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El feminismo planta cara a la “cultura de la violación” en una nueva manifestación tras la sentencia de 'la manada'

El movimiento feminista ha vuelto a manifestarse tras la sentencia a 'la manada'. La indignación social que ha desatado el fallo, que condena a nueve años de prisión a los integrantes del grupo por abuso sexual, sigue cristalizando en la calle. Tras las multitudinarias movilizaciones que tuvieron lugar en ciudades de toda España hace una semana –el día en que la Audiencia Provincial de Navarra leyó la polémica sentencia– y después de que una protesta feminista marcara los actos de celebración del Dos de Mayo en Madrid, la capital ha acogido una manifestación contra “la cultura de la violación”.

La condena a 'la manada', explica el manifiesto de la marcha, “vuelve a reafirmar que la cultura de la violación llega a cada rincón de esta sociedad” y el ámbito jurídico, añade, “no iba a ser menos”. “El movimiento feminista de Madrid se mueve y con él nos movemos todas las mujeres sea cual sea nuestra condición, para tomar las calles una vez más todas juntas”, comienza el texto que han leído en la Plaza Villa de París, donde dos horas después del inicio ha culminado la manifestación. El lugar ha sido elegido porque allí está el Tribunal Supremo y la sede del Consejo General del Poder Judicial.

Pasados unos minutos de las 19:00 horas la cabecera de la manifestación ya se encontraba dispuesta a arrancar desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Bajo el lema “la calle, la noche también son nuestras” y “se acabó la cultura de la violación”, comenzaba la marcha que recorre Madrid con el objetivo de visibilizar que el de 'la manada' “no es un caso aislado”. Lo dice Carlota, de 24 años, que apunta a que “la intención es dejar claro que va más allá de esto en concreto. Y es que la cultura de la violación existe y está por todas partes”.

El fallo contra los cinco chicos que agredieron a una joven el 7 de julio de 2016 en Pamplona, cuenta Merche (20 años) ha sido “la gota que ha colmado el vaso, pero las agresiones sexuales pasan todos los días, lo que ocurre es que la mayoría son invisibles”. Ambas, que son parte del movimiento feminista de Madrid que ha convocado la movilización, hacen hincapié en que apuestan “por medidas preventivas contra las agresiones sexuales, no punitivas”.

Lo mismo piensa Lourdes, que ha venido desde su barrio, Carabanchel, para apoyar a la víctima de los Sanfermines. Asegura que no esperaba una sentencia como la que se dictó el jueves pasado porque “creíamos que iba a ser una justa y esta no lo ha sido”, explica mientras espera a que dé comienzo la marcha junto a otras compañeras del barrio con las que suele coincidir en los espacios feministas. “Venimos a mostrar nuestra indignación por lo que ha ocurrido, pero no pedimos más años de cárcel -remarca-, sino que reivindicamos que no se revictimice a las mujeres que sufren violencia sexual”.

Lourdes tiene 70 años y es una “habitual” de las movilizaciones desde hace “muchos años”. Ahora ve con la ilusión y la experiencia de las veteranas cómo el movimiento feminista se revitaliza con el empuje de las jóvenes. De hecho, una mayoría de las mujeres que portan la pancarta principal lo son. Justo delante de ella se sitúa el “espacio de accesibilidad”, donde marchan las personas que van en silla de ruedas.

Una de ellas es Margarita, que agradece la habilitación de este tipo de espacios en las manifestaciones: “Salgo también por todas las mujeres con diversidad funcional que no pueden hacerlo”, señala antes de unirse a los gritos de sus compañeras. “Escucha, hermana, aquí está tu manada”, “no es un caso aislado, se llama patriarcado” o “no es abuso, es violación”, claman en referencia a la tipificación de los hechos que hizo el tribunal de Navarra. Los magistrados entendieron que no había mediado “violencia o intimidación”, que es lo que exige el Código Penal español para tipificarlo como agresión sexual.

En España el delito de violación no está vinculado al no consentimiento de la víctima tal y como ocurre en la mayoría de países de la Unión Europea, donde solo seis basan la definición en ello. Fue esta concepción la que se debatió el pasado 2 de mayo en el Parlamento Europeo, donde todos los eurodiputados mostraron consenso en dejar de concebir la violación en función del grado de violencia o de amenaza de fuerza. “Si se queda en shock, también es violación”, gritan las asistentes a la marcha. 

La importancia de la educación sexual

Eva y Paula han venido con su hija Manuela, de seis años. Ambas reivindican para los niños y niñas una educación sexual que aborde el deseo, el consentimiento y las relaciones libres; algo que, asegura Paula, “no ocurre lo suficiente”. “No podemos darle la espalda a la educación, es algo crítico. Sin embargo, falta implicación real en los colegios y es fundamental porque todos los mensajes sociales y culturales van en la otra dirección, o sea que ahí hay que intervenir”, afirma.

Esta es, de hecho, una de las demandas fundamentales de la manifestación, que en el último punto de su manifiesto pide “el fin de la educación sexual deficiente, heteronormativa, basada en el miedo” y exige una “basada en el deseo y la diversidad, libre de estereotipos. Estamos hartas de ser educadas para evitar ser violadas”. Mientras la cabecera llega a la céntrica plaza de Cibeles, Sara incide en la importancia de “empezar a hablar de deseo”. “Parece que las mujeres somos un sujeto pasito que tiene que consentir, cuando en realidad tenemos placer y eso debemos de reivindicarlo”, añade.

El manifiesto de la protesta apunta a la no excepcionalidad del caso de Sanfermines: “Esta violación es solo una más de las muchas que se producen cada día, esta es una sentencia más de las muchas que vulneran nuestros derechos, es una manera más de culpabilizarnos y cuestionarnos a las mujeres, de tratar de silenciarnos”.

Ante este escenario, en el que definen la “cultura de la violación” como una forma de “normalizar, permitir e invisibilizar la violencia sexual”, han pedido la integración de la perspectiva de género en todas las instituciones, además de la consideración “jurídica y social” de la violencia machista en todas sus formas. Por otro lado, demandan al Estado que asuma “su responsabilidad” en la implementación de medidas dedicadas a prevenir, proteger y reparar a las mujeres que han sufrido violencia sexual.

Pasadas las 21.00 horas, la cabecera de la manifestación llegaba a la fachada del Tribunal Supremo, donde integrantes del movimiento feminista de Madrid han leído el manifiesto. Una vez más, el feminismo ha vuelto a demostrar que está aquí para quedarse.