La mujer que se enteró de que la privada le cobraría 6.000 euros por el parto: “Es una suerte tener sanidad pública”
“Si te digo la verdad, se me cayeron las lágrimas”. Esa fue la primera reacción de Laura, bloguera especializada en cocina, cuando se enteró a pocos días de dar a luz de que la clínica privada con la que había hecho todo el seguimiento de su embarazo le cobraría entre 6.000 y 10.000 euros –extras no incluidos– por el parto.
Desde hace cuatro años, Laura tiene contratado un seguro médico privado con Asisa por el que paga 51 euros al mes, pero que no le incluye hospitalización. Laura nunca ha necesitado un ingreso hospitalario y, al quedarse embarazada y comenzar el seguimiento a través de la privada, dio por hecho que el seguro también le cubriría el parto. Se enteró de que no era así habiendo salido ya de cuentas, embarazada de 40 semanas y cinco días. Y entonces empezó el “drama”, cuenta a elDiario.es.
“No me lo esperaba”, confiesa la chica. “Cuando me llama el hospital un viernes a las dos y media de la tarde y me dicen que contacte con mi seguro porque les acaban de decir que la inducción no me la cubren se me cayeron las lágrimas”, explica Laura por teléfono, a pocas horas de que le induzcan el parto (finalmente en un hospital público). “Cambié de un seguro a otro hace cuatro años; no miré la letra pequeña, y ahora mismo ni me acordaba”, admite.
Cambié de un seguro a otro hace cuatro años; no miré la letra pequeña. Se me cayeron las lágrimas cuando me enteré
La llamada de la clínica se produjo el pasado viernes 19 de mayo, a menos de una semana de la cita que tenía Laura para que le indujeran el parto tras haber cumplido más de 41 semanas de gestación. En ese momento, la mujer se quedó “en shock”. “Yo decía: lo tengo todo planeado, super bien cerrado y, de repente, te rompen los esquemas y tienes que buscarte la vida, sabiendo que podía ponerme de parto en cualquier momento”, cuenta.
Entre 6.000 y 10.000 euros, “extras aparte”
Primero Laura y su pareja se plantearon pagar el procedimiento, idea que descartaron al enterarse, por el hospital privado, de que un parto vaginal les costaría entre 6.000 y 7.000 euros y una cesárea entre 9.000 y 10.000 euros, “extras aparte”.
Enseguida, Laura decidió recurrir a su “enorme comunidad” en redes sociales, donde la siguen más de 290.000 personas en Instagram y más de 400.000 en TikTok. Contó su problema y sus seguidoras le recomendaron que acudiera a varios hospitales públicos de Barcelona –donde Laura reside desde hace poco más de un año– para informarse y dar a luz en alguno de ellos. Allí, concretamente en el Sant Joan de Déu, la mujer encontró su ‘solución’. “La amabilidad del personal fue impresionante. Fueron supercomprensivos, me dijeron que no era la única”, explica.
Ahora, Laura tiene “clarísimo” que va a llevar su parto “con la sanidad pública”. “¿Para qué pelearme a estas alturas con el seguro? Además, entre el privado y el público, ahora mismo estoy más tranquila en el público por si acaso pasa algo. Me da muchísima confianza la pública. Me dicen que si pasa algo con el bebé, literalmente en la planta de arriba hay personal cualificado para absolutamente todo, hay máquinas para todo. Estoy súper, súper tranquila”, dice.
El “coste real” de la sanidad
Laura cuenta que ha tenido seguro médico privado “toda la vida” porque sus padres lo tenían, por “la facilidad” y para “evitar esperas” en las citas con especialistas. “Nunca tenía que ir al médico y, si lo necesitaba para algo puntual, iba por el privado”, señala. La mujer reconoce que hasta ahora tampoco se había planteado el “coste real” de tener acceso a una buena sanidad.
elDiario.es se ha puesto en contacto con Asisa para conocer su versión. Desde la aseguradora apuntan que Laura “ha explicado perfectamente lo que ha ocurrido”. “La asegurada tenía contratado un seguro con coberturas ambulatorias y especialidades, pero que no tiene incluida la hospitalización”, señalan. “Este tipo de seguros lo contrata gente más bien joven que no tiene previsto utilizar su seguro para una hospitalización”, añaden. Para tener una “cobertura completa”, hay que pagar “una prima un poco más alta”, cuyo importe no especifican porque “dependiendo de quién lo contrate o desde dónde, tiene un precio distinto”, explican fuentes de Asisa.
Estas mismas fuentes indican que “cuando el asegurado va a contratar, recibe toda la información de las coberturas incluidas y las que no” y que, aparte, los hospitales con los que la aseguradora tiene conciertos saben qué coberturas tiene incluidas cada paciente/cliente “cuando ven los datos del asegurado”. Desde Asisa aseguran, además, que el de Laura “es un caso excepcional”. “Normalmente la gente sabe las coberturas que tiene contratadas con su seguro. Y los hospitales suelen informar. Si no tienes contratado un seguro de cobertura completa, no sueles ir a un hospital privado por una urgencia”, afirman.
¿Sabes la de cientos de mujeres, quizás miles, que me han escrito en redes sociales con casos parecidos?
Esto contrasta, no obstante, con el relato de Laura. Ella admite que, en parte, fue su “culpa” enterarse a última hora de lo que tenía contratado; sin embargo, no parece ser la única persona que se ha visto en una situación similar. “¿Sabes la de cientos de mujeres, quizás miles, que me han escrito en redes sociales con casos parecidos?”, dice. A algunas, según le han contado, el seguro privado “no les cubría la [anestesia] epidural”, por ejemplo.
Otra mujer, cuyo caso “ha chocado un montón” a Laura, le contó que tuvo que someterse a una cesárea de urgencia. Como no conocía el coste asociado en la privada y no hubo tiempo de trasladarla a otro centro, la mujer “tuvo que pagar de golpe todo el precio de la cesárea”, explica Laura. Ella misma ahora entiende mejor el “coste” que supone “movilizar tanto equipo y tanto personal”, en este caso para un parto, pero “igualmente es muy fuerte”, reflexiona.
“Ha sido un aprendizaje”
Laura ahora está “feliz” por que el nacimiento de su primera hija se haya retrasado más de lo esperado, lo justo para enterarse del precio de parir en la privada y para cambiarse a tiempo a un hospital público. “Ha sido un aprendizaje”, dice, y “un aviso para muchas mujeres a las que les puede pasar lo mismo”.
Tenemos la suerte de vivir en España y de tener un sistema sanitario tan potente. Eso es maravilloso, no se puede pagar
Cuando Laura acudió al Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, embarazada de casi 41 semanas, para saber si ahí podían asumir su parto, la mujer pensó que le iban “a gritar por tonta”, pero ocurrió “todo lo contrario”, asegura la mujer, ya tranquila.
“Tenemos una suerte de vivir en España y de tener un sistema sanitario tan potente, tan avanzado y con un personal tan amable, tan educado, que no te hace sentir mal por errores que hayas podido cometer”, considera ahora Laura. “Eso es maravilloso, no se puede pagar”, dice. Esta experiencia agridulce también le ha servido “para darte cuenta de lo que cuesta cada cosa que te haces” en la sanidad. “Aunque tú pagues cero euros, saber cuánto cuesta le da valor. No nos damos cuenta, y es muy fuerte”, sostiene la mujer.
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