La foto y la noticia de que tres periodistas españoles han desaparecido en Siria no debieron aparecer este martes. Así lo querían desde el Gobierno y las familias de Antonio Pampliega, José Manuel López y Ángel Sastre. Uno de los motivos es que si se tratara de un secuestro por dinero -una hipótesis aún no confirmada desgraciadamente muy posible en un lugar como la ciudad siria de Alepo- el precio de los rehenes subiría y se complicaría el rescate. “Esperamos que estén incomunicados”, señala una fuente gubernamental, que confía en que la publicación de la noticia no haya llegado a los posibles captores de los reporteros en el caso de que se trate de un secuestro.
La carambola mediática por la que acaba publicándose en España la noticia empieza en la propia Siria. El pasado sábado, la web Stepnews publica la nota sobre tres desaparecidos españoles en Alepo, con una foto de los tres en el interior de una furgoneta.
Está en árabe, así que en España pasa inadvertida por unos días. Sin embargo, acaba por llegar y el periódico The New York Times empieza a trabajar en la historia. Esto precipita los acontecimientos. En las redacciones españolas la noticia empieza a conocerse aunque no se publica.
Ahora mismo Alepo “es posiblemente el lugar más peligroso de Siria”, confirma una fuente experta del Gobierno. Hay combates abiertos y grupos que cambian de bando, por lo que el Gobierno no quería que la noticia se conociera, aunque estuviera ya en las redacciones.
“Era un secreto a voces”, cuenta el redactor jefe de Internacional de ABC, Alberto Sotillo, el medio que acabó publicándolo como “exclusiva” y que ha recibido críticas por saltarse el “pacto de silencio” desde las familias de los jóvenes. También las fuentes del Gobierno se muestran sorprendidas por que “una estrategia institucional acabe siendo objeto de exclusiva”.
Sotillo tiene otra versión: “No había ningún pacto de silencio porque nadie del Gobierno nos dijo que lo hubiera ni que no publicáramos. Llegó a la redacción que otro medio la iba a publicar. Se decidió que se daba en ese momento en Internet porque nos dijeron que en cinco minutos iba a haber un comunicado del Ministerio de Exteriores contando la desaparición. Así que como eran cinco minutos solo, lo publicamos”.
El plan del Ministerio de Exteriores era informar de la desaparición (que no secuestro, como se publicó en la primera versión de ABC), a través de un comunicado que iba a hacer público la Federación de Asociaciones de Prensa de España (FAPE). Finalmente se desencadenó una ola de llamadas al Ministerio, que fue confirmando medio a medio la desaparición.