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La igualdad de género ya no es un escollo: la COP25 cierra un texto para que los países la incluyan en su política climática

El Plan de Acción de Género (GAP, por sus siglas en inglés) se ha desatascado este jueves en las negociaciones de la Cumbre del Clima que se celebra en Madrid. Tras días de bloqueo, la COP25 ha cerrado un texto definitivo esta tarde al que ha tenido acceso eldiario.es y que finalmente mantiene las menciones explícitas a “derechos humanos” y “transición justa”, dos elementos a los que se estaban oponiendo en los últimos días algunos grupos de países. Según confirman fuentes de las negociaciones, este es el texto que irá a plenario para ser acordado por las Partes. La situación de bloqueo ha sido tal, que el hecho de que el GAP vaya a ser una realidad es prácticamente lo más ambicioso que esperaban las organizaciones feministas.

Ayer mismo el texto mantenía bajo discusión algunas cuestiones, entre ellas, que las Partes, al hacer frente al cambio climático, deberían tener en cuenta, “respetar y promover” las obligaciones referidas “a los derechos humanos, así como a la igualdad de género”. También algunos países obstaculizaban el imperativo de “una transición justa de la fuerza laboral” en el contexto de la aplicación del Plan de Acción de Género.

Finalmente, estas referencias se han mantenido y ha salido adelante un documento en el que, además, se incluyen el derecho a la salud, los derechos de los pueblos indígenas, comunidades locales, migrantes, niños, personas con discapacidad y personas en situación vulnerable. Los países deberán vincular estas cuestiones a las medidas frente a la emergencia climática que pongan en marcha, así como “la igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres y la equidad intergeneracional”.

Además, el texto, reconoce “con preocupación” que los efectos del cambio climático en hombres y mujeres “pueden diferir a menudo” debido “a las desigualdades de género históricas y actuales” y a otros factores que pueden ser más pronunciados “en los países en desarrollo y en las comunidades locales e indígenas”. Relacionado con ello, el GAP incluye como medida “fortalecer” la evidencia de que las mujeres sufren consecuencias específicas.

El objetivo de esta Cumbre del Clima era revisar el Plan de Acción de Género y, tras la ristra de escollos inesperados, que no se haya cancelado y siga adelante es el gran triunfo en este asunto. Pero, además, las Partes han logrado finalmente dotarlo de una mayor fortaleza porque han incorporado medidas concretas que hasta este momento no estaban sobre el papel. Por ejemplo, apoyar el desarrollo de presupuestos “sensibles al género”; promover esta perspectiva en las soluciones tecnológicas que se implementen, incluyendo “fortalecer, proteger y preservar el conocimiento local e indígena” o mejorar la disponibilidad de datos desagregados.

Un asunto difícil de desbloquear

El pasado miércoles, la COP celebró su 'Gender Day' (Día del Género, en inglés) y los rumores sobre la obstaculización por parte de algunos países ya estaban sobre la mesa. Tanto era así que, tras una semana de negociaciones, alcanzar un acuerdo sobre este tema se trasladó a la Presidencia de la Cumbre, que nombró un facilitador a tal efecto, algo que ocurre cuando los equipos subordinados no llegan a un pacto.

La perspectiva de género se atascó fundamentalmente en lo que respecta a las menciones explícitas sobre “derechos humanos” y “transición justa”, una cuestión de lenguaje, pero no menor, a la que se oponían algunos países del grupo árabe. Estos términos ya estaban contenidos en el Plan de Acción de Género (GAP) aprobado en 2017 en Bonn (Alemania), por lo que su exclusión ha sido concebida durante todos estos días por las organizaciones sociales, entre ellas la Women and Gender Constituency, donde se agrupan decenas de colectivos feministas, como un retroceso.

Evaluaciones en 2022 y 2025

El Plan de Acción de Género es una especie de hoja de ruta que pretende garantizar la inserción de la igualdad de género de forma transversal en todas las políticas climáticas, sea a nivel nacional o internacional, y fomentar la participación “plena, igual y significativa” de las mujeres en la toma de decisiones. Este instrumento incluye medidas a desarrollar en cinco áreas concretas, entre ellas, el equilibrio de género, participación y liderazgo de la mujer.

En lo que respecta a este último ámbito, el documento se basa en los datos recogidos en la anterior Cumbre del Clima, celebrada en Katowice (Polonia) el año pasado, sobre la brecha de género en las composiciones de las delegaciones negociadoras de las Partes y los órganos dependientes de Naciones Unidas encargados de implementar el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París. En total, los países enviaron a negociar a 11.306 delegados, de los cuales un 38% fueron mujeres. En cuanto a los jefes, la cosa cambia y el número de mujeres desciende hasta el 27%.

Ante este escenario, el nuevo Plan de Acción de Género destaca “la persistente falta de progreso” en esta cuestión y califica de “urgente necesidad” mejorar los niveles de presencia de mujeres. Este punto no ha resultado un escollo en las negociaciones y se mantiene así desde la publicación del primer borrador.

En otro orden de cosas, las Partes han decidido que el grado de aplicación de este instrumento renovado será evaluado en 2025 por parte del Órgano Subsidiario de Ejecución (SBI, por sus siglas en inglés), que es el organismo encargado de supervisar cómo se aplica la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El SBI hará, además, una evaluación intermedia, en 2022, con el objetivo de “identificar el progreso y el trabajo adicional” que deben realizar los diferentes países.

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