“Si los hombres tuvieran pechos, los cinturones de seguridad serían de otra manera”. Esta frase de Teresa Riesgo Alcaide, Secretaria General de Innovación del Ministerio de Ciencia, resume bien hasta qué punto las mujeres han sido tradicionalmente relegadas en los campos de la Tecnología y la Innovación. La reflexión se ha suscitado durante el encuentro digital 'Mujer, innovación y ciencia' organizado este jueves en elDiario.es con el patrocinio de Acciona y moderado por la redactora jefa de Género, Ana Requena Aguilar.
En la conversación –retransmitida en streaming para las socias y socios de elDiario.es– han participado además Carmen Camuñas, Directora del hub de Innovación de Acciona, y Nerea Luis Mingueza, doctora en Ciencias de la Computación y responsable de proyectos de Inteligencia Artificial en SNGULAR.
Las invitadas han analizado la brecha que muestra claramente la menor representación femenina en las disciplinas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, en sus siglas inglesas) y una todavía menor presencia en los niveles ejecutivos y de dirección de las empresas tecnológicas. ¿Cómo cerrar esa brecha?
La 'tubería que pierde agua'
Usando el símil de 'la tubería que pierde agua' como metáfora de una carrera profesional discriminatoria dentro las disciplinas STEM, las expertas han detectado problemas en diferentes etapas de ese recorrido vital. Para Teresa Riesgo “hay que incidir mucho en las niñas, en los ámbitos escolares y hacerlo antes, en quinto de primaria y no en bachillerato”; algo en lo que coincide Camuñas: “Hay que conseguir que las niñas estudien lo que quieran y no que digan ‘yo no valgo para eso, porque es muy difícil y solo hay chicos”.
Hay que conseguir que las niñas estudien lo que quieran
Además, Camuñas ha subrayado la importancia del papel de los hombres, incluso desde la infancia: “Los niños tienen que ser conscientes de que en un futuro pueden tener una jefa que sea una chica y no pasa absolutamente nada”.
Todas han compartido experiencias comunes en carreras muy masculinizadas. “En la Universidad, en la investigación y en la empresa también se pierden muchas mujeres por el camino, por cansancio, porque al final no es compatible, porque percibes micromachismos que te van quemando”, ha apuntado Nerea Luis Mingueza, y ha hecho hincapié en la importancia de que las mujeres lleguen a puestos de dirección, que es “desde donde se cambian las cosas y permean hacia abajo”. Incluso implicándose en los procesos de selección de personal: “Las mujeres nos hacemos de menos. Nos vendemos peor. Somos víctimas del síndrome de la impostora, mientras que muchos hombres se presentan sin cumplir la mitad de los requisitos”.
En los currículums de las científicas se ve cuándo han tenido un hijo o han tenido que cuidar a personas cercanas
Sin perder de vista el ámbito laboral, Teresa Riesgo ha recordado que, además, la carrera científica crece por acumulación de ‘papers’ y de proyectos de investigación: “Si tienes un parón de dos años, tu carrera no crece. En los currículums de las científicas se ve cuándo han tenido un hijo o han tenido que cuidar a personas cercanas”, algo que –ha recordado– gracias a la nueva Ley de la Ciencia dejará de ser una desventaja para las investigadoras: “No contabilizarán para la evaluación curricular –tanto para hombres como para mujeres– los periodos de cuidados de hijos o de personas enfermas”.
La maternidad y los cuidados han centrado buena parte del debate, señalando las paradojas que genera una sociedad que no deja de juzgar a las mujeres: “Si tras dar a luz decides no cogerte una jornada reducida, eres mala madre; y si decides cogértela, es que eres una vaga y es que no eres ambiciosa”, ha señalado Camuñas, quien ha reivindicado el derecho a tener “vida privada” sin que eso merme la carrera profesional.
Las mujeres nos hacemos de menos. Nos vendemos peor. Somos víctimas del síndrome de la impostora
Por último, las invitadas han subrayado la importancia de que los desarrollos tecnológicos y las investigaciones científicas incorporen la perspectiva de género, alertando del problema de que el diseño de objetos de uso cotidiano, de algoritmos informáticos, así como la realización de estudios clínicos para medicamentos, se hagan solamente sobre población masculina: “Como sesguemos la muestra con la que entrenamos al sistema lo que va a salir es una cosa que no servirá”, advierte Teresa Riesgo.
“Que la mujer se meta en el mundo de la investigación va a abrir el panorama y va a servir para que finalmente tengamos productos que funcionen y, sobre todo, que no estén sesgados”, ha añadido Camuñas.