La nave DART intenta impactar contra un asteroide: el ensayo de defensa planetaria, ante su prueba decisiva
Lanzar un dardo a una diana situada a 11 millones de kilómetros, y acertar, parece algo descabellado. En inglés, la palabra ‘dardo’ se dice ‘dart’, y ese es precisamente el nombre de la misión y la nave espacial diseñada por la NASA para impactar esta noche a una velocidad de 24.000 kilómetros por hora en una peculiar diana: el asteroide Dimorphos. El choque, con el que se pretende cambiar el rumbo de ese pedrusco de 160 metros, está previsto a la 1:14 de la madrugada. Podemos dormir tranquilos, porque Dimorphos no supone ninguna amenaza para la Tierra.
La misión DART (siglas en mayúsculas de Double Asteroid Redirection Test o Prueba de Redireccionamiento del Asteroide Doble) fue lanzada al espacio el pasado 24 de noviembre y es ahora, 10 meses después, cuando el dardo está a punto de hacer diana. Esta misión es la primera dedicada a la llamada Defensa Planetaria, un empeño que no solo forma parte de las superproducciones de Hollywood.
“Pretendemos comprender mejor los aspectos claves que influyen en la transferencia de momento cinético por un proyectil sin carga explosiva. Es un experimento físico con el que deseamos conocer la eficiencia con que un proyectil kamikaze excava un cráter en un asteroide, lanzando los materiales de la superficie del asteroide en dirección opuesta al proyectil”, declaró la semana pasada en una nota de prensa del CSIC el astrofísico español Josep Maria Trigo-Rodríguez, integrante del equipo científico de la misión y miembro tanto del Instituto de Ciencias del Espacio como del Instituto de Estudios Espaciales de Catalunya.
Estos días abundan las comparaciones sobre el tamaño de Dimorphos en relación a iconos terrestres: el Coliseo Romano, la gran pirámide de Egipto, una montaña rusa de Las Vegas… Es cierto que no supone ninguna amenaza, pero hay que preparase y comprobar si la estrategia de la carambola, al estilo de las bolas de billar, es efectiva para desviar en el futuro algún asteroide mayor que sí pueda entrañar riesgo.
Tras DART, llega Hera
Después del impacto recibido, la órbita de Dimorphos cambiará. Se espera que lo haga de manera mínima, pero esa variación será medible (creen los científicos). No obstante, será necesaria una nueva misión para conocer muchas otras consecuencias del choque. Entre ellas, estudiar cómo será el cráter y cómo se comportará el penacho de polvo que proyectará el impacto.
Por ello, la Agencia Europea Espacial (ESA, en sus siglas inglesas) está construyendo Hera, una nave ‘detective’ de 870 kilos que debe emprender su viaje a Dimorphos en octubre de 2024 y encontrarse con el asteroide en diciembre de 2026.
“El penacho de Dimorphos convertirá al asteroide lunar en una especie de cometa fabricado por el hombre. Su cola temporal tardará entre semanas y meses en dispersarse, lo que nos permitirá observar su interior para comprender su composición y, lo que es más importante para la defensa planetaria, su densidad o su falta de densidad”, señalan desde la ESA.
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