Nueve mitos (desmontados) a los que da alas el negacionismo de la violencia machista y que sirven para perpetuarla
Suele considerar la Ley Integral contra la Violencia de Género un ataque a los hombres, repite el mantra de las denuncias falsas y se resiste a reconocer el machismo como causa de los asesinatos. El negacionismo de la violencia de género, una reacción al avance de los derechos de las mujeres, ha amplificado su mensaje en los últimos años por la presencia de Vox en las instituciones y un mayor impulso en los espacios virtuales de los sectores que los cuestionan. Mientras, ya son 1.109 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas desde que hay registros, 31 en lo que va de año. La narrativa se nutre de argumentos, y en ocasiones datos falsos o tergiversados, que proliferan en la red y que hoy en día cuentan con el altavoz de la extrema derecha en las tribunas políticas. Estos son algunos de ellos:
La violencia no tiene género
Es uno de los lemas más habituales, usado en múltiples ocasiones por el partido de Abascal, la primera vez en 2015, cuando un grupo de personas con carteles de Vox, aún sin representación parlamentaria, irrumpieron en la marcha del 7N contra las violencias machistas. “Cualquiera, sea hombre o mujer, puede usar la violencia, pero despojar a la violencia de género de esta característica obvia que responde a una pauta cultural concreta, a una estructura machista, de desigualdad y de dominación del hombre sobre la mujer”, esgrime Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género.
El también médico forense explica que la violencia de género “tiene unas motivaciones y objetivos distintos a otras violencias interpersonales, que las hay, y muchas. Nadie dice que no existan”, pero “es importante diferenciarlas”. Coincide Marta Roqueta, investigadora de Género y TIC de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que añade otro rasgo específico de la violencia machista: “Está legitimada socialmente, se justifica, minimiza y culpabiliza a las víctimas”.
Los datos de hombres asesinados se ocultan
Es algo que ha sido afirmado en varias ocasiones por varios diputados de Vox, entre ellos Javier Ortega Smith. Cada cierto tiempo alcanzan notoriedad supuestos datos que hacen referencia al número de hombres asesinados por sus parejas o exparejas que suelen ser falsos. Las cifras reales están ahí, y las publica anualmente el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ): entre 2009 y 2019, último disponible, el promedio es de 7,6 casos al año. En un 12% de los casos el agresor fue otro hombre. En este mismo margen de tiempo fueron de media 56,3 las mujeres asesinadas.
Es violencia, pero no es machista
Es habitual que desde estos sectores se reconozca que las mujeres sufren violencia, pero evitan nombrarla como machista y suelen circunscribirla a algo excepcional o puntual, producto de la irracionalidad de un hombre concreto. “Con los datos en la mano es imposible negarla, pero sí niegan el machismo de la violencia y sostienen que hay que hablar de personas, no de hombres o mujeres”, explica Lorente. De nuevo, una forma de obviar las raíces culturales y sociales que hay detrás: “No estamos hablando de que haya vidas que valgan más o menos, sino de lo que significa la violencia de género, si no señalamos el machismo que la sostiene, no acabará. Y ese machismo es la normalidad, es la propia sociedad la que da lugar a la violencia; los más de 50 asesinos al año son normales”.
El mantra de las denuncias falsas
Que existe un gran número de denuncias falsas sigue siendo un argumento recurrente. Desmentido, eso sí, una y otra vez por la Fiscalía: en su última memoria, de 2019, asegura que ese año se incoaron 7 y otras 17 estaban en ese momento pendientes de incoación del total de 168.057 denuncias interpuestas por esta causa. Son habituales los comentarios que confunden los sobreseimientos con las denuncias falsas, cuando no son lo mismo. Cada año se produce un elevado número de archivos, en torno al 40%, pero esto no quiere decir que en estos casos las mujeres hayan denunciado falsamente, sino que el juez o jueza no ha encontrado suficientes elementos probatorios.
Las mujeres buscan quedarse con la custodia y la casa
Relacionado con lo anterior, que las mujeres tendrían un motivo espurio para denunciar a los hombres vinculado con intereses económicos es otro de los prejuicios más usuales del negacionismo. Algo que entronca con el mito extendido de la “mala mujer”. Al contrario, lo que ocurre es que las mujeres, al denunciar, suelen enfrentarse a largos y duros procesos judiciales en los que la instrumentalización de los hijos e hijas por parte del agresor no es poco común. Pero además es que la proporción de casos en los que se adoptan este tipo de medidas como cautelares es bajo: en torno a un 15% la atribución de la vivienda y solo un 3% la suspensión del régimen de visitas.
Es más, “es el padre de mis hijos/as” es uno de los motivos más habituales que aducen las mujeres que renuncian a continuar con el proceso, según la Macroencuesta de 2019 del Ministerio de Igualdad. El propio CGPJ considera que tener hijos e hijas con el presunto autor es un “factor de vulnerabilidad” para las propias víctimas y hasta un 51,7% de las mujeres víctimas con menores a cargo afirma que ellos mismos sufrieron también la violencia.
La Ley Integral contra la Violencia de Género es inconstitucional
Se trata de uno de los mitos más repetidos: que la ley “es contraria” a la igualdad consagrada en el artículo 14 de la Constitución o que “vulnera el derecho a la presunción de inocencia”. Ideas que fueron empleadas en varias de las cuestiones de inconstitucionalidad planteadas por sectores de la derecha tras la aprobación de la ley y que fueron tumbadas por el Tribunal Constitucional. Con este mismo argumento, Vox impulsó recientemente la derogación de la ley en el Congreso, algo que fue rechazado por todos los grupos. Hay incluso asociaciones de hombres “afectados” que se consideran víctimas de la norma y que defienden el falso Síndrome de Alienación Parental (SAP) e incluso defienden a acusados por violencia de género.
Si son agresores extranjeros, el feminismo no lo denuncia
Es muy frecuente que estos sectores vinculen la violencia machista con la inmigración usando datos falsos. Suele ser un recurso para cargar contra las personas extranjeras y racializadas. “Es que es justo al revés”, señala Roqueta: “Cuando se hace esto no se focaliza en la denuncia que sufrimos las mujeres, sino en culpabilizar a los migrantes y a otras culturas, que se presentan como atávicas y machistas”. Para la experta, es el negacionismo el que “hace una denuncia muy selectiva” que a su juicio “viene a decir algo así como que ellos pueden hacer lo que quieran con sus mujeres, pero lo que no toleran es que los hombres no blancos lo hagan”
Feminazi e ideología de género
El término se extendió hace ya unos años como forma de desacreditar a las feministas y se ha complementado en los últimos años con el discurso de la llamada “ideología de género” contra los avances de las mujeres y el colectivo LGTBI. “Suele emplearse cuando el feminismo se intenta extender al resto de la sociedad, a la educación o a la política. Intentan dar a entender que detrás hay un plan oculto que viene a imponer determinadas posiciones”, reflexiona Lorente. Lo que sí es una estrategia orquestada es la actividad de partidos y organizaciones ultracatólicas organizadas a nivel internacional para intentar precisamente frenar estos avances e imponer su agenda conservadora.
Ni machismo ni feminismo
Hay quien equipara ambos términos obviando que son planteamientos que persiguen objetivos contrarios. “El machismo es una ideología que persigue la dominación, subordinación y discriminación de las mujeres”, explica Roqueta, mientras que el feminismo “es el movimiento social y político que lucha contra ello y persigue la igualdad entre hombres y mujeres”. Sin embargo, en ocasiones se sigue conceptualizando erróneamente el feminismo como una ideología que busca lo mismo que el machismo, pero al revés.
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