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Test rápidos 'de autodiagnóstico': un producto a la venta en farmacias que puede causar peligrosas confusiones

Un sanitario durante unas pruebas de tests de antígenos. EFE/Carlos Barba/Archivo

Sergio Ferrer

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“Ningún test de anticuerpos sirve para determinar si existe una infección activa y además tienen una precisión menor. Son útiles en estimaciones poblacionales, no para tomar decisiones a nivel individual”, recordaba la semana pasada la directora del Instituto de Salud Carlos III Raquel Yotti durante la presentación de la cuarta ronda del estudio de seroprevalencia ENE-COVID.

Sus palabras eran una referencia velada a los test rápidos de anticuerpos que desde principios de diciembre se encuentran en farmacias de toda España bajo receta médica. Esto, a pesar de que organismos como la OMS recomiendan su uso “solo con fines investigadores” como el de los estudios de seroprevalencia destinados a saber qué porcentaje de población ha estado en contacto con el SARS-CoV-2.

El aviso no era nuevo. La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) ya había lanzado un comunicado a finales de noviembre en el que se posicionaba contra su uso. “Las pruebas de detección de anticuerpos no sirven, y por tanto no deben ser utilizadas, para diagnosticar infección activa por SARS-CoV-2”, advertían. “Estas pruebas tienen un uso muy limitado (si es que tienen alguno) en la evaluación de la infección activa, a pesar de que con este fin se estén aplicando erróneamente en algunas comunidades autónomas y en otros ámbitos”, escribía la experta en pruebas diagnósticas de la Universidad Miguel Hernández Blanca Lumbreras en The Conversation . “Además, tienen importantes limitaciones, especialmente las relacionadas con la presencia de resultados falsos positivos por su reacción cruzada con otros virus”.

La lista de sociedades, organismos y expertos que se han posicionado contra el uso general de los test rápidos de anticuerpos es tan larga que sería difícil incluirla al completo en este artículo. “No constituyen un método de diagnóstico concluyente y tienen gran dificultad para ser interpretadas”, explicaba el Colegio de Médicos de Cáceres, que temía que pudieran “inducir a una sensación de falsa seguridad en quien se los realiza”.

La Sociedad Vasca de Medicina de Familia y Comunitaria recomendó directamente no recetarlos. Entre sus motivos, explicó que pueden suceder dos cosas si hacemos este test: “Si nos sale negativo, estamos en donde estábamos (mascarilla, distancia y lavado de manos); si nos sale positivo, no sabremos si estamos infectados o curados”.

Infección pasada no es lo mismo que presente

A pesar de este rechazo masivo, los test rápidos de anticuerpos fueron aprobados para su venta en farmacias a comienzos de diciembre, con receta médica, y publicitados con el engañoso nombre de 'test de autodiagnóstico'. Muchos profesionales mostraron su confusión y enfado. “La información que le llega al público es que te detecta la enfermedad y a mí eso me parece peligroso”, asegura Lumbreras a elDiario.es.

“Si los venden como 'test de autodiagnóstico' te crees que lo haces y ves si lo tienes [el coronavirus], y no es así. Es para ver si has estado en contacto, no para diagnosticar la enfermedad”, insiste Lumbreras. A todo esto hay que sumar que tienen “unos falsos positivos y negativos brutales”. “Es peligroso porque se está confundiendo con otro debate que es el de los test de antígenos, que también son autoadministrados”, aclara el epidemiólogo Pedro Gullón. De hecho, asegura que ese mismo día escuchó cómo en televisión se confundían ambos términos al dar la noticia.

Lumbreras cree que la información que le ha llegado a la población de cara a Navidad es “muy confusa” y le da “mucho miedo” que la gente recurra a test rápidos de anticuerpos para ir a reuniones familiares. “No sabemos si tener anticuerpos te protege, no ya de tener el virus, sino de contagiarlo, que es lo más peligroso en estas fechas”.

“Ha habido dos booms con los test de anticuerpos: uno en la desescalada cuando la gente quería saber si era inmune para hacer lo que le diese la gana y ahora, que están en farmacia, como sustitutos de un test de antígenos o PCR para detectar infección activa”, explica Gullón. “Esto ha llevado a un posicionamiento clarísimo porque puede llevar a decisiones individuales muy equivocadas”, dice, y asegura que no entiende por qué se permitió su comercialización.

Todo esto llevó a la Ponencia de Alertas y Planes de Preparación y Respuesta a posicionarse por primera vez y acordar su “no utilización”. Fuentes conocedoras de cómo se gestionó la decisión aseguran a elDiario.es que existía un gran temor a que estos test de anticuerpos fueran utilizados como salvoconducto para celebrar reuniones navideñas con una falsa sensación de seguridad, tal y como temía Lumbreras.

Sin embargo, la confusión de llamar “test de autodiagnóstico” a unos productos que no sirven para diagnosticar se mantuvo cuando el Ministro de Sanidad Salvador Illa los llamó así durante la rueda de prensa en la que los “desrecomendó” tras una decisión “unánime”. Se refería, por supuesto, a los test rápidos de anticuerpos disponibles en farmacias.

¿Qué hacer si quiero un test de anticuerpos?

Lumbreras asegura no estar de acuerdo con el uso general de los test de anticuerpos, ya que no sirven para ver si la infección está o no presente. Por eso cree que la única polémica con estos productos es: “¿Para qué te lo quieres hacer?”.

“[Los test rápidos de anticuerpos] no dan información sobre lo que está pasando con esa persona en ese momento”, explica Gullón. Aunque este dé positivo, “la persona ya lleva un tiempo transmitiendo el virus o puede haber dejado de hacerlo, por lo que tienen muy poca utilidad de cara a tomar una decisión clínica”.

Gullón si cree que las ELISA —que detectan también anticuerpos, no son rápidos pero sí muy fiables— pueden estar justificadas “en personas que se cree que han pasado la COVID-19 para evitar una cuarentena” si entran en contacto estrecho con un infectado. “Hubo un momento antes de la segunda ola que muchas Comunidades Autónomas lo introdujeron para contactos estrechos: si tenían anticuerpos IgG no tenían que seguir haciendo la cuarentena”.

Tema aparte es el posible uso de los test de antígenos en farmacia, todavía sujeto a debate, pero que Lumbreras sí defiende poner encima de la mesa “en determinados ámbitos” para detectar infecciones en curso. No están exentos de limitaciones y riesgos, pero se podrían compensar con una comunicación adecuada.

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