Los neonazis que atacaron la mezquita: de dar comida solo a españoles a reivindicar actos violentos

No han parado de moverse para conseguir notoriedad. El grupo de ultraderecha Hogar Social Madrid lleva años buscando los focos y, finalmente, han conseguido atención más allá de su entorno natural circunscrito a algunos barrios de Madrid. Su reivindicación del ataque a la mezquita de la M-30 ha traspasado los límites locales.

El grupo ha ido ampliando su radio de acción y la naturaleza de sus acciones desde que ocuparan un edifico en el distrito madrileño de Tetuán en 2014.

Han pasado de repartir comida únicamente a españoles a desplegarse por zonas con altas tasas de inmigración en otras ciudades de la Comunidad de Madrid, concentrarse sin permiso en el Congreso, intervenir en la polémica de los titiriteros arrestados por terrorismo y, ahora, supuestamente, arrojar bengalas y botes de humo a un importante templo musulmán en España.

Durante toda esta expansión, el grupo se ha molestado en blanquear su marca. Al ocupar su primera sede, se metieron en un edificio situado el barrio de Bellas Vistas con un 21% de población extranjera. Se bautizaron como Ramiro Ledesma, uno de los ideólogos del fascismo español del siglo XX. Allí lanzaron su campaña de “ayuda a los nativos. En contra del racismo antiespañol”.

Después “han ido prescindiendo de este apellido con la idea de ocultar algo la evidencia de su ideología”, explica Esteban Ibarra del Movimiento contra la Intolerancia. El grupo asegura haberse constituido legalmente como la asociación Hogar Social Madrid y repite que “no somos fascistas sino patriotas”.

En septiembre de 2014, fueron desalojados de Tetuán. A los tres meses se mudaron a otro distrito: Chamberí. A un barrio con la mitad de población inmigrante. Allí duraron algo menos de cinco meses. Su último paradero se ha localizado en las antiguas oficinas del NO-DO en la calle de Joaquín Costa en Madrid, que ocupan desde noviembre de 2015.

El tirón de Manuela Carmena

A pesar de negar reiteradamente una vinculación directa con la ideología de extrema derecha y sostener que su credo es “ayudas sociales para los nacionales”, Hogar Social Madrid ha ido dando pasos que amplian su repercusión.

En agosto de 2015, en Getafe, ciudad próxima a Madrid, aprovecharon unos incidentes entre vecinos y colectivos rumanos en el barrio de Las Margaritas para recorrer sus calles un par de días después provocando altercados durante la vista de la alcaldesa de la localidad, Sara Hernández (PSOE). La Policía Nacional tuvo que actuar. Finalmente, una docena de miembros de este grupo terminaron imputados.

La vuelta de tuerca en la estrategia del colectivo ultra ha hecho que la policía los siga más de cerca. En Getafe, el comisario encargado tuvo que convocar a las organizaciones vecinales para, en sus palabras, atajar los problemas de convivencia.

Con todo, Hogar Social Madrid seguía limitado a un perfil básicamente madrileño. Tanto, que aprovecharon la entrada en el Consistorio de Manuela Carmena (Ahora Madrid) para montar una acampada en la sede de Ayuntamiento pidiendo un local para sus actividades.

La concentración acabo disuelta en unos días. Pero Hogar Social consiguió reunirse con Carmena. La alcaldesa declaró luego que había pedido a la Fiscalía que los investigara. “Como organización muy vinculada a la ideología nazi están fuera de lo que es la estructura jurídica de nuestro país, porque ellos se niegan a atender a alguien que no sea español”, declaró Manuela Carmena.

ETA, el Congreso, la mezquita...

En 2016, sus acciones han ido ligadas a focos de interés más amplio. Allí donde ha surgido una polémica nacional han tratado de hacerse un hueco. No siempre con éxito.

En febrero intentaron colocar una pancarta con consignas en la plaza donde fueron arrestados tres titiriteros por utilizar el célebre cartel “gora alka-eta” durante los carnavales. La Policía Municipal desmontó su rótulo con la frase “aquí se gritó gora ETA”. Se vincularon ellos mismos a un homenaje a las víctimas del terrorismo.

Solo un mes después, durante la sesión de investidura del candidato socialista Pedro Sánchez, la Policía Nacional desalojó una sentada de una veintena de miembros de HSM junto a la puerta de los Leones del Congreso de los diputados.

El pasado martes, el colectivo ultra se acercó a su objetivo. Ha reivindicado el ataque a la mezquita al rebufo de los atentados de Bruselas. Un paso adelante al implicar un acto violento. 24 horas después ha tenido cancha para justificarse con una supuesta “cobertura económica que desde la mezquita se hace al Estado Islámico”.

Esteban Ibarra considera que “la clave es pedir a la Fiscalía que actúe de oficio e investigue a Hogar Social de Madrid porque si se verifica un acto ilícito se puede ilegalizar la organización”.