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La escasez de cobalto en la UE pone en peligro el plan del Gobierno sobre vehículos eléctricos

Los planes de los gobiernos europeos para eliminar los vehículos de gasolina y diésel, incluido el presentado recientemente por el gobierno de Pedro Sánchez, se sostienen en el auge del vehículo eléctrico, lo que aumentará significativamente la demanda de cobalto, un elemento fundamental en la construcción de las baterías de estos vehículos. Sin embargo, según un nuevo informe del Joint Research Center (JRC), se espera que la demanda de este elemento supere la oferta en 2020, lo que podría “obstaculizar el crecimiento de los vehículos eléctricos”. Además, los expertos alertan de la excesiva concentración de este recurso minero, ya que más de la mitad de la producción mundial de cobalto se encuentra en la República Democrática del Congo, donde varias organizaciones han denunciado los continuos problemas medioambientales y de explotación infantil.

El cobalto es un elemento necesario para la producción de las baterías de iones de litio que se utilizan en multitud de dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles u ordenadores portátiles. Sin embargo, se estima que en 2030 el 65% de la producción irá destinada a satisfacer la creciente demanda de vehículos eléctricos.

El cumplimiento de los objetivos climáticos establecidos en el acuerdo de París implica que el parque de coches eléctricos deberá alcanzar aproximadamente unos 150 millones de unidades en 2030, con unas ventas anuales que deberían crecer a un ritmo anual del 25%, según las estimaciones realizadas por las autoras de un informe presentado ayer durante la Semana de las Materias Primas organizada por la Comisión Europea.

La oferta de cobalto no cubrirá la demanda en 2020

El cobalto se extrae actualmente en 20 países, pero más de la mitad de la producción mundial corresponde a la República Democrática del Congo (RDC), donde solo las cuatro minas más importantes son responsables de entorno al 43% de la extracción mundial, estimada actualmente en unas 160.000 toneladas.

Según la estimaciones realizadas sobre los proyectos mineros actuales, en 2030 se espera que la producción global crezca hasta una cantidad de entre 193.000 y 237.000 toneladas. Sin embargo, el crecimiento del mercado de coches eléctricos también disparará la demanda global de cobalto y creará un cuello de botella cuyos efectos se empezarán a notar ya en 2020, cuando la oferta supere la demanda por primera vez.

Mientras que el pasado año el 65% de la producción mundial de cobalto era suficiente para satisfacer la demanda mundial, el informe estima que la demanda crecerá entre el 7% y el 13% en los próximos años, con lo que el consumo medio superará las 390.000 toneladas en 2030, quedando más 150.000 toneladas por encima de la producción prevista para ese mismo año.

Si además de los balances de oferta y demanda también se incluyen los efectos de la sustitución de baterías con cobalto por otro material y el reciclaje de baterías de vehículos eléctricos, se espera que el déficit de cobalto sea de unas 64.000 toneladas en 2030.

La producción de la UE es insuficiente

La situación es algo más acuciante en la UE, donde la demanda anual de cobalto ya es aproximadamente nueve veces superior a la producción interna, que se sitúa en torno a las 2.300 toneladas. Además, las previsiones estiman que la demanda ascenderá a 108.000 toneladas en 2030.

“El cobalto es un elemento muy escaso y en Europa tenemos una producción muy baja, que viene fundamentalmente de empresas de los países nórdicos, pero que es claramente insuficiente”, explica a eldiario.es Francisco Javier González, investigador del Instituto Geológico y Minero de España y que se encuentra en estos momentos en Bruselas, participando en la Semana de las Materias Primas.

En la actualidad, Finlandia es el único productor minero de la UE y aunque también se han identificado depósitos en Suecia y España, el informe destaca que todos tienen una concentración muy baja de cobalto.

Cobalto obtenido con trabajo infantil 

Entre los proveedores de cobalto de la UE destaca la RDC, del que obtiene casi la mitad de sus importaciones, una relación no exenta de polémica, dado que varias informes han mostrado que aproximadamente el 20% de la producción procede de extracciones de minería artesanal en las que se ha identificado un uso continuado de trabajo infantil.

