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Una mayoría de ciudadanos ve bien que haya un abono único para todos los transportes del país

Imagen de archivo de un grupo de jóvenes en una parada de autobús de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid.

Raúl Rejón

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Hace un año, la organización Greenpeace lanzaba la idea de que se implante un abono único con tarifa plana para montarse en los transportes del país. El plan es aumentar los viajes colectivos, reducir el uso del coche y, así, recortar las emisiones de CO2. Un billete climático. No era un conejo sacado de la chistera ya que este título funciona en Alemania o Austria.

“Existe un fuerte respaldo social a la creación del abono único”, añade ahora la organización. Se basa en una encuesta que ha encargado en España para sondear la iniciativa: el 75% de la población, según sus resultados, considera útil este tipo de título único para montarse en autobuses, metros, tranvías o trenes de cualquier ciudad con un precio único. También supondría un incremento en el uso del transporte público de entre un 50% y un 30%.

El trabajo, realizado mediante 2.005 entrevistas con “distribución representativa de población, comunidad autónoma genero y edad”, concluye que tres cuartas partes de la población entiende que una medida así ayudaría a “disminuir la dependencia del vehículo privado” y mejoraría la movilidad del día a día.

Las comunidades donde, según las respuestas, se considera más útil un abono único son las Islas Canarias, Andalucía, Galicia y Madrid.

Disponer de una tarifa plana mensual resulta, pues, atractivo. Pero ¿a qué precio? La encuesta refleja que se ve como asequible un precio de entre 30 y 49 euros. “El 85% de los encuestados apoya la transición de los descuentos actuales a un sistema de abono único”, añade el trabajo presentado este jueves por Greenpeace.

“Los actuales descuentos han sido una buena experiencia piloto que ha funcionado, estamos viendo cómo el número de personas que utilizan el transporte público y los viajeros habituales no para de crecer”, comenta la coordinadora de movilidad en la organización, Cristina Arjona.

De hecho, el 40% de los encuestados utiliza más el transporte público debido a los descuentos. Si estas ayudas decayeran, un tercio viajaría menos, dicen, pero otro tercio admite que utilizaría más el coche privado. “Ahora, es necesario que se dé un paso más y tomar medidas para que el transporte público sea asequible de forma permanente”.

Las experiencia en Alemania se puso en marcha en mayo de 2023. Se denomina Deutschland-Ticket y cuesta, justamente, 49 euros. La propia Greenpeace en Alemania está abogando ahora por rebajar el precio a 29 euros. De momento, se están desplazando viajes del coche privado hacia el transporte público.

A la hora de evaluar un plan como este, un estudio encargado por Ejecutivo alemán concluyó que el 10% de los desplazamientos realizados sustituyó un viaje que de otro modo se habría hecho en coche. El informe calculó las emisiones evitadas teniendo en cuenta los viajes transferidos del automóvil a los autobuses y trenes en 1,8 millones de toneladas de CO2. “Tres meses con un billete de nueve euros ahorran aproximadamente la misma cantidad de CO2 que un año de límites de velocidad en las autopistas”, explicó la Asociación de Empresas de Transporte.

En Austria tienen el denominado directamente Klimaticket desde 2021. Es más caro y sale a 91 euros mensuales si se paga en una anualidad.  

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