Purificación Lapeña es nieta, por parte de padre y madre, de represaliados republicanos. Uno, fusilado en Calatayud (Zaragoza), el otro en Baena (Córdoba). Hasta los años 80 no empezó a ser consciente de lo que era Memoria Histórica, represión organizada o crímenes del franquismo. Ahora, la demanda de su familia ha logrado una sentencia histórica: un juez de San Lorenzo del Escorial ha ordenado que se exhume del Valle de los Caídos los cuerpos de su abuelo Manuel y su tío Ramiro. Es la única sentencia que ha prosperado y la primera que ordena una exhumación en el conjunto franquista.
¿En su casa se hablaba de que a su abuelo lo habían matado?
En mi casa, como en la de tanta otra gente, se ha hablado siempre, y pensábamos que era algo que todo el mundo sabía, que era conocido, pero no. Por ejemplo, mi padre –Manuel Lapeña, de 92 años– cuando salía Franco en la tele decía: “Este hombre mató a mi padre”. Los nietos ya no tenemos miedo, pero las generaciones anteriores sí, porque no querían comprometer a la familia. En Calatayud aún hay quien tiene miedo, porque tuvieron que soportar muchas humillaciones.
¿Qué le diría a quienes defienden “no remover el pasado” y no abrir el Valle?
Exhumar es constatar que te han contado algo que es verdad, que allí hay gente que era gente. Yo lo he cogido con filosofía, no es la bandera de mi vida, al menos no es mi única lucha. Pero por ejemplo tengo primos que no han querido saber nada, aunque tampoco han puesto pegas. Yo creo que eso de no hablar y no meterse en líos ya está bastante superado.
¿La lucha judicial la hace por usted misma o por una causa general?
Si consigo que se abra el Valle para ver si están allí mi abuelo y mi tío abuelo, sería kafkiano que a mí me los dejaran sacar y al resto no les dejaran exhumar [hay más de 30.000 cuerpos en fosas]. Espero que se convierta en una causa general, porque somos miles de personas en esta situación. Al Valle se llevaron cuerpos de toda España, lo que pasa es que hay un desconocimiento general de lo que allí pasó.
Patrimonio aduce que aún no puede cumplir la sentencia porque tiene que encargar varios informes...
Desde el principio ha sido difícil. Nuestro abogado, Eduardo Ranz, llevaba el caso de varias familias con víctimas en el Valle. Mi caso pasó a través de lo civil, que dejaba un resquicio [con el concepto legal de 'perpetua memoria'], pero en cuanto se dieron cuenta, el Gobierno derogó la ley que hacía posible la reclamación. Tuvimos una reunión con Patrimonio Nacional, que está demorando el cumplimiento de la sentencia. Nos dijeron simplemente que estaban en espera.
¿Cómo era su abuelo, Manuel Lapeña?
Ojalá lo pudiera decir, pero mi padre no me cuenta mucho. Él tenía 14 años cuando mataron a su padre. Sé que era veterinario y, según cuentan, buena persona. Tenía ideas como “la tierra para quien la trabaja”, ideas anarquistas. No iba a misa, tenía libros que le quemaron y defendía que todos los hombres son iguales. Fue a buscarlo la Guardia Civil y la Falange. Estuvo dos días preso, se lo llevaron en un camión y lo asesinaron en 1936. El cura lo delató en un listado luego para dar forma legal al asesinato: declaró el médico, el alcalde, el maestro y el cura. Llamaron a tres testigos del pueblo obligados... Se dice en la denuncia que fue culpable de los males de la juventud y que era un cretino.
¿Si se confirma que su abuelo está en el Valle, dónde lo van a enterrar?
Lo que diga mi padre. Igual en el pueblo, en Villaroya, donde está la abuela, eso es lo que querría mi padre. Me he encargado yo, más que mi padre, porque él no cree en el proceso, es escéptico. A veces me dice: “Pero si ni siquiera se ha condenado el golpe”. Cuando salió la sentencia, estaba contento, pero como aún ni se sabe que están, ni en qué estado... Si se abre la fosa del Valle de los Caídos me sentiría aliviada, pero aún me quedaría por encontrar a mi abuelo materno. Mi familia ha sido golpeada por la represión, aunque hay otros casos mucho peores.
¿Qué cree que sentirá ese día?
Alivio. Si pudieran sacar estos cuerpos, sería por todos los que no vamos a poder encontrar... Además de mi historia particular quiero que se estudie la verdad en los colegios y que el Gobierno se encargue de buscar los cuerpos y los devuelva a las familias.