede de Gilead en España para pedir a la empresa que facilite el acceso a los fármacos rebajando el precio (y el margen de beneficio) de sus medicinas patentadas. No han conseguido hablar con nadie del laboratorio. “Una vergüenza”, contaba después Antonio Fernández, uno de los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C (PLAFHC). La concentración en un polígono industrial madrileño terminó adornada por vítores de “especuladores y far-mafia”.
En esta misma semana en la que Gilead ha reflejado el éxito comercial de sus productos y la PLAFHC supera la cincuentena de días encerrados en el hospital 12 de Octubre de Madrid para llamar la atención sobre la escasez de tratamientos, también ha caducado el plazo que el Ministerio de Sanidad anunció el 12 de enero para que su grupo de expertos tuviera un borrador de estrategia nacional frente a la hepatitis C. Los grupos de pacientes, que ya se mostraron escépticos por que el ministro Alfonso Alonso no planeara recibirlos, aguardan que se libere la dispensación de medicamentos.
Aquel día el ministro Alonso convocó a un comité como respuesta a la mulitiplicación de exigencias que le pedían la aplicación de fármacos generalizada: casos de enfermos que, a pesar de tener prescrito los antivirales, no los recibían por trabas burocráticas, escalada de encierros en hospitales de Madrid, Andalucía, Castilla y León o Cataluña, médicos pidiendo que se atendiera a un número mayor de afectados... Alonso reunió a este grupo y se declaró que en “tres semanas”, habría un borrador.
Entonces, el ministro puso el acento en hacer un registro nacional de enfermos más que en dotar a un fondo para la adquisición de medicinas. Con el foco sobre la enfermedad mucho más difuminado que hace un mes, la estrategia nacional todavía no ha asomado. Sanidad no ha contestado a eldiario.es si existe algún motivo específico para no haberse cumplido el calendario que avanzó Alonso al presentar el comité.
Un margen del 90%
Así, sólo en los últimos cuatro meses de 2014 (cuando Gilead pudo vender su Sovaldi fuera de EEUU, en Europa y España por ejemplo), sus fármacos antivirales se vendieron por valor de 5.870 millones de euros (un 157% más que el curso anterior). Estos productos suponen el 93% de todas las ventas de esta farmacéutica: 19.900 millones de 21.400.
La aparición del sofosbuvir en el mercado le ha pertmitido a Gilead añadir entre 15 y 13 puntos al margen que le saca a cada producto. En 2014 la parte de las ventas que se quedaba una vez restados los gastos de producción –sin incluir otras restas como los impuestos– estaba en el 75-77%, “sin incluir Sovaldi”, analizaban las cuentas de la empresa. Para 2015, esas mismas previsiones (ya con estos productos de la hepatitis C a pleno rendimiento) se asignan un margen del 87-90%. De cada 10 euros vendidos Gilead retiene 9.
Hace sólo una semana, el hepatólogo del hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, Ramón Planas, juzgó que con 10.000 o 12.000 tratamientos antivirales combinados cada año la hepatitis C estaría controlada en 2030. El Ministerio de Sanidad calculó a finales de 2014 que durante este año se dispensarían unos 6.000.