Luis Rubiales dimite como presidente de la RFEF y vicepresidente de la UEFA. Así lo ha anunciado este domingo a última hora en un comunicado. “Tras la veloz suspensión realizada por FIFA, más el resto de procedimientos abiertos contra mi persona, es evidente que no podré volver al cargo”, ha señalado en una nota en redes sociales después de transmitir la renuncia al presidente en funciones, Pedro Rocha. Rubiales toma esta decisión tres semanas después del beso no consentido que impuso a la jugadora Jennifer Hermoso tras el triunfo de la selección española femenina en el mundial de Australia.
“Insistir en quedarme a la espera y aferrarme a ello no va a contribuir a nada positivo, ni a la Federación ni al fútbol español. Entre otras cosas, porque hay poderes fácticos que impedirán mi vuelta”, continúa.
Rubiales afirma que “ahí está” la gestión de su equipo “y, sobre todo, la felicidad que me llevo por el enorme privilegio de estos más de 5 años al frente de la RFEF”. Sostiene que no quiere que el fútbol español “pueda resultar perjudicado por toda esta campaña desproporcionada y, sobre todo, tomo esta decisión tras haberme asegurado de que mi marcha contribuirá a la estabilidad que va a permitir que tanto Europa como África sigan unidas en el sueño de 2030, que permitirá traer a nuestro país el mayor evento del mundo”.
“Debo mirar adelante, mirar al futuro. Ahora hay algo que me ocupa con firmeza. Tengo fe en la verdad y voy a hacer todo cuanto esté en mi mano para que prevalezca. Mis hijas, mi familia y la gente que me quiere han sufrido los efectos de una persecución desmedida, así como muchas falsedades, pero también es cierto que en la calle, cada día más, la verdad se está imponiendo. Desde aquí transmito a todos los trabajadores, asambleístas, federativos y gente del fútbol en general, un fuerte abrazo, deseándoles mucha suerte”, añade.
La decisión la ha compartido minutos antes de lanzar el comunicado, en una entrevista con Piers Morgan. “Algunos amigos me han dicho que me tengo que enfocar en mi dignidad y continuar en mi vida. No es una cuestión solo sobre mí, afecta a terceras personas y esto es lo más inteligente”, ha señalado.
La Fiscalía se querelló contra él el viernes
La renuncia de Rubiales llega después de tres semanas de una polémica que comenzó con el beso no consentido a Jenni Hermoso tras la final femenina del mundo. Este viernes, la Fiscalía presentó una querella en la Audiencia Nacional contra Rubiales, a quien pide investigar por los delitos de agresión sexual y coacciones con relación al beso que dio a la jugadora Jenni Hermoso tras la final del Mundial en Sídney.
El escrito considera que el beso que Rubiales impuso en la boca a la futbolista mientras le agarraba la cabeza con las dos manos es constitutivo de un delito de agresión sexual previsto en el artículo 178 del Código Penal. Este precepto prevé penas de uno a cuatro años de prisión en el caso de las agresiones sexuales en las que no media intimidación, violencia o anulación de la voluntad, aunque el órgano sentenciador puede imponer la pena de prisión en su mitad inferior (de un año a dos años y medio) o multa de dieciocho a veinticuatro meses atendiendo a “la menor entidad del hecho y a las circunstancias personales del culpable”.
Pero, además, la fiscal considera que Rubiales cometió también un delito de coacciones —previsto y penado en el artículo 172— por la “presión constante y reiterada” a la que él mismo y su entorno sometieron supuestamente a Hermoso y sus familiares y amigos para que justificara y aprobara públicamente un hecho cometido “contra su voluntad”. La fiscal, basándose en el testimonio de la víctima, entiende que ésta sufrió “una situación de hostigamiento, en contra del desarrollo de su vida en paz, tranquilidad y libremente”.
La decisión de Hermoso de denunciar a Rubiales abrió un nuevo escenario. La querella ha recaído por reparto en el Juzgado Central de Instrucción 1 de la Audiencia Nacional, que es el tribunal que tiene asignada la competencia sobre los delitos cometidos fuera del territorio nacional. Si su titular, Francisco de Jorge, observa que en los hechos denunciados hay indicios de delito, la admitirá a trámite y se iniciará una fase de instrucción. Tras esta fase de investigación, el juez podría archivar los hechos si considera que no ha habido delito o enviar el asunto a juicio.