Horas antes de la tradicional pegada de carteles que abre la campaña electoral, los portavoces de ciencia de los principales partidos políticos han celebrado un debate en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). El evento ha sido organizado por la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) bajo el sugerente título 'Sin ciencia no hay programa' y ha sido moderado por el periodista Manuel Campo Vidal, para resaltar la importancia de una materia en la que España se juega su futuro.
Durante las más de dos horas que ha durado el evento, Lina Gálvez (PSOE), Pedro Navarro (PP), Joaquín Sevilla (Sumar), Adolfo Morais (PNV) y Julio Utrilla (Vox) han subrayado la importancia de poner a la ciencia en el centro del debate político y han mostrado su acuerdo en la necesidad de invertir más en investigación, reducir las trabas burocráticas y hacer un esfuerzo por atraer a los científicos que salieron del país hace años por la precariedad.
Yo tengo la sensación de vivir en la época de Galileo, que si alguien discrepaba se le daba con el látigo o se le llevaba a la hoguera
Una unanimidad que apenas se ha roto cuando el portavoz del PP ha expresado la intención de reformar la ley de ciencia que votaron obligados, según él, por las circunstancias tras la pandemia, y se ha mostrado de acuerdo con el representante de Vox en unificar las carteras de Ciencia y Universidades; así como en algún otro momento puntual, como cuando la portavoz socialista ha citado la ausencia de científicos en las decisiones que se tomaron sobre los acuíferos de Doñana en Andalucía.
El momento más “colorido” de la jornada se ha producido al final, cuando el representante del PP acababa de abandonar la sala porque perdía el AVE para seguir con los actos de campaña y el portavoz de Vox se ha sentido interpelado por las alusiones de los otros portavoces contra las posiciones negacionistas del cambio climático. “Yo tengo la sensación de vivir en la época de Galileo, que si alguien discrepaba se le daba con el látigo o se le llevaba a la hoguera”, ha espetado Utrilla. “Nosotros no negamos que se está calentando el planeta, porque hay que ser estúpido para decir eso”, ha reconocido, antes de matizar que lo que ocurre es que su partido no cree que este aumento de temperatura se deba a la actividad humana.
Para justificar sus posiciones, el portavoz de Vox ha citado a una serie de autores ampliamente desacreditados por sus posiciones negacionistas. “Y luego hay gente como el IPCC”, ha añadido a continuación, minusvalorando el papel de los principales científicos que estudian la atmósfera. “Parece que tenemos que ir todos por el mismo carrilito de los borregos y el que discrepe aquí o es un acientífico o no está con la ciencia”.
Mismo diagnóstico, soluciones que nunca llegan
Las afirmaciones negacionistas del portavoz de la ultraderecha han sido tibiamente respondidas por el resto de portavoces, que han evitado entrar en profundidad en medidas como las que ya se están llevando a cabo en ayuntamientos y comunidades gobernadas por PP y Vox en las que la cuestión climática se relega a un segundo lugar. La candidata del PSOE ha señalado la importancia de comprometerse en las medidas contra el cambio climático para recibir los fondos de transición verde de la Unión Europea, y ha presumido de que España ha sido el segundo país que más ha invertido en ciencia con los fondos europeos.
Todos los representantes han coincidido en la necesidad de avanzar hacia el objetivo de invertir un 3% del PIB en 2030, aunque ha sido el portavoz del PNV, Adolfo Morais, el único que ha podido presumir de avanzar exitosamente hacia esta meta en su comunidad. Joaquín Sevilla, asesor de Sumar y el representante con menor perfil político de los cinco, ha recalcado la necesidad de realizar “un esfuerzo para que la cultura científica cale de una manera más profunda en la sociedad” y ha propuesto acabar con los problemas de la burocracia engordando el sistema con más personal capaz de realizar las gestiones en lugar de ir “adelgazándolo” de funcionarios, como es la tónica general en los últimos años.
En sentido contrario, el portavoz del PP ha insistido en la necesidad de aumentar la colaboración público-privada y de que los órganos científicos que asesoran a las instituciones no dependan al 100% de los Presupuestos Generales del Estado, en alusión a la FECYT, para “garantizar su independencia”. Sobre la gestión de las universidades, Navarro ha anunciado la intención de su partido de reformar la ley de subvenciones, la de contratos del sector público y el calendario único de convocatorias y de adelgazar, en general, el aparato burocrático.
En el tintero, tal y como han reprochado algunos de los espectadores en el turno de preguntas, se han quedado asuntos como la igualdad de las mujeres en ciencia y la salud mental de los investigadores. Los portavoces han perdido quizá demasiado tiempo en destacar cuestiones obvias en las que todos coinciden aparentemente. En el turno de preguntas, Julián Garde, presidente de la sectorial de investigación de la CRUE, se ha mostrado sorprendido por el consenso de los cinco portavoces sobre el diagnóstico de los problemas de la ciencia en España. “También es verdad que asistí a un debate parecido hace unos años y también lo teníamos”. Este espíritu derrotista lo ha resumido aún mejor Campo Vidal al inicio del debate. “Ya sabemos que la ciencia es fundamental para el futuro del país”, ha dicho. “Otra cosa es si le va a hacer caso o no se le va a hacer caso”.