La NASA ha publicado esta tarde nuevas imágenes del universo tomadas por el telescopio James Webb. En las fotos se ve un exoplaneta del tamaño de Júpiter, una estrella similar al Sol muriendo y agrupaciones de galaxias del llamado Quinteto de Stephan.
Uno de los responsables del programa, John Mather –astrofísico, cosmólogo y premio Nobel estadounidense– ha explicado que tras reconstruir el Big Bang, a la humanidad le faltaba saber “qué pasó justo después, cómo han crecido las galaxias, qué ha pasado desde entonces hasta hoy”. Mather ha comentado que cuando empezó este programa, en 1995, no existía la tecnología para responder a estas preguntas, pero ahora ya existe esta “máquina del tiempo”, tal y como la ha llamado.
La primera de las imágenes publicada este martes corresponde a un exoplaneta llamado WASP-96 b, del tamaño de Júpiter pero con la mitad de su masa. Los expertos de la NASA han explicado que la imagen de este cuerpo no es novedosa en sí misma en este caso, pero sí la calidad que tiene y la información que permite obtener. El telescopio ha logrado obtener el primer espectro de luz de un exoplaneta, han contado los expertos, lo que ha permitido “apreciar la presencia de vapor de agua en la atmósfera y evidencia de la presencia de nubes”. El planeta apenas tarda 3,5 días en dar la vuelta a su sol.
Además del valor que tiene en sí mismo por la información que pueda ofrecer, el estudio de otros planetas permite a los científicos descubrir “lo típico o atípico que es nuestro sistema solar”, explica la ESA. “El Webb ha detectado moléculas de agua en un exoplaneta y ahora se lanzará a estudiar cientos de sistemas diferentes para comprender de qué están hechas otras atmósferas planetarias”, ilustra la agencia europea.
Vida y muerte de una estrella
Poco después el programa espacial colgaba la imagen de la Nebulosa del Anillo Sur, una estrella agonizante captada en diferentes gamas de infrarrojo para obtener más información. “Esta escena fue creada por una estrella enana blanca, el remanente de una estrella como nuestro Sol, después de que se despojó de sus capas externas y dejó de quemar combustible a través de la fusión nuclear. Esas capas exteriores ahora forman los proyectiles expulsados ââque se ven en esta vista”, explica la agencia.
La ESA explica que el valor de esta imagen reside en que permitirá “explorar las capas de expulsión de polvo y gas de estrellas viejas que algún día podrían convertirse en una nueva estrella o planeta”.
Cinco galaxias juntas
Después vino el turno del Quinteto de Stephan, también en infrarrojo. La imagen “muestra detalles nunca vistos” de esta agrupación de cinco galaxias, relativamente cercanas a la tierra a una distancia de 290 millones de años luz. “Esta proximidad proporciona a los astrónomos un asiento de primera fila para presenciar la fusión y las interacciones entre las galaxias que son tan cruciales para toda la evolución de las galaxias. Rara vez los científicos ven con detalle tan exquisito cómo las galaxias que interactúan desencadenan la formación de estrellas y cómo se altera el gas en estas galaxias. El Quinteto de Stephan es un fantástico laboratorio para estudiar estos procesos fundamentales para todas las galaxias”, explica la agencia.
La ESA desgrana que “las estrellas proceden y contribuyen a la formación de las cantidades masivas de gas y polvo que se arremolinan alrededor de las galaxias. El polvo evoluciona con el tiempo y el Webb puede estudiar las galaxias cercanas que interactúan de forma dinámica para ver el polvo en acción. Ahora, la comunidad científica podrá ver, de forma poco común y con un grado de detalle sin precedentes, cómo las galaxias que interactúan entre sí provocan la formación de estrellas en cada una de ellas y cómo el gas de estas galaxias resulta alterado”.
Las primeras de muchas
Estas nuevas imágenes se unen a la publicada el lunes y prometen ser las primeras de muchas, anuncian los responsables del programa. La fotografía publicada el lunes muestra “un grano de arena sobre la punta de un dedo con el brazo sostenido”, según la analogía que hizo el director de la NASA, Bill Nelson, quien se refirió al espacio fotografiado como “una pequeña porción del universo”.
En la imagen aparece un área del espacio llamada SMACS 0723, donde enormes cúmulos de estrellas funcionan como una lupa debido a su enorme fuerza gravitacional, amplificando la luz de galaxias pasadas. Es uno de los lugares más estudiados por el telescopio Hubble, aunque la fotografía revelada este lunes tiene una resolución y nivel de detalle nunca antes vistos debido a la complejidad del Webb, que servirá entre otras cosas para sustituir al Hubble.
