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La movilidad verde, a debate: “No se trata de cambiar los atascos de coches de combustión por otros con coches eléctricos”

Andrea Menéndez Faya

13 de julio de 2022 21:46 h

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“La movilidad es inherente al ser humano. Cubrir las necesidades de movilidad en los tiempos que vivimos, a corto y medio plazo, es insostenible y trae muchas incertidumbres”. Con esta frase de Isabel Olmo ha comenzado el debate organizado este miércoles en elDiario.es con el patrocinio de Acciona y moderado por el director de opinión de elDiario.es, Gumersindo Lafuente, en el que María Eugenia López, subdirectora del Centro de Transporte de la Universidad Politécnica de Madrid, Carlos Ferreras, director comercial de Silence e Isabel Olmo, jefa del departamento de movilidad sostenible y ciudad del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) han abordado el reto de la movilidad eléctrica.

Los últimos acontecimientos mundiales han puesto sobre la mesa un problema de suministro que obliga a una transición tanto para el transporte de pasajeros como de mercancías. Cambiar estos hábitos de movilidad supondrá una mayor eficiencia e introducir tecnologías alternativas que permitan una mayor sostenibilidad y asegurar el compromiso de descarbonización. El vehículo eléctrico, hoy por hoy, es una tecnología que mejor puede garantizar este plan.

Cuando hablamos de vehículos eléctricos, solemos simplificar en los coches, pero la diversidad de la movilidad eléctrica es muy amplia. “Podemos hablar del transporte público, de la distribución de mercancías o del coche compartido, no solo del vehículo personal. Es movilidad eléctrica compartida y conectada” —explica María Eugenia López— “Otra cosa es hablar del coste y los plazos, queremos hacer mucho en muy poco tiempo”

Los puntos de recarga: el miedo del comprador

En España hay de momento 245 puntos de recarga para vehículos por cada millón de habitantes. Es decir, existen 12.702 puntos en total, cuando el objetivo para finales de 2022 era alcanzar unos 45.000. Más a largo plazo, la expectativa es llegar a los 340.000 a finales de 2030. “El ciudadano lo primero que quiere saber es cómo va a recargar el vehículo” —concuerdan Isabel Olmo y Carlos Ferreras— “tienes que saber dónde vas a recargar en carga lenta, dónde podrás hacer la recarga de oportunidad en el medio urbano, y dónde podrá hacer una recarga en carretera”.

Para 2023, todos los aparcamientos del sector terciario que tengan más de 20 plazas tendrán que tener un punto de acceso de recarga por cada 40 plazas. Solo en el sector de centros comerciales, esto supondrá 17.000 nuevos puntos de recarga que beneficiarán la movilidad urbana. Por parte de la carga ultrarrápida para desplazamiento en carretera, las estaciones de servicio juegan un papel importante a la hora de transmitir confianza al conductor para su sensación de autonomía. En 2023, habrá 200 puntos de recarga de 150 kilovatios, y 800 de 50 kilovatios según la Ley de Cambio Climático y de Transición Energética.

El vehículo eléctrico como fuente de ahorro

El vehículo eléctrico supone un ahorro sustancial para los bolsillos de las familias y también para las arcas públicas que utilicen este tipo de movilidad en sus flotas. La recarga vinculada (la básica del vehículo) está calculada en aproximadamente 1,5 euros cada 100 kilómetros, frente a los 8 o 9 euros de un vehículo de combustión.

España está aún lejos del objetivo planteado por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que aspiraba a alcanzar un parque de 5 millones de vehículos electrificados en 2030. Este mismo plan prevé que en 2025 se establezca una paridad de precio entre vehículos eléctricos y de combustión, lo que favorecerá el despegue de la apuesta por la transformación de las flotas particulares y colectivas. Sin embargo, la subida de los precios de los vehículos de combustión está acelerando este proceso.

El modelo de Silence supone que los “vehículos están pensados para estar siempre conectados”, dice Carlos Ferreras. “Sabemos que el precio era una barrera de entrada, y proponemos, por ejemplo, tener el vehículo también en propiedad pero sin la batería. El usuario paga una suscripción mensual con una serie de ciclos, y pagaría por cada 100 kilómetros más”.

