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Madrid y Catalunya se alían contra el endurecimiento de las normas para la calidad del aire marcada por la OMS

Una boina de contaminación cubre la ciudad de Barcelona, en una fotografía de archivo. EFE/Alejandro García

Irene Castro

Bruselas —

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Unidos contra el endurecimiento de las normas para la mejora de la calidad del aire. La Comunidad de Madrid y Catalunya han suscrito un documento, junto a otras regiones del norte de Italia, Holanda y Austria, para reclamar a la Comisión Europea que las deje fuera de las nuevas exigencias planteadas en octubre de 2022 para ajustarse a las directrices establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Recomendamos que la opción de derogación para regiones específicas sea parte de la revisión de la directiva de calidad del aire”, señala el texto adelantado por El País.

Las ocho regiones, que se aliaron en 2011 bajo el nombre de Iniciativa de Calidad del Aire de las Regiones (AIR, según sus siglas en inglés), defienden la intención de Bruselas de adecuar los valores límite de contaminación a los estándares establecidos por la OMS, pero recuerda que el “desafío es enorme” para esas zonas que ya superan con creces los límites establecidos al tratarse de lugares muy poblados e industrializados. “AIR propone el desarrollo de límites ambiciosos pero realistas, que incluyan una trayectoria de tiempo realista (con objetivos provisionales) y objetivos de emisión para alcanzarlos”, recoge el documento firmado por Madrid, Catalunya, provincias holandesas, Steiermark (Austria) y varias regiones del norte de Italia (Emilia Romagna, Piamonte, Lombardía y Véneto).

“AIR también sugiere objetivos de reducción de exposición para zonas y aglomeraciones. La factibilidad de nuevos estándares de calidad del aire debe evaluarse por escenarios. Cualquier sistema de establecimiento de estándares debe diseñarse de tal manera que estimule la acción gubernamental, pero también apoye a las autoridades en la implementación de todas las medidas adicionales necesarias”, justifican esas regiones, que reclaman “suficiente tiempo para implementar medidas adicionales” y que se tengan en cuenta “las condiciones geográficas y meteorológicas adversas”.

La presión para rebajar las exigencias de calidad del aire planteadas por la Comisión se produce cuando la revisión de la directiva está tramitándose tanto en el Parlamento Europeo como en el Consejo de la UE, donde están representados los gobiernos de los 27, que establecerán sus posiciones para la posterior negociación conjunta. La Comisión Europea elude, por tanto, pronunciarse sobre iniciativas planteadas por terceros y deja la pelota en el tejado de los negociadores.

La negociación de España, en la dirección contraria

Por parte de España, a quien corresponde esa negociación es a la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, cuyo departamento ha reaccionado airado a la maniobra de los ejecutivos de Isabel Díaz Ayuso y Pere Aragonés. “La propuesta de Madrid y Cataluña para seguir contaminando es indecente y pone en riesgo la vida de las personas. La salud de los ciudadanos está en juego. No se pueden relajar las medidas encaminadas a reducir la contaminación”, señalan desde el ministerio.

De hecho, la jugada del grupo en el que participan Madrid y Catalunya va en línea contraria a lo que el Gobierno está defendiendo en las negociaciones, que serán una de las prioridades de cara a la presidencia rotatoria de la UE que España asumirá el próximo semestre. “El cambio climático nos viene advirtiendo de que no hay ni tiempo ni excusas. El Ministerio está luchando en Bruselas para que la normativa de calidad de aire sea mucho más exigente”, afirman en Transición Ecológica.

“Queremos ajustar mejor la legislación europea a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud”, añaden desde el ministerio, donde recuerdan que la legislación española, a través de la ley de cambio climático, va en esa dirección con la obligación de establecer zonas de bajas emisiones en todas las poblaciones de más de 50.000 habitantes.

La Generalitat se desmarca y se plantea salir de la AIR

Fuentes de la Generalitat de Catalunya apuntan a que trabajaron el texto de la AIR en octubre y que mostraron sus diferencias con el texto. En marzo pasado el gobierno Pere Aragonès envió enmiendas en la revisión de la directiva que se está tramitando en el Parlamento Europeo que, según defienden, dejaban claro que no suscribían la posición del documento de AIR. 

Tras enviar esas enmiendas y explicar su posición a los europarlamentarios, Catalunya no ha vuelto a dar apoyo al texto. “Por eso nos planteamos la baja del grupo AIR”, explican.

Desde el Govern explican que están en contacto con eurodiputados y centros de investigación para dar “apoyo total a la directiva”. Sí reclaman, en cambio, “posibles flexibilizaciones” para aquellos casos donde adaptarse a los valores límite “requiere medidas más extensas de las previstas en la normativa”, informa Arturo Puente.

“Es insólito y vergonzoso que Madrid y Catalunya no hayan puesto de acuerdo en nada en una década y ahora lo hagan para decir que no merecemos un aire más limpio”, ha denunciado el eurodiputado Javier López, del PSC, que es el ponente en la revisión de la directiva, y lamenta que frente al “fortalecimiento de los estándares de calidad del aire” que ha solicitado la Eurocámara se produzca una “petición de flexibilidades territoriales junto a la extrema derecha italiana” que, a su juicio, “socava la protección de la salud pública ante lo que es considerado por la Comisión Europea como la mayor amenaza medioambiental”.

Por su parte, un portavoz del gobierno comunitario recuerda que la propuesta presentada por el vicepresidente ejecutivo para el Pacto Verde, Franz Timmermans, ya incluye “posibilidades de extensión de tiempo o excepciones para atender situaciones en las que persisten problemas agudos de cumplimiento a pesar de las medidas apropiadas de reducción de la contaminación”.

De hecho, cuando la Comisión Europea planteó la revisión de la directiva de calidad del aire el pasado 26 de octubre, ya reconoció que sus objetivos eran menos ambiciosos que los de la OMS porque no era factible para buena parte de Europa lograr los límites establecidos por la OMS para 2030. Por ejemplo, situó en 10 microgramos por metro cúbico anuales de PM₂,₅ (que es el principal contaminante) frente a los 5 que recomienda la OMS, aunque muy por debajo del actual límite de 25. También dejaba en manos de las autoridades nacionales y locales las medidas específicas a poner en marcha para cumplir con los estándares fijados.

La intención de la Comisión Europea con la revisión de esa directiva es reducir en un 75% las muertes prematuras provocadas por los altos niveles de PM₂,₅ y que actualmente alcanzan las 300.000 en el viejo continente. “Nuestra salud depende de nuestro medio ambiente. Un medio ambiente poco saludable tiene consecuencias directas y costosas para nuestra salud. Cientos de miles de europeos mueren prematuramente cada año y muchos más sufren enfermedades de corazón y pulmón cánceres provocados por la contaminación. Cuanto más tiempo esperemos para reducir esta contaminación, mayores serán los costes para la sociedad. Queremos que nuestro medio ambiente quede libre de contaminantes nocivos de aquí a 2050. Esto nos obliga a intensificar nuestros esfuerzos ahora. Nuestras propuestas para seguir reduciendo la contaminación atmosférica y del agua son un elemento crucial para resolver el problema”, resumió Timmermans en octubre.

Ahora ocho regiones, entre ellas Madrid y Catalunya, se alían para rebajar esas expectativas. En el caso de España, fue condenada por la justicia europea precisamente por los altos niveles de contaminación tanto en la capital como en el área metropolitana de Barcelona.

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