El libro que pauta la vida de los Heraldos del Evangelio: “No saldrá de casa sin que se le asigne acompañante”

Laura Galaup

2 de mayo de 2022 22:15 h

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La vida de los miembros de los Heraldos del Evangelio, una polémica organización religiosa investigada por Roma y que pretende crear en la Comunidad de Madrid un macrocomplejo religioso, está marcada por un manual de menos de un centenar de páginas en el que se detalla desde cómo se tienen que lavar los dientes a cómo relacionarse con personas de otro sexo y cómo gastar su dinero.

En el texto se describe a sus miembros, incluidos menores, como esclavos y a sus habitaciones como celdas. Y su nivel de detalle llega a tal nivel que especifica punto por punto los primeros pasos para comenzar el día: “ponerse los calcetines y las zapatillas: primero el derecho y después el izquierdo”. Posteriormente, “ponerse la bata” y “hacer la señal de la cruz con agua bendita y rezar el exorcismo breve”, recoge el texto.

El documento, al que ha accedido elDiario.es, se llama Ordo de costumbres y forma parte de los reglamentos que rigen la existencia de los miembros de esta asociación internacional de fieles aprobada por el Papa Juan Pablo II en 2001 y confirmada –según la información de los Heraldos en su página web– “definitivamente en sus estatutos y ordo de costumbres por el Papa Benedicto XVI”.

Los preceptos que marca el ordo no son simplemente orientativos: “Había inspecciones periódicas para comprobar cómo teníamos la habitación, la ropa e incluso, a veces, las uñas”, apunta a esta redacción una de las personas que participó en los Heraldos a finales de la primera década de los años 2000. En el manual al que ha accedido elDiario.es –fechado el 28 de diciembre de 2001– explican que se refieren a los miembros de la asociación como “esclavos” por el “sentido” que dio a a esa palabra “San Luis María Grignion de Montfort [fundador de la Congregación de Misioneros de la Compañía de María] en su Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen”. 

Según explica un portavoz de la organización en nuestro país, la “esclavitud a la virgen según el método” de este santo fue difundida por el fallecido Juan Pablo II. “Es absolutamente legítimo con la doctrina de la Iglesia Católica”, añade. Sobre el funcionamiento de estas normas, también indica que “no es obligatorio” su seguimiento. Esa forma de vida “lo lleva quien quiere y quien no quiere no lo lleva, se va”, apunta. Además, asegura que la versión consultada por elDiario.es “no es la última”, aunque no detalla los cambios que se han producido en estos últimos años. 

Vestidos como en el Medievo

En su día a día, los miembros de Heraldos del Evangelio van ataviados con unas túnicas con capucha y una gran cruz de Santiago roja y blanca impresa en la parte delantera, botas altas y una cadena en la cintura. Tanto su vestimenta como su comportamiento diario están pautados en este manual; en él se detalla desde en qué orden se tienen que colocar la ropa nada más despertarse hasta los objetos que pueden adquirir sin tener que consultar previamente a sus superiores.

Con el objetivo de guardar la castidad, esta asociación sugiere a sus fieles que utilicen “todos los medios recomendados por la Iglesia para el progreso en la virtud angélica: recogimiento de la mirada, cuidados en el uso de los medios de comunicación social, vigilancia en las conversaciones con personas del sexo opuesto, confesión frecuente, huir de las ocasiones, etc”. 

La relación entre mujeres y hombres que formen parte de los Heraldos es inexistente, únicamente se contempla aquella que se realice “a través de los superiores”. “Nunca un esclavo hablará a solas con una persona de otro sexo en una sala a puerta cerrada, a no ser que ésta tenga cristales”, recoge el documento fechado en 2001 y consultado por elDiario.es. Tampoco se contempla que un seguidor de este grupo realice actividades solo o se marche “sin antes pedir autorización al superior”. En esa misma línea, se estipula que un miembro del colectivo no saldrá “de casa sin que el superior le asigne un acompañante”.  

La supervisión en las casas de este grupo llega a las lecturas, ya que antes de tener una obra a disposición “los libros serán leídos e inspeccionados por los esclavos responsables para tal fin”. Asimismo, recomiendan que sus asociados no tengan acceso a los “mass-media audiovisuales” y que tampoco naveguen “por internet sin la expresa autorización del superior”.

