La sanidad privada recoge los frutos de los recortes en la pública. Los clientes de las aseguradoras no dejan de crecer y, en los nueve primeros meses del año, la asistencia médica llegó a los 9,2 millones de pólizas, un 3,6% más que al comenzar 2014. La sanidad privada ha ganado así 290.245 clientes, según los datos de la patronal de seguros ICEA. Solo en 2012 el dinero privado gastado en sanidad pasó de 26.312 millones a 27.064. 752 millones más, un aumento del 2,8%. Esa tarta se reparte, básicamente, entre las empresas aseguradoras y las clínicas privadas.
El deterioro de la imagen y recursos del Sistema Nacional de Salud (SNS) está en la base del buen estado del sector privado. Un alto porcentaje de la población tiene pólizas de seguro de asistencia médica “debido en parte a la incertidumbre sobre el futuro de la asistencia pública”, analizan en la consultora AON Risks. Esto es debido a que “el Ministerio de Sanidad no ha publicado todavía el catálogo de prestaciones, pero efectúa recortes puntuales de cobertura y el usuario percibe aumento en la lista de espera, pruebas diagnósticas y tratamientos”, según sus perspectivas para 2015.
Ante los mensajes oficiales de que el SNS peligra y el recorte efectivo de medios –reflejado en las últimas Cuentas de la Salud publicadas el pasado agosto y que consignaron una caída de financiación pública del 5,3% y de 3.903 millones en 2012–, el sector sanitario privado solo ha tenido que ir cosechando nuevos clientes. El campo está tan claro que si al cerrar 2013 el volumen de las pólizas sumaba 6.657 millones y era ya un incremento del 2,3%, en septiembre de 2014, el dinero que ingresaron las empresas aseguradoras como Adeslas, Asisa, Sanitas, Mapfre... sumó 5.214 millones y marcó una ganancia del 3,42% respecto al mismo momento de 2013. Cada vez más clientes y más ingresos. Y más volumen de negocio.
Que, de momento, la vía de la sanidad pública como fuente de dinero está acusando agotamiento lo evidencia cómo las grandes empresas que entraron con fuerza en el nuevo modelo de gestión público-privado impulsado especialmente en las comunidades autónomas de Valencia y Madrid se están desplazando hacia los servicios puramente privados. Sin ir más lejos, una vez exprimida esa fuente que aportó 2.500 millones de los 6.125 ingresados por los centros privados en 2012, uno de los protagonistas de esta asociación, IDCSalud, se acaba de unir con Quirón este año y acaba de añadir a su cartera las clínicas de lujo Ruber. Por otro lado, las clínicas privadas siguen ganando cada vez más pero gracias a los seguros, más que a las administraciones públicas.
Las más de 300 clínicas privadas españolas ingresaron 6.185 millones de euros en 2013. El volumen de negocio se mantuvo robusto y ganó un 1%. Este grupo de hospitales, que suman más de 30.400 camas, vio cómo las aseguradoras les proporcionaban 4.090 millones de euros. A más pólizas, más clientes, más asistencia y más dinero en el circuito.
La mitad de centros privados prevén ingresar más
Las clínicas se beneficiaron del auge de la sanidad privada a pesar de la caída de la sanidad pública porque esos 4.000 millones compensaron con creces los recortes del SNS: hubo 250 millones menos en convenios para pruebas, tratamientos o intervenciones quirúrgicas. Según la Federación Nacional de Clínicas Privadas (FNCP), “el 66% de los centros tienen algún tipo de concierto con las Administraciones”. Con todo, la encuesta anual de la FNCP reflejó que casi la mitad de estos hospitales calculan que crecerá su facturación en 2014. El 21% estima un acelerón de más del 5%.
Los convenios son una parte variable y fácilmente reducible del dinero público que llega a las empresas del sector desde las arcas públicas. Sin embargo, existe una partida que se muestra inamovible y rentable: las concesiones de servicio público. Las contratistas que gestionan hospitales públicos ganaron un 4% más en un año. Pasaron de 800 a 930 millones de euros. La mayoría de los contratos que empresas como Ribera Salud, Sanitas, DKV o IDCSalud firman con los Gobiernos regionales para que administren la asistencia sanitaria pública están concebidos para asegurar los beneficios y garantizar el incremento de la partida que los presupuestos destinan a esos acuerdos.
El negocio de la salud sigue impecable. Cuando los responsables de la asistencia sanitaria pública optaron por privatizar servicios en aras del ahorro presupuestario, las contratistas estuvieron prestas a aceptar el encargo y llegar a acumular un tercio de sus ingresos basados en esos acuerdos. Cuando ese grifo se ha entrecerrado, lejos de perder, ha vuelto a ganar aprovechando el trasvase de clientes. “Se trata del único sector asegurador con crecimiento positivo”, sentencian en la consultora AON. La rueda sanitaria no se ha parado.