Obispos españoles entregan sus diócesis a los seminarios ultras de los 'kikos' ante la falta de curas
La, en otros tiempos, catolicísima España se queda sin curas. Los últimos datos, correspondientes a este curso, que acaba de ofrecer la Conferencia Episcopal con motivo del día del Seminario, lo muestran a las claras. En un país que hace varios décadas sacaba pecho con más de 8.000 seminaristas, hoy apenas cuenta con 1.206 aspirantes al sacerdocio.
Ante esta sequía, algunos obispos han intentado traer curas de otras latitudes. Otros, los más conservadores, recurren a los curas formados por el grupo ultra Camino Neocatecumenal, los kikos. Además, a la falta de vocaciones se suma el hecho de que apenas la mitad de los que empiezan el Seminario lo concluye. Los datos de la CEE son concluyentes: en 2018 entraron 236 nuevos seminaristas... pero abandonaron 135. Los datos son mucho peores en el caso de los seminaristas menores, que pasan de 1.061 a 918. Por primera vez, menos del millar.
¿Qué hacer frente a esta situación? Los obispos españoles han planteado dos opciones. La primera, que ha sido recibido con precaución por Roma, es la importación de sacerdotes de otros rincones del mundo, fundamentalmente de África, Sudamérica y, en menor medida, Asia.
Como ocurre en el caso de las monjas, el Vaticano ha puesto el foco de alarma después de comprobar algunos casos polémicos, como el del falso cura de Medina-Sidonia (Cádiz), que llevaba 18 años ejerciendo sin haber estado ordenado. O el caso de muchos religiosos, fundamentalmente asiáticos, que llegan a España con el objetivo de estudiar bajo el paraguas de una orden, para después abandonarla sin llegar a profesar.
Los opuestos a Francisco
La segunda opción es mucho más preocupante. 14 diócesis españolas, que en su gran mayoría (con la excepción de Madrid, aunque en este caso fue el cardenal Rouco quien lo impuso) coinciden con los obispos más ultraconservadores y opuestos a las reformas del Papa Francisco en España, han abierto en los últimos años seminarios paralelos a los diocesanos, y gestionados por el Camino Neocatecumenal.
Y es que los kikos, uno de los movimientos más conservadores de la Iglesia, ofrecen a los obispos muchas vocaciones (son de los pocos grupos católicos que siguen creciendo) en un momento en que los seminarios diocesanos se vacían, y muchas parroquias, especialmente en las zonas rurales, tienen que echar el cierre por falta de curas. Y los datos les dan la razón: este año, los kikos aportan 222 seminaristas, casi un 20% del total de aspirantes al sacerdocio en España. Y de los que menos abandonan, apenas 32 (casi la mitad en Madrid, con el obispo menos conservador de todos los que acogen estos centros).
Así, y además del de Madrid, hay seminarios kikos en Alcalá (la diócesis de Juan Antonio Reig Pla, el obispo más cercano a HazteOir y Vox de los residentes en España), Burgos (Fidel Herráez fue obispo auxiliar con Rouco y es uno de los líderes del movimiento anti-Francisco en España) o Cádiz-Ceuta (cuyo titular, Rafael Zornoza, también es conocido por sus actitudes neoconservadoras).
También, en Cartagena, cuyo obispo se encuentra en plena polémica por las misas-homenaje a Franco solicitadas por seminaristas cercanos a Vox), Córdoba (dirigida por Demetrio Fernández, conocido por sus ataques a las mujeres y a la ideología de género) o Granada (el arzobispo de Granada es otro de los asiduos en las listas de obispos homófobos).
León, Lugo u Orense son otras de las diócesis con seminarios neocatecumenales. Una de las más relevantes es Oviedo, cuyo arzobispo, Jesús Sanz, es el sucesor elegido por el cardenal Rouco para Osoro en Madrid, y a Blázquez al frente de la Conferencia Episcopal. Pamplona, Segorbe-Castellón o Sevilla, con el polémico Juan José Asenjo al frente, son las otras sedes episcopales que han cedido sus espacios a los seminarios kikos.