Una cruzada anticomunista

Este manual sirve para pautar el día a día de los seguidores de este grupo que nació de la ruptura de la asociación anticomunista y tradicionalista Tradición, Familia, Propiedad (TFP) después de la muerte de su fundador, el político brasileño Plinio Corrêa de Oliveira, en 1995, según publicó Alfa y Omega. Hace tres años el Papa Francisco tomó la decisión de colocar a un “comisario pontificio” para que tomase las riendas de esa institución, que llevaba desde 2007 investigada por presuntas irregularidades en su gestión y en la vida de algunos de sus integrantes.

España es uno de los 70 países en los que esta asociación religiosa tiene presencia. En nuestro país llevan más de dos décadas implantados, según apunta un portavoz de esta congregación a elDiario.es, y en la localidad madrileña de Sevilla la Nueva pretenden crear un macrocomplejo de 12.900 metros cuadrados. A pesar de que la zona es un espacio verde protegido, pretenden levantar una iglesia, una hospedería y un monasterio en una parcela de su propiedad que se extiende a lo largo de 200.000 metros cuadrados. 

Este proyecto ha generado revuelo en el municipio, ya que cuenta con la oposición de algunos vecinos; formaciones políticas, como el PSOE y Más Madrid, y organizaciones medioambientales, como Ecologistas en Acción. “No vamos a construir nada que vaya en contra de la ley”, apunta un representante de la asociación.

Los vecinos de Sevilla la Nueva consultados por esta redacción reconocen que la presencia y la indumentaria de los Heraldos “llama mucho la atención”. Un uniforme que en el que no hay hueco para la improvisación. Según el documento revisado por esta redacción, nada más despertarse los miembros de esta asociación se tienen que sentar “inmediatamente en la cama y ponerse los calcetines y las zapatillas: primero el derecho y después el izquierdo”. Posteriormente, deben “ponerse la bata” y “hacer la señal de la cruz con agua bendita y rezar el exorcismo breve”, recoge el texto. 

La oración a la que se hace referencia es un breve texto que se dirige a San Miguel Arcángel y en él se realiza una mención a satanás, tal y como recogen las fuentes y la documentación consultada. Un portavoz de los Heraldos asegura que consiste en un rezo “cortito pidiendo la protección de los ángeles”. “Es la misma oración que se rezaba al final de la misa antiguamente. Están queriendo hacer de los exorcismos una causa contra los Heraldos. Eso ya fue visto con la autoridad eclesiástica en Brasil, es caso resuelto”, añade, a su vez insiste en que el 'ordo de costumbres' “no es nada secreto”. Y remata: “No somos ninguna secta. Somos una institución de la Iglesia Católica”.

Una vida pautada: desde la ducha hasta el corte de uñas

En las normas está estipulado hasta el tiempo que deben destinar a arreglarse: “No inferior a 10 minutos ni superior a 15”. La ducha comienza con una oración, después deben “extender la alfombrilla de baño cerca de la ducha y quitarse la ropa” –que tiene un procedimiento establecido– y besar el escapulario. Dentro del agua, también hay un orden para enjabonarse y aclararse el cuerpo: cabeza, miembros superiores, tronco y miembros inferiores. En las extremidades se mantiene el orden de derecha a izquierda. 

“No fijarse en ninguna parte del propio cuerpo, directamente o en un espejo, salvo por necesidad de limpieza o salud”, estipula el ‘ordo de costumbres’ sobre el modo de comportarse al quitarse la ropa. El corte de uñas, el afeitado y la colocación de las toallas para el aseo matinal también está detallado. Para arreglarse las manos y los pies el día elegido es el sábado, la manicura se realizará semanalmente y la pedicura quincenalmente. El orden se mantiene y se prioriza el corte “del pulgar al meñique”.

Conscientes de las pautas establecidas, el manual de esta asociación investigada por Roma destaca que “las acciones en él reglamentadas, a fuerza de ser constantemente repetidas, con naturalidad y minuciosa fidelidad, se van transformando en hábitos”. “Adiestran los reflejos, modelan el temperamento y hacen que se adquiera una especie de segunda naturaleza”, añaden.

Los miembros de la asociación –siempre según la documentación a la que ha accedido elDiario.es– ratifican por escrito una “fórmula de compromiso” en una de las primeras páginas del documento, donde reconocen que la firma del manual no “impone obligación de pecado, ni siquiera venial, y cesará automáticamente desde el momento” en el que el seguidor se desvincule del colectivo. Aun así, si se incumple alguna de “estas costumbres”, un superior advertirá de la siguiente forma al miembro de los Heraldos: “En presencia de María, advierto al esclavo”. 

