El lupus, una enfermedad crónica en la que el sistema inmunitario del paciente ataca a diferentes órganos y tejidos provocando daño e inflamación, continúa siendo un misterio para los médicos. Afecta aproximadamente al 0,1% de la población mundial, con una alta prevalencia en mujeres jóvenes.
Está provocada por los autoanticuerpos —moléculas de defensa inmunitaria que atacan a las propias células del organismo— y daña las articulaciones y la piel, pudiendo causar graves deterioros en órganos como los riñones, el cerebro y el corazón.
La mayoría de los pacientes son tratados con glucocorticoides y terapias dirigidas a las células T o a las células B productoras de anticuerpos. Sin embargo, por el momento no tiene cura, aunque se puede controlar con medicamentos capaces de regular el sistema inmunitario y frenar la inflamación.
Además, la reciente llegada de nuevas terapias biológicas ha abierto nuevas vías de tratamiento que mejorarán la calidad de vida de los pacientes. Este es el caso de las células CAR-T.
Según un estudio publicado hoy en la revista Nature Medicine, se ha demostrado una remisión sin fármacos de hasta 17 meses tras este tratamiento en cinco pacientes con lupus eritematoso sistémico.
Cómo actúan las células CAR-T
Para llegar a estos prometedores hallazgos, el equipo de investigación, liderado por Georg Schett, de la Universidad de Erlangen-Núremberg (Alemania), trató a cinco pacientes (cuatro mujeres y un hombre) con lupus eritematoso sistémico resistente al tratamiento con células T con receptores de antígenos quiméricos (CAR) anti-CD19.
Según los autores, estas células están diseñadas para eliminar los linfocitos B productores de anticuerpos dirigiéndose a la proteína CD19 de su superficie.
Durante el seguimiento (entre 3 y 17 meses después del tratamiento), todos los pacientes habían experimentado una mejora de los síntomas, incluida la remisión de la afectación de órganos internos, así como la desaparición de los autoanticuerpos relacionados con la enfermedad, sin necesidad de seguir recibiendo terapias convencionales.
El equipo destaca que los efectos secundarios habituales asociados a la terapia con células CAR-T fueron leves (por ejemplo, fiebre) y no se observaron infecciones.
Más estudios para probar su seguridad
Aunque estos resultados podrían constituir una nueva opción terapéutica para los pacientes con esta patología, es necesario un seguimiento más prolongado en ensayos clínicos de mayor envergadura para determinar la seguridad y la eficacia de la terapia con células CAR-T en este contexto, advierten los investigadores.