“Nunca me había imaginado que se podía trabajar y ser pobre”
España ha sido un gran desengaño para Sadou Diallo. Cuando este joven de 30 años de Guinea Conakry se jugó la vida cruzando el Mediterráneo en una patera no esperaba que la situación aquí iba a ser la que se encontró. Diallo estuvo cuatro años sin papeles, sin posibilidad de poder trabajar. Cuando los consiguió se trajo a su mujer y dos hijos, y finalmente pudo conseguir un empleo: fregando platos con un contrato fijo discontinuo. Trabaja cuando le llaman y en esas circunstancias no le da para pagar el piso que ha alquilado, por lo que ha tenido que meter un inquilino en una habitación. “La precariedad es trabajar y no tener para pagar tus gastos. Nunca me había imaginado que se puede trabajar y ser pobre”, cuenta.
“Cuando llegué aquí era muy diferente de lo que yo pensaba. Creía que me iba a encontrar todo fácil, pero fue al revés. Imagínate que llegas a una ciudad donde no hablas el idioma, no conoces a nadie, vienes sin estudios la mayoría, nunca has ido al colegio... He ido dos veces a Guinea contándoles lo que hay aquí, pero no me creen. No quiero que nadie pase por lo que he pasado yo”.
Vídeos realizados por Olmo Calvo y Celia Hernández.
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