La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los neandertales cazaron a este león de las cavernas hace 48.000 años

Hace alrededor de 48.000 años, en una zona cercana al municipio de Siegsdorf, en la actual Alemania, un grupo de neandertales clavó un objeto punzante en las costillas de un león de las cavernas y le dio muerte. El arma, presumiblemente una lanza, penetró en la caja torácica del animal por el costado izquierdo y dejó una marca en la tercera costilla del lado derecho que ahora han podido examinar con detalle un equipo de investigadores encabezados por Gabriele Russo. Por la posición, los científicos creen que los cazadores pudieron sorprender al león cuando estaba descansando de costado y se aproximaron por detrás para clavarle la lanza. O tal vez estaba ya malherido y solo tuvieron que rematarlo. 

“Nuestro estudio revela por primera vez una narrativa convincente de la interacción dinámica de los neandertales con uno de los depredadores más formidables de su tiempo: el león de las cavernas”, explica Russo a elDiario.es. “Los restos extraordinariamente bien conservados del león muestran una herida distintiva infligida por un golpe fatal de una lanza, lo que proporciona la prueba directa más temprana de la muerte de un gran depredador por parte de humanos”, sostiene. A su juicio, el esqueleto del león de Siegsdorf ofrece una instantánea de un día neandertal hace unos 48.000 años, cuando “un grupo cazó, mató y troceó a un león cavernario, dejando su carcasa intacta sin romper ningún hueso para acceder a su médula”.

La presencia de marcas de corte en huesos, incluidas dos costillas, algunas vértebras y el fémur izquierdo, habían sugerido previamente a los investigadores que los humanos habían troceado al gran felino después de su muerte. Pero la herida punzante, que se parece a las encontradas en las vértebras de los ciervos hechas con lanzas de neandertal, y el hecho de que no aparezcan marcas de cicatrización, llevan a los autores a concluir, en un trabajo publicado este jueves en la revista Scientific Reports, que fue la causa de la muerte de este felino a finales del Pleistoceno. 

Pieles de león desolladas

Los autores también analizaron las pezuñas y los huesos de las extremidades inferiores de tres especímenes de leones de las cavernas hallados en Einhornhöhle, Alemania, en 1995 y que tienen alrededor de 195.000 años de antigüedad. Estos huesos también muestran marcas de corte consistentes con las generadas cuando se despelleja a un animal e indican que se adoptó un enfoque cuidadoso durante el proceso de desollado para garantizar que las garras permanecieran preservadas dentro del pelaje.  

Hemos sido testigos de un comportamiento que antes sólo se atribuía a nuestra propia especie, y sugiere un respeto especial por el propio animal

“Los restos de garras son todo lo que queda de una piel que se obtuvo hace más de 200.000 años de un león de las cavernas”, afirma Russo. “Los neandertales procesaron y desollaron cuidadosamente al animal para preservar las garras afiladas, una característica estética dentro de la piel, antes de transportarlo a la cueva. Esto es notable porque, por primera vez, hemos sido testigos de un comportamiento que antes sólo se atribuía a nuestra propia especie, y sugiere un respeto especial por el propio animal”.

¿Para qué usaron estas pieles de león los neandertales? La pregunta no tiene una respuesta clara de momento. “Sólo podemos hacer suposiciones sobre lo que es más probable que se haya utilizado”, indica el investigador principal. “Es posible que la piel se haya utilizado como ropa. En mi opinión, los neandertales eran expertos en trabajar con pieles, y si pretendían confeccionar una prenda, lo hacían. Probablemente habría eliminado elementos afilados como garras para el uso diario. Personalmente, creo que es plausible que la piel se usara ocasionalmente, tal vez para exhibición, tradiciones culturales u ocasiones especiales (rituales), o incluso con fines educativos”.

