Obispa, sacerdotisa o nuncia: siete teólogas presentan sus candidaturas a puestos que la Iglesia veta a las mujeres
Fue un gesto inédito, y una muestra más de que, en la Iglesia católica, las mujeres siguen sin encontrar las puertas abiertas. A las doce del mediodía de este miércoles, siete teólogas entregaban en la sede de la Nunciatura en Francia sus candidaturas a diversos ministerios en la Iglesia gala, pero se encontraron con la callada por respuesta. No fueron recibidas por el nuncio, Celestino Migliore, y tuvieron que agacharse para depositar, en un buzón a ras de suelo, sus documentos.
El día elegido para hacerlo tenía todo de simbólico. 22 de julio, festividad de Santa María Magdalena, la 'apóstola' por antonomasia. La que, según los relatos evangélicos, fue la primera en ver a Jesús Resucitado. Dos mil años después, las mujeres siguen sin ocupar cargo alguno de responsabilidad en la Iglesia católica, uno de los estamentos más patriarcales creados por el ser humano.
Siete mujeres se rebelaron contra ello. Laurence de Bourbon-Parme, Claire Conan-Vrinat, Sylvaine Landrivon, Hélène Pichon, Loan Rocher, Marie-Automne Thépot y la española Christina Moreira, que han solicitado convertirse en obispas, sacerdotisas, diaconisas y hasta nuncias. Haciendo valer sus currículos y su capacidad, y denunciando “la ausencia de mujeres en cargos de responsabilidad”, según apuntaron tras trasladar sus reivindicaciones al buzón de la Nunciatura francesa.
La invisibilidad de las mujeres, “un escándalo”
“La ausencia de mujeres en cargos de responsabilidad es un escándalo”, declararon las siete mujeres en un comunicado en el que explicaron su iniciativa como un “acto de desobediencia al dogma eclesial y a la Iglesia patriarcal”. Todas ellas siguieron el ejemplo de la teóloga y biblista Anne Soupa, quien en mayo pasado se postuló oficialmente para sustituir al discutido cardenal Barbarin, quien tuvo que dejar la diócesis de Lyon tras un escándalo de abusos sexuales.
“Las mujeres son invisibles en la iglesia católica (...). Esto no es posible en una época de paridad, no puede seguir así”, destacó Soupa, quien agradeció el paso adelante dado por estas siete mujeres. Cada una de las candidatas entregó a la Nunciatura un documento en el que expusieron su profesión de fe, la función a la que postulan y el tipo de servicio que son capaces de asumir.
En el manifiesto que adjuntaron a la solicitud, las siete denunciaron cómo “la ausencia de mujeres en puestos de responsabilidad no es tanto un escándalo como un contra-testimonio de la Iglesia. Esta inmensa injusticia no es un problema menor, sino que afecta a todo el cuerpo eclesial”.
“La discriminación contra las mujeres en la Iglesia es una de las más visibles y violentas. Para que la Iglesia pueda cumplir su misión, debe permitir a las mujeres el acceso a los diversos ministerios ordenados, así como a las altas responsabilidades de la institución”, constata el comunicado, que insiste en que no se trata sólo de acceder al sacerdocio, sino de “cuestionar la actual estructura de Gobierno de la Iglesia”. En su opinión, los obstáculos a que las mujeres puedan ser cardenala, obispa, nuncia o sacerdotisa “no son teológicos ni espirituales, sino políticos y culturales”.
Una de ellas, Hélene Pichon, se postula para representante del Papa. “Nuestra reivindicación está de lleno en el Evangelio de Jesús. Él envió a la primera mujer, María Magdalena, ella es 'el apóstol de los apóstoles'”, declaró ante los medios. Esta mujer, coronel en la Reserva, tiene una dilatada carrera diplomática con Francia y Suiza, que le ha llevado a Líbano, Ginebra, Core, Bahrein, la Unesco, la OCDE, el Banco Mundial o la Comisión Europea. “Como creyente, me pregunto por qué no puedo ejercer también mi labor para la Iglesia”, proclama.
Una española que ejerce como cura
La única española del grupo es Christina Moreira, que reivindica poder ejercer el ministerio sacerdotal en libertad. Porque Christina ejerce como sacerdote en Galicia, pues fue ordenada como tal. “Formo parte de la Asociación Internacional de Presbíteras Católicas ARCWP cuyo fin es ordenar diaconisas, presbíteras y obispas católicas dentro del rito y la tradición romana. Esto conlleva un quehacer práctico y teológico por renovar los ministerios y la eclesiología; adelantamos evoluciones que nuestra querida pero anciana y lenta Iglesia irá haciendo tal vez, pero que a nosotras se nos antojan urgentes…”, declara.
Por su parte, Laurence de Bourbon-Parme quiere que se le permita poder predicar. Esta mujer, divorciada, madre de tres hijos y nieta de cuatro pequeños, ejerce como terapeuta de almas desde hace más de dos décadas, y querría “ofrecer mis dones de predicación a aquellos que quieran recibirlo”.
Como Anne Soupa, Sylvaine Landrivon también se postula como candidata a obispa. Nacida en 1956, “estoy casada, soy madre y abuela”, y experta en Teología en Lyon. Autora de varios libros, en los que profundiza por el papel de la mujer en las Escrituras y en la Iglesia, “hoy doy un paso adelanto, y me postula como candidata a un cargo episcopal en la Iglesia católica”. Una posibilidad que, hoy por hoy, prohíbe tajantemente la jerarquía eclesiástica. Masculina por los cuatro costados. Aunque Jesús llamara a María Magdalena y otras mujeres discípulas. Igual que a Pedro, Juan o Santiago.
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