¿El papa Francisco quiere cambiar la estructura de la Iglesia?, se pregunta Frédéric Martel, autor de la polémica obra “Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano”, al afirmar que Jorge Bergoglio no está impulsando una transformación en la doctrina que rompa con una Iglesia homófoba.
“Francisco sabe todo. Creo que conoce la situación muy bien y por eso quiere actuar, quiere cambiar el sistema. Creo que no está cambiando la doctrina, pero quiere desafiar la idea de que se puede ser homofóbico y gay al mismo tiempo”, opina el escritor francés en una entrevista con Efe en Buenos Aires.
El investigador piensa y plasma en su libro que el papa Francisco es consciente de la “esquizofrenia” que sufre su “parroquia” desde que fue Arzobispo de Buenos Aires.
Por eso, él mismo quiere hacer reflexionar a los representantes eclesiales que considera unos “hipócritas”.
“Detrás de la rigidez hay siempre algo escondido; en muchos casos una doble vida”, dijo el papa en una de las homilías matinales que el periodista presenció.
A pesar de la aparente lucha de Francisco y de su posición progresista frente a sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI, Martel critica sus constantes cambios de opinión.
“No le estoy pidiendo que vaya a la fiesta del orgullo de Roma ni que diga 'de acuerdo, apoyo la Teoría de Género', entiendo que esto es complejo para un papa, pero al menos, paso a paso, puede hacer algo yendo en una dirección. No quiero ser duro con él, en cierto punto me cae bien, pero no puedes ser 'gay-friendly' y después anti-gay”, manifestó Martel.
Asimismo, considera que las últimas medidas que propuso el pontífice, como es la carta de 'Motu Proprio' para proteger a los menores de los abusos sexuales eclesiales, “no están haciendo nada”.
“Para cambiar un sistema así tienes que reorganizar toda la doctrina. Esta Iglesia está en proceso de destrucción porque no puede combinar la realidad, la doctrina, los hechos”, insiste Martel, al dejar ver que las medidas deberían ser más profundas para provocar una repercusión como la que se produjo con el Concilio II del Vaticano.
Martel reitera que el propósito de esta investigación de cuatro años y medio no es ir contra la iglesia, ni cambiarla, ni juzgar al papa, sino hacer un “buen libro” basado en hechos que muestre “cómo el sexo toma un rol importante en esta organización de poder, a pesar de que pensemos que debido a la votos de castidad no hay sexo en el Vaticano”.
“El problema es hay una gran brecha entre la sociedad y sus propias vidas. Ellos siguen pensando que es terrible que seamos gay, pero la gente homosexual fuera vive una vida normal”, explica el periodista.
Señala que ni siquiera el movimiento disidente que existe en Alemania, Bélgica, Suiza y Holanda, entre otros países, “ha tenido algún efecto” para que la Iglesia rompa con la intolerancia hacia el colectivo LGTBI.
“Lo que estoy narrando es la historia de miles de sacerdotes en Argentina, España, y en todo el mundo que se convierten en curas por su homosexualidad, no quiero decir con esto que no sean creyentes, por supuesto que lo son, pero este elemento es clave para convertirse en sacerdotes”, argumenta Martel ya que la iglesia fue “por un largo periodo un lugar seguro para los homosexuales”.
“Sodoma” revela “la mentira más grande de los últimos 50 años” través de 1.500 entrevistas a cardenales, nuncios, sacerdotes y seminaristas, entre otros, y numerosos archivos legales, judiciales y policiales.
La carta que divulgó Benedicto XVI la semana pasada “confirma mi libro”, dice el autor.
El expontífice revela que, en el marco de la Revolución del 68 y la liberación sexual, “en varios seminarios se establecieron grupos homosexuales que actuaban más o menos abiertamente, con lo que cambiaron significativamente el clima que se vivía en ellos”.
Benedicto admite este “secreto de Polichinela” y confirma que la iglesia, como explica Martel, “promueve y recluta gente homosexual”.
Según los testimonios que el libro recoge, aproximadamente entre el 50 % y el 70 % de los seminaristas son gays y el 80 % del Vaticano también.
Algunos activos hasta para organizar “fiestas sexuales con drogas”.
Otros castos y fieles a los votos de castidad como “probablemente Benedicto XVI ¿quién sabe?”.
Martel asegura que durante sus investigaciones siempre se topó con la regla de Sodoma: “Los más altos cargos de la jerarquía son los más gays”.
“Cambiar la estructura es, honestamente, muy complejo. El papa no tiene realmente la capacidad para hacerlo solo”, concluyó Martel.
María Paulina Rodríguez