En el manual también se aborda “el espíritu de pobreza evangélica”, ya que –tal y como indican– “el ‘ordo’ incentiva el desprendimiento de los bienes materiales”, imponiendo “que no se disponga de ellos sin la autorización del superior”. Se trata de un control que se realiza en cuanto el miembro de la asociación quiere gastar más de 20 “dólares americanos”. Si además esa cantidad sobrepasa los 100 dólares, necesitan una dispensa para “comprar, vender, recibir, dar, prestar” o guardar tanto bienes personales como de la asociación. En todo momento, y salvo contadas excepciones, los miembros de la asociación deberán “llevar consigo el rosario” y un “bote de agua bendita”.

Investigada por Roma

Actualmente, los Heraldos están supervisados por un hombre del Papa Francisco, el cardenal brasileño Raymundo Damasceno. El comunicado del Vaticano en el que se anunciaba la intervención apuntó a abusos de poder y de conciencia, tal y como informó Alfa y Omega. El anuncio del Vaticano coincidió con la difusión de videos de reuniones de miembros de la organización en los que algunos relataban diálogos con el demonio durante exorcismos realizados invocando al fundador del grupo y en los que también había referencias al poder del demonio sobre el Vaticano.

En un comunicado firmado por el asesor legal de Damasceno, facilitado a esta redacción por un portavoz de los Heraldos, se expone que la intervención de Roma “no significa un procedimiento punitivo, como ya ha declarado la Santa Sede, sino sólo una ayuda de la Iglesia con miras a mejorar la madurez institucional de la asociación”. “Los Heraldos del Evangelio –cómo no podía dejar de ser– reiteran su adhesión al Papa, a la doctrina católica y manifiestan su obediencia al Comisario Pontificio Cardenal Raymundo Damasceno de Asís con el cual mantienen una excelente relación”, añaden en la nota de prensa.

Progenitores de niños y jóvenes insertos en la órbita de la asociación Heraldos del Evangelio, lamentaban que las familias de origen son excluidas de la vida de sus hijos, y que el contacto con los padres no está suficientemente garantizado

Además, la hemeroteca recoge la exigencia del Vaticano a los Heraldos de que los menores a su cargo regresen con sus familias. Religión Digital publicó el pasado septiembre que Roma tomó esta decisión “a la luz de las informaciones recibidas por la Sede Apostólica” enviadas por progenitores de niños y jóvenes “insertos en la órbita de la asociación Heraldos del Evangelio, en las que se lamenta que las familias de origen son, la mayoría de las veces, excluidas de la vida de sus hijos, y que el contacto con los padres no está suficientemente garantizado”. 

Preguntado por esta cuestión y las informaciones publicadas relacionadas con menores, el portavoz de los Heraldos asegura que su institución no ha “tenido ningún problema con menores”. “Eso es falso. Las acusaciones que hemos tenido han sido desestimadas porque eran falsas”, incide el portavoz.

Heraldos del Evangelio fue establecida en Brasil en 1999 por monseñor João Scognamiglio Clá, quien fue secretario del fundador de la ultraconservadora TFP, Plinio Correa de Oliveira. La TFP defendía la propiedad privada de la tierra y se oponía a la reforma agraria brasileña. En España sus seguidores impulsaron TFP-Covadonga. Este colectivo editó varios libros, entre ellos, Medio Siglo de Epopeya Anticomunista, publicado en 1983, en el que lamentaban “el silencio desconcertante, inexplicable y trágico del Concilio Vaticano II respecto al comunismo”. En ese documento apuntaron que “a la Jerarquía de la Iglesia eclesiástica le compete” ser “eminentemente anticomunista” e “instruir y formar a los fieles contra el comunismo”.

TFP-Covandonga aseguraba en la década de los 80 que “los tres pilares del orden temporal cristiano –la tradición, la familia y la propiedad– vienen siendo sistemáticamente demolidos por el socialismo y el comunismo, que pretenden así implantar en el mundo su ideología radicalmente materialista, libertaria e igualitaria”, lamentaba el colectivo en un libro publicado en 1988, titulado España anestesiada, y centrado en cargar contra las medidas sociales del Gobierno de Felipe González.

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