“Esto es apenas un primer vistazo de lo que puede hacer Webb”, explicaba a su vez Macarena García Marín, astrofísica que trabaja para la Agencia Espacial Europea (ESA). Esta tinerfeña confiesa que está “verdaderamente asombrada” por las primeras imágenes que ha enviado el telescopio espacial, pero ya espera ansiosa las siguientes. La primera imagen del telescopio James Webb, el mayor que se haya lanzado jamás al espacio, fue revelada el lunes en un evento en la Casa Blanca en el que participó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. El método de divulgación –a través del máximo mandatario del país– habla de la relevancia que se le da al evento en EEUU.
La NASA ha explicado este martes que algunas de las galaxias que se ven en la imagen tienen 13.000 millones de años, lo que las sitúa “apenas” mil millones de años después del Big Bang. También advierte la organización, que se ha encargado de publicar las imágenes: “Lo que vemos es el aspecto que tenían hace miles de millones de años, más o menos cuando se formaron el Sol y la Tierra”.
“Estas imágenes le recordarán al mundo (...) que no hay nada más allá de la capacidad de los estadounidenses”, dijo Biden durante su discurso previo a la presentación de la fotografía, pese a que el James Webb es operado en conjunto por la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA).
El evento de este lunes ha servido para ofrecer una muestra de lo que a partir de hoy martes se convertirá en una sucesión de revelaciones, a medida que las agencias espaciales lancen, una a una, las primeras imágenes para uso científico del telescopio. Hasta ahora, el telescopio solo se ha dirigido a cúmulos estelares en lugares bien estudiados –como la Gran Nube de Magallanes– a fin de probar la calibración de sus instrumentos.
Estamos mirando más de 13.000 millones de años atrás en el tiempo
“Con el telescopio James Web tendremos diversión durante años”, explica Romano Corradi, director del Gran Telescopio Canarias. “Habrá material para una generación de astrofísicos que tendrán la suerte de poder adentrarse en algunos fenómenos del universo como nunca se había podido hacer antes. Serán sin duda pasos importantes en muchos temas astrofísicos, como —entre los más importantes— el conocimiento de los primeros cientos de millones de años del universo y el estudio de la atmósfera de planetas alrededor de otras estrellas”, le ha explicado al Science Media Center de España.
Una mirada 13.000 millones de años hacia atrás
“Estamos mirando más de 13.000 millones de años atrás en el tiempo”, dijo Nelson, al explicar que el telescopio Webb permitirá a los científicos estudiar la luz de las primeras estrellas que se formaron en el universo. “Además –agregó–, se podrá ver si hay planetas habitables, gracias que podremos determinar la composición química de su atmósfera con el telescopio”.
Aparte de la imagen revelada el lunes, se espera que las agencias espaciales revelen fotografías de la Nebulosa del Anillo del Sur, la Nebulosa de Carina o el Quinteto de Stephan, entre otros objetivos cósmicos populares entre astrónomos.
Gracias a su gran sensibilidad, el James Webb podrá observar la luz de galaxias solo unos pocos cientos de millones de años después del Big Bang, lo que permitirá hacerse una idea de la formación de nuestro universo.
Desde que el telescopio logró desplegar su enorme espejo formado de hexágonos a comienzos de este año, todos los sistemas, cámaras, espectrógrafos y coronógrafos de última generación han funcionado por encima de las expectativas de los científicos.
Sin embargo, en mayo sufrió un pequeño impacto de un micrometeorito más grande de lo que los ingenieros esperaban que tuviera que hacer frente en el lugar del espacio en el que se encuentra. De todas maneras, los expertos han indicado que sigue funcionado a un nivel que “supera los requisitos de la misión, a pesar de un efecto marginalmente detectable en los datos”.
Romano Corradi, director del Gran Telescopio Canarias, considera “fascinante” la tecnología detrás del James Webb. “Resulta fascinante que se haya conseguido enviar a una órbita estable, a 1.500.000 kilómetros de la Tierra, un telescopio capaz de desplegar un espejo de 6,5 metros de diámetro; y que la capa reflectante de oro (¡50 gramos en total!) que cubre sus 18 segmentos hexagonales se mantenga alineada en la forma deseada con una precisión de millonésima de milímetro”, ha explicado.
El experto considera “una maravilla” la imagen: “Muy profunda y detallada, y con un toque de ilusión óptica por el efecto de la gravedad sobre la luz de galaxias lejanas, que se observan distorsionadas en formas de arcos”, describe.