Dos de los principales ríos de Madrid contienen restos de cocaína, anfetaminas, opiáceos y ansiolíticos en concentraciones récord en toda Europa. Así lo muestra un nuevo estudio que, por primera vez, ha medido la presencia de 10 drogas y varios medicamentos en las aguas del río Manzanares, que atraviesa la capital, y el Jarama, en el que desembocan la inmensa mayoría de las aguas residuales de su población.
Los resultados muestran niveles nunca vistos en análisis similares realizados en otros ríos españoles, incluyendo zonas cercanas a ciudades muy pobladas, como Barcelona. Los niveles, en principio inocuos para las personas, también superan por lo general a los que se registran en otros países europeos donde se han realizado estas mediciones.
El trabajo resalta que la cocaína es la segunda droga más popular en España tras el cannabis y subraya que nuestro país es líder europeo en el consumo de este estupefaciente entre jóvenes de 15 a 17 años. Al mismo tiempo, señala que las concentraciones de cocaína y sus metabolitos en la orina halladas en los ríos madrileños es la más alta de España y de Europa. El Manzanares y el Jarama superan los niveles vistos en cauces de Italia, Reino Unido, Irlanda y Bélgica y en todas las cuencas fluviales españolas analizadas hasta el momento. Sólo el Llobregat, que desemboca cerca de Barcelona, y el Henares, alcanzan niveles “similares” a los de Madrid en algún punto concreto, señala el trabajo. En Europa, sólo el río Senne de Bélgica registra niveles superiores de cocaína.
Otro ejemplo: los ansiolíticos y antidepresivos están entre las pocas sustancias cuyo consumo se ha disparado en los últimos años, según la encuesta del Plan Nacional Sobre Drogas de 2011-2012. Y los dos ríos de Madrid devuelven esa imagen con uno de los niveles de lorazepam más altos que se han registrado en España (solo Galicia tiene concentraciones similares).
“Nos llama mucho la atención las concentraciones de todas las benzodiazepinas [el tipo de fármacos al que pertenece el lorazepam]”, explica Yolanda Valcárcel, experta en salud pública y toxicología de la universidad Rey Juan Carlos y directora del estudio, publicado en Chemosphere. La experta apunta que los niveles registrados “pueden deberse principalmente al elevado consumo que existe, y más en Madrid”.
La zona analizada es la más poblada de España. El trabajo se ha centrado en agua tomada de los dos ríos en puntos cercanos a las siete mayores plantas de tratamiento de la Comunidad de Madrid, que abastecen a cinco millones y medio de habitantes. Los resultados muestran que la región también bate récords en compuestos relativos a anfetaminas y en opiáceos como la morfina o la metadona. En otros casos, como los metabolitos del cannabis, Madrid está en niveles similares a los de la cuenca del Llobregat, que eran hasta ahora los más altos registrados en España y en Europa. Como en otras regiones de España analizadas, no se ha encontrado heroína ni su metabolito.
Kilos de coca
Las concentraciones de drogas en ríos pueden asociarse a un mayor consumo. En ocasiones los resultados son mucho más altos de lo que estiman las autoridades. Por ejemplo, un estudio en el río Po de Italia mostraba que el cauce llevaba todos los días el equivalente a cuatro kilos de cocaína. Esto a su vez suponía que el consumo de esta sustancia entre los cinco millones de personas que vierten sus aguas residuales al Po excedía con creces los cálculos oficiales.
Ettore Zuccato, uno de los autores de aquel trabajo, comenta el estudio de Madrid. “Los niveles son muy altos, más o menos los que nosotros encontramos en aguas sin tratar”, señala este médico experto en toxicología del Instituto de Investigación Farmacológica Mario Negri, en Milán. “El tratamiento de las aguas residuales suele eliminar el 90% de las drogas ilegales, por eso, mi opinión es que los ríos [de Madrid] reciben descargas de agua sin tratar”, asegura.
Valcárcel defiende que el agua analizada “evidentemente es agua tratada” y apunta a que la diferencia puede deberse a que los ríos madrileños analizados tienen menos caudal que los de Italia o Alemania. Hay otros factores, como que el estudio se hizo en invierno, lo que implica una menor degradación de los compuestos por las altas temperaturas, pero también un mayor caudal del río, lo que aumentaría la dilución.
Valcárcel señala que en este caso “es difícil” asociar concentración y consumo. Para hacerlo habría que poder tomar muestras de aguas fecales sin tratar, pero cuando pidió permiso para hacerlo hace cinco años ni la Comunidad de Madrid ni el Canal de Isabel II que gestiona las aguas lo permitieron. “El departamento de I+D del Canal de Isabel II no quería que entrásemos en las depuradoras de Madrid”, explica la investigadora. En otras comunidades sí se han realizado estos estudios, lo que ha permitido estimar el consumo de cocaína y otras drogas en ciudades como Barcelona, Valencia, Castellón y Santiago de Compostela.
Las muestras se recogieron en diferentes puntos de los ríos Jarama y Manzanares, siempre a unos 100 metros del punto en el que desaguan las centrales depuradoras de aguas residuales. Todas las cantidades registradas son ínfimas (millonésimas de gramo en el mayor de los casos), por lo que no suponen ningún riesgo para la población. El trabajo, no obstante, sí advierte que la concentración de estos y otros nuevos contaminantes podría llegar a ser tóxicos para los organismos acuáticos.
“La conclusión que puede sacarse de estos datos es que realmente es necesaria una eco vigilancia de estos contaminantes, ya que estudios como el nuestro son aproximaciones a la situación real”, señalan Valcárcel y Ángeles Mendoza, coautora del estudio.