Los niveles de mercurio en el atún no han bajado desde 1971, pese a la reducción de emisiones

elDiario.es

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Aunque las políticas de protección ambiental de las últimas décadas han ayudado a reducir las emisiones atmosféricas de mercurio provenientes de actividades humanas como la quema de carbón y la minería, los niveles de metilmercurio presentes en el atún no han variado desde 1971. Es la conclusión de un trabajo que se publica este miércoles en la revista Environmental Science & Technology Letters, cuyo autores han recopilado datos sobre los niveles totales de mercurio de casi 3.000 muestras de atún capturados en los océanos Pacífico, Atlántico e Índico entre 1971 y 2022.

El metilmercurio es una sustancia química particularmente tóxica que afecta el sistema nervioso y aunque su presencia en este pescado es de cantidades pequeñas, el principal riesgo para la salud se produce por acumulación de consumo, sobre todo en embarazadas y bebés. Los investigadores se propusieron determinar si las menores emisiones atmosféricas resultaban en menores concentraciones de mercurio en los océanos, específicamente el metilmercurio que se encuentra en fuentes de alimentos que se encuentran en la parte superior de la cadena alimentaria, como el atún. 

Un efecto que permanece

Lo que vio el equipo de Anne Lorrain, Anaïs Médieu y David Point es que las concentraciones de mercurio en el atún en los últimos 50 años permaneció estable, a pesar de que durante el mismo período el mercurio en el aire disminuyó a nivel mundial. El tratado mundial más reciente, el Convenio de Minimata sobre el Mercurio que entró en vigor en 2017, prohíbe nuevas minas de mercurio y contempla la reducción de su uso, pero el mercurio ya se acumuló en el océano “durante siglos”, dice el artículo.

El equipo cree que los niveles estáticos en el atún pueden ser causados por una mezcla ascendente de mercurio “heredado” desde las profundidades del agua del océano hasta las zonas menos profundas donde los atunes tropicales nadan y se alimentan. De manera que el mercurio heredado podría haberse emitido años o incluso décadas antes y aún no refleja los efectos de la disminución de las emisiones en el aire. Además, este pez rico en proteínas puede acumular altos niveles de metilmercurio al alimentarse de presas contaminadas, como peces más pequeños o crustáceos, lo que contribuye a la acumulación.

Los modelos predicen que incluso la política de emisiones más restrictiva tardaría entre 10 y 25 años en influir en las concentraciones de mercurio oceánico

Los modelos matemáticos de los investigadores que simulan tres políticas ambientales progresivamente más restrictivas respaldan su teoría. Los modelos predicen que incluso la política de emisiones más restrictiva tardaría entre 10 y 25 años en influir en las concentraciones de mercurio oceánico, y luego se producirían caídas en el atún décadas más tarde. Si bien los investigadores reconocen que sus pronósticos no consideran todas las variables en la ecología del atún o la biogeoquímica marina, los autores afirman que sus hallazgos apuntan a la necesidad de un esfuerzo mundial para reducir de manera más agresiva las emisiones de mercurio y un compromiso con el monitoreo continuo y a largo plazo del mercurio en la vida oceánica.

Un control necesario

“Este es un estudio interesante que muestra que una vez que se contamina el mar, la recuperación a niveles anteriores no es tan sencilla”, asegura Joan O. Grimalt, profesor de investigación del CID-CSIC en declaraciones a SMC España. “El mar tiene una gran capacidad de almacenamiento de contaminación, por ello, podemos utilizarlo de vertedero sin que a priori se note mucho. Sin embargo, precisamente por la gran cantidad de contaminantes que puede almacenar, cuando queremos volver atrás, ello no es tan simple”.

“España es un importante país en la acuicultura del atún rojo del Atlántico (Thunnus thynnus), una especie migradora pero que se cultiva en granjas, y sobre la que se ha conseguido el cierre del ciclo biológico en jaulas marinas y en tanques terrestres”, añade Diego Romero, profesor titular en el Área de Toxicología de la facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia, también a SMC. “Por este motivo, los esfuerzos en investigar la importancia del mercurio en esta especie se hacen ahora más necesarios”.

En cualquier caso, los especialistas recuerdan que el reglamento sobre control de tóxicos (RG 1881/2006) deja regulado la cantidad de mercurio y otros metales pesados que puede haber en los alimentos y se analiza antes de salir al mercado. Es decir, no hay pescado en el mercado con valores superiores a los indicados y estos valores están comprobados para que no haya riesgo para la salud teniendo en cuenta la bioacumulación.