La movilidad urbana: un reto a afrontar

No se trata de cambiar los atascos de vehículos de combustión por otros con vehículos eléctricos. El reto de mejorar la movilidad urbana es mucho mayor. “La electrificación es un plus”, dice María Eugenia López, “pero los nuevos de negocio están más vinculados al pago por uso que al pago por propiedad, que satisface esas necesidades de movilidad”.

La movilidad compartida y la digitalización permiten que los vehículos estén conectados con la ciudad y sus infraestructuras, lo que da mucha más eficiencia. Las ventajas que proporcionan los vehículos eléctricos pueden ser aprovechadas también en el transporte público, “la mayoría de las trayectorias de nuestros vehículos pasan por centros urbanos y calles muy concretas. Con esto se pueden reordenar las rutas de transporte público para hacerlas más eficientes”, comenta Carlos Ferreras.

Concentrar las necesidades de movilidad públicas en base a los hábitos de los ciudadanos de los grandes núcleos urbanos es una necesidad, y para eso hay que trasvasar los desplazamientos de pasajeros y mercancías a medios más eficientes, financiando el transporte público y haciéndolo más accesible para la ciudadanía, fomentando el uso racional de los medios de transporte, con modalidades como el carsharing (alquiler flexible de coches) o el carpooling (compartir vehículo en desplazamientos), eliminando las congestiones en las ciudades.

La España vaciada y la movilidad eléctrica

“Desde el IDAE, hemos pactado un programa de ayudas que se incrementan cuando el municipio tiene menos de 5 mil habitantes, con un 10% adicional para la ayuda al vehículo”, dice Isabel Olmo. Se presentan propuestas de taxis compartidos para servicios médicos, colegios y otras gestiones, y que se puedan presentar soluciones desde las instituciones públicas para salvar la movilidad de sus habitantes.

Las ayudas pasan por fomentar el vehículo eléctrico, buscando la descarbonización y conexión. “Con el nuevo modelo concesional de los autobuses, se permite además que haya plazas libres para ser utilizadas por este tipo de usuarios de forma eficiente, con mucha más flexibilidad”, dice María Eugenia López.

En las zonas más alejadas de los núcleos urbanos, el vehículo autónomo —una de las propuestas para movilidad eficiente que sería adecuada para la España vaciada— encuentra una problemática: “La tecnología está inventada, el problema son las infraestructuras. El vehículo tiene que leer las señales, las carreteras tienen que estar limpias y eso lleva un coste de mantenimiento, además necesita el uso de 5G. No es tan fácil”, añade también López.

La Recuperación y Transformación Económica

Los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) son un nuevo instrumento de colaboración público privada en los que colaboran las distintas administraciones públicas, empresas y centros de investigación que está acelerando el plan de despliegue de la infraestructura de recarga, y desde el Ministerio de Industria se está fomentando la industria nacional para hacer una apuesta de desarrollo económico vinculada a la movilidad eléctrica.

“Los fondos que se están dando en los distintos programas tienen este objetivo. El PERTE va más ligado a consolidar la industria, y en el caso del vehículo eléctrico, España es uno de los grandes fabricantes mundiales y no puede perder esa posición ni la riqueza que supone”, señala Isabel Olmo. En ese sentido, Carlos Ferreras quiso resaltar que esos fondos han permitido a su compañía, Acciona, “ser capaces de adquirir una fábrica 10 veces mayor que la que teníamos para hacer este camino de fabricar 100.000 vehículos, generar empleo de calidad y ser parte de la industria española”.

Del Olmo ha destacado que “hay que procurar que nos sigan asignando modelos eléctricos a las plantas españolas y para eso contribuyen mucho los fondos para que se creen esos proyectos industriales y también, por otro lado, crear esas condiciones que faciliten que la movilidad eléctrica avance”. Todo ello, ha señalado, ofrecerá a España posibilidades “en términos industriales, de generación de empleo y crecimiento económico”.