A Jaume León (en realidad se llama Jaime, pero siempre le gustó más la versión catalana) se le acaba el tiempo. Este extremeño, de 21 años, se fue a Barcelona a buscarse la vida siguiendo los pasos de su abuelo, pero su proyecto nunca acabó de arrancar y ahora corre el riesgo de tener que volverse al hogar familiar. Dejó el grado en Ingeniería de la Energía que había empezado porque no le acababa de convencer y tampoco veía que los compañeros que se licenciaban llegasen a buenos empleos, y probó suerte en el mercado laboral. Solo consiguió emplearse en una empresa telefónica como comercial y falso autónomo, un trabajo que califica de “fraude” y en el que solo cobraba por contrato conseguido.
Cuando sus padres, un camionero y una desempleada, dejaron de poder ayudarle con el piso se tuvo que cambiar de vivienda. Ahora vive en una habitación de 4x2, con una ventana cegada porque da al descansillo del piso, sin salón y que comparte con cuatro desconocidos. “Llevo nueve meses echando currículums y solo me han contestado dos veces, tampoco tengo esperanzas de que en el currículum 500 me llamen. Nunca he encontrado un trabajo estable y la mayoría de los que he tenido han sido en negro. Me considero muy precario, pero conozco a gente en mi misma situación que han tenido que ir a buscar comida de lo que tiran los supermercados”.
Vídeos realizados por Olmo Calvo y Celia Hernández.