Una cacería muy antigua

Estos no son los primeros indicios de caza por parte de grupos humanos. Según Russo, existen pruebas anteriores de la caza de grandes herbívoros en sitios del Pleistoceno medio ampliamente estudiados y excepcionalmente conservados, como Schöningen, un sitio de 320.000 años de antigüedad en Alemania donde se encontraron 11 lanzas de madera asociadas con restos de caballos. En la Sierra de Atapuerca, Burgos, el equipo de Arsuaga, Bermúdez de Castro y Carbonell documentó en 2010 una serie de marcas de corte en los huesos de leones que indican que hubo interacción, aunque sin más detalle. Sin embargo, sostiene Russo, “ninguno de los ejemplos anteriores a Siegsdorf mostró evidencia clara de matanza directa, ya que es totalmente posible que el cadáver del depredador simplemente fuera aprovechado en los casos más antiguos”.

Tampoco existen suficientes pruebas para conocer si Homo sapiens y neandertales utilizaban las mismas técnicas de caza para atrapar a estos depredadores, aunque todo hace pensar que sí. “La primera evidencia de que nuestra especie cazaba a los leones de las cavernas es de 10.000 años después del episodio de Siegsdorf, y tales hallazgos se hicieron cada vez más frecuentes a lo largo del Paleolítico”, señala Russo. “Desgraciadamente, no hay evidencia directa de que el Homo sapiens cazara leones de las cavernas que pueda asociarse con una tecnología específica”. 

De lo que sí hay pruebas es de que hace unos 30.000 años, los humanos cazaban osos de las cavernas en Alemania, probablemente usando lanzas con puntas líticas, como lo demuestra la punta encontrada en una vértebra de oso de las cavernas en Hohle Fels. “Es probable que nuestra especie empleara este tipo de arma, posiblemente en combinación con arco y flecha u otras armas de mediano y largo alcance, para cazar no solo leones, sino también otras presas”, indica Russo.

Un cazador temible

Para el paleoantropólogo español José María Bermúdez de Castro, el hallazgo es sorprendente y apunta a la primera evidencia clara de la caza de un león por homínidos. “Casos como el de Gran Dolina, donde los fósiles encontrados indican un procesamiento del cadáver del león, no implican su captura”, explica. “El león bien pudo encontrarse ya muerto o moribundo. Pero los homínidos de TD10 eran ancestros de los neandertales de hace 50.000 años, así que tampoco sería descabellado pensar que el león de TD10 fue cazado”.

Los neandertales cazaban en grupos bien organizados y resultaban más peligrosos para los herbívoros que los propios leones

En su opinión, las capacidades físicas y mentales de los neandertales no se han valorado con justicia durante años y está claro que fueron extraordinarios cazadores. “Cazaban en grupos bien organizados y resultaban probablemente más peligrosos para los herbívoros que los propios leones”, asegura. “Que los neandertales fueran capaces de cazar leones con lanzas de madera ya te lo dice todo. ¿Se trataba de un asunto de prestigio social, como sugieren los autores? Es posible. Y si así fue, las sociedades neandertales manejaban conceptos sociales muy avanzados”. 

Antonio Rosas, paleoantropólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), considera que se trata de un estudio sólido y bien hecho, pero no cree que se pueda generalizar sobre la práctica de la caza de leones entre los neandertales. “Decir que cazaban leones es una generalización que no se sostiene”, señala. “De lo que tienen pruebas sólidas es de que ocurrió esta vez, pero quizá fue un encuentro accidental. Los propios autores recogen que era un animal de edad avanzada, probablemente con menos agilidad, que pudo haber sido sorprendido”. Que los neandertales eran cazadores consumados está más que ratificado, recuerda, pero atribuye este hallazgo a los encuentros que se producen ocasionalmente entre grandes depredadores. Lo que desde luego no nos dice este trabajo, recalca, es que hubiera algún componente simbólico o ritual en la caza de los leones, una idea que late a lo largo de todo el artículo. “Creo honestamente que no se puede ir tan lejos, el trabajo es muy sólido, pero nos dice lo que nos dice”, concluye. “Esto abre la puerta y nos permite especular con esa posibilidad, pero no la prueba”.