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Muere el filántropo Edhi, héroe asceta de los necesitados paquistaníes

EFE

Islamabad —

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El filántropo asceta Abdul Sattar Edhi, creador de la mayor organización solidaria de Pakistán y héroe nacional, falleció a los 88 años en un hospital de la ciudad de Karachi al borde de la medianoche.

Símbolo de austeridad y humanismo en un país donde los políticos son acusados regularmente de corrupción y dividido por la violencia sectaria y religiosa, Edhi era considerado un “santo viviente” y una suerte de Madre Teresa por socorrer a los necesitados sin hacer distinciones y por su estilo de vida ascético.

“Quería ser enterrado con la misma ropa que solía vestir. También quería donar sus órganos”, dijo su hijo Faisal Edhi en el hospital donde falleció el filántropo, de acuerdo con el diario Dawn.

El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, anunció un día de luto nacional y la concesión póstuma de la condecoración Nishan-i-Imtiaz, el mayor honor que puede recibir un civil en Pakistán.

“Hay pocos hombres que han hecho tanto bien y marcado tanto la diferencia en la vida y la subsistencia de los paquistaníes como Abdul Sattar Edhi”, afirmó Sharif en un comunicado.

El filántropo será enterrado hoy sábado en Karachi.

Nacido en una familia de comerciantes en el estado indio de Gujarat en 1928, Edhi llegó a Pakistán en 1947, tras la partición del subcontinente.

La incapacidad del Gobierno para ayudar a su madre, paralizada y con problemas mentales, supuso un punto de inflexión en la vida del que se convertiría en el mayor filántropo del país.

Lleno de idealismo y sin apenas medios, Edhi abrió su primera clínica en Karachi en 1951, semilla de lo que se convertiría en un imperio solidario compuesto por salas de maternidad, orfanatos, morgues, casas para los ancianos y hospitales.

El mayor símbolo de la Fundación Edhi son las 1.500 ambulancias que rápida y eficazmente llegan a los escenarios de los abundantes ataques terroristas que sufre el país.

Un aura de ascetismo rodeaba a Edhi, que solo tenía dos mudas de ropa y dormía en una habitación sin ventanas y apenas muebles en las oficinas de su fundación.

En un país dividido por la violencia religiosa y el maltrato a las minorías cristianas e hindúes, el filántropo no hacía distinciones a la hora de socorrer a los necesitados.

“Mi ambulancia es más musulmana que tú”, respondió en una ocasión a la pregunta de por qué ayudaba a las minorías.