Así lo señalaba el pasado año un informe publicado por Amnistía Internacional, en el que la ONG acusaba a las principales empresas de electrónica y de vehículos eléctricos de “no hacer lo suficiente para poner fin a las violaciones de los derechos humanos que entran en sus cadenas de suministro de cobalto”, a pesar de que otro informe publicado en 2016 ya había documentado como “niños y adultos extraen cobalto en estrechos túneles artificiales y corren el riesgo de sufrir accidentes mortales y enfermedades pulmonares graves”.

En otro informe publicado hace apenas dos semanas por The Enough Project también se muestran los “abusos de los derechos humanos como el trabajo infantil o las condiciones de trabajo peligrosas” y se señalan los vínculos de la minería artesanal con militares corruptos.

Este tipo de minería artesanal, que se aplica en distintas partes del mundo y es llevada a cabo por miles de pequeños mineros que extraen los materiales a mano, se había reducido ligeramente a lo largo de este año gracias al aumento en la producción de la mayor mina de cobalto del país, controlada por la compañía Glencore, principal productor mundial de cobalto.

Sin embargo, la semana pasada esta empresa suiza se vio obligada a detener la producción de cobalto tras el descubrimiento de uranio radiactivo. Este giro, que alterará significativamente el mercado de cobalto, probablemente volverá a aumentar la demanda de minería artesanal, lo que con toda probabilidad repercutirá en un aumento de la explotación infantil en la zona.

Recuperar proyectos mineros en Europa

“Esta es una cuestión clave”, señala González, “queremos móviles y coches eléctricos, pero a qué precio, ahora mismo estos minerales vienen de países que no tienen unas condiciones laborales dignas, donde se violan los derechos humanos y donde el medio ambiente se contamina de forma masiva”.

La solución para este geólogo se apoya en que Europa recupere parte de su explotación minera. “Si hiciéramos este tipo de minería en Europa no solo tendríamos un aprovisionamiento más seguro, sino que se haría de una forma medioambientalmente más sostenible y respetando los derechos humanos”, asegura.

En el informe del JRC también se destaca la necesidad de promocionar el reciclaje de baterías, así como buscar compuestos alternativos, como el níquel, pero que también necesitarían de una mayor producción minera, por lo que abogan por promover proyectos mineros en Europa y atraer inversores para “reactivar los proyectos inactivos y promover la exploración eficiente de nuevas zonas prospectivas”.

En busca de minas más sostenibles

Sin embargo, durante los últimos años, varios proyectos mineros planteados en Europa se han encontrado con una importante oposición ciudadana, por no contar con unas garantías medioambientales suficientes y en España, el grupo Ecologistas en Acción presentó el pasado mes de ocutbre una propuesta de modificación de la Ley de Minas que data de 1973.

La plataforma ecologista propone la total exclusión de la actividad minera de todas las áreas de interés ambiental de nuestro país y el establecimiento de “garantías que acrediten la solvencia económica y técnica de los titulares de derechos mineros”, para evitar la obtención de permisos por parte compañías especulativas, que quieren aprovechar el actual alza de precios derivado de la alta demanda de ciertos recursos.

González defiende la idea de mejorar en la medida de lo posible los controles y asegura que “debemos centrarnos en hacer minas sostenibles desde el punto de vista medioambiental”. Sin embargo, concluye que “si queremos seguir disponiendo de teléfonos móviles o de coches que contaminen poco, debemos entender que las minas son absolutamente necesarias”.

La minería submarina

Entre los proyectos futuros para obtener más minerales necesarios para la producción de productos electrónicos, está la minería submarina. Según González, que es el coordinador de un proyecto europeo cuyo objetivo es cartografiar los depósitos minerales submarinos de Europa, “el fondo del mar es la verdadera reserva de minerales del planeta”. Aún así, este geólogo señala que la explotación de depósitos de cobalto como los que se han encontrado en aguas de Canarias no se producirá a corto plazo. “Hay que seguir investigándo esos depósitos para saber cómo son y entender si la explotación puede ser dañina desde un punto de visa medioambiental, estamos hablando de un plazo de mínimo de 10 ó 15 años”.