Los obispos españoles, inquietos ante la reunión con el Papa: “Pedirá una revisión total de nuestro trabajo y nuestra actitud”
Este martes –si el tiempo y una inflamación del pulmón que este fin de semana le obligó a suspender su agenda no lo impiden– el Papa Francisco recibirá a la cúpula de la Iglesia española. Se trata de un inusual encuentro que oficialmente tiene la percha de un informe encargado por el Vaticano para analizar la situación de los seminarios de nuestro país. Sin embargo, fuentes vaticanas no ponen en duda que servirá también para que Bergoglio lea la cartilla a los prelados de España, los más refractarios a las reformas implantadas en estos diez años de pontificado. La Conferencia Episcopal española es, junto a la polaca e italiana, las que más a la derecha se sitúan ideológicamente. Sobre la reunión se multiplican las especulaciones: hay quienes rebajan el tenor del encuentro y otros que recuerdan que la última llamada a capítulo, a los obispos chilenos en 2018 por la crisis de los abusos, acabó con la dimisión en pleno del episcopado de ese país.
“El Papa nos va a pedir una revisión total de nuestro trabajo y, sobre todo, de nuestra actitud ante la sociedad y la política españolas”, admite un obispo español, que estará presente en la cita de Roma. Entre el episcopado español existe cierto temor y dudas ante lo que Francisco vaya a decirles, por mucho que oficialmente la Conferencia Episcopal siga insistiendo en que el pontífice les ha convocado para ofrecerles “el resultado de esa visita a seminarios que se produjo el curso pasado”, tal y como afirmaba el viernes el secretario general de la CEE, César García Magán. “En el orden del día eso es lo único que aparece”, incidió el portavoz episcopal, quien admitió que “si sale el tema” de los abusos“, le informarán de las decisiones tomadas en la pasada Plenaria en la que, por fin, los obispos acordaron iniciar un proceso para la ”reparación integral“, también económica, de las víctimas de abusos.
En Añastro (sede de la CEE) y en Roma conocen bien que esta decisión se ha tomado una vez el Papa les convocó al Vaticano. La idea inicial no era otra que esperar a las recomendaciones de la auditoría encargada, hace ya casi dos años, al despacho Cremades&Calvo Sotelo y que, admiten en privado los obispos, se ha convertido en “una bomba de relojería”.
La auditoría de Cremades no podemos no publicarla, porque sería un escándalo, pero sabemos que, después del informe del Defensor, y pese a la polémica de las extrapolaciones de datos, cualquier estudio nace viejo
“No podemos no publicarla, porque sería un escándalo, pero sabemos que, después del informe del Defensor, y pese a la polémica de las extrapolaciones de datos, cualquier estudio nace viejo”. A ello se suma un cambio radical en los redactores de la auditoría, que en un principio iba a ser “complaciente” con la Iglesia y que ahora busca “aleccionar” a la Iglesia, sostienen algunos prelados que han podido leer el informe de gestión entregado el 17 de noviembre pasado por Cremades, de 800 páginas.
Es cierto que en rigor la reunión tratará de la renovación total en los seminarios españoles. De hecho, se habla de cerrar más de la mitad, y de cuidar especialmente que no se 'cuelen' vocaciones enfermas o excesivamente radicalizadas, que pueden dar lugar a la ordenación de sacerdotes que causen escándalo, político, social o en lo tocante a la moral sexual en el futuro, según explican fuentes eclesiales. El Vaticano ha confirmado que el encuentro con el Dicasterio del Clero se mantiene, aunque es duda que Bergoglio participe de él. Si finalmente se produce la entrevista con el pontífice –se especula con que tenga lugar en Santa Marta, la residencia papal– se da por hecho que Francisco exija a los obispos españoles soluciones que tengan en cuenta a las víctimas de la pederastia.
En este sentido, algunas fuentes apuntan a que, si bien Bergoglio no pedirá la dimisión de ningún obispo, en Roma sí han dolido las actuaciones de algunos prelados en escándalos recientes, como el del sacerdote de Málaga en prisión acusado de drogar y violar a varias mujeres y cuya situación conocía el obispo de Málaga, Jesús Catalá; o la reciente condena a un cura de Toledo por abusos, en cuya sentencia de pone contra la espada y la pared a los últimos obispos de Toledo y a algún auxiliar de una diócesis cercana, que no actuaron con diligencia.
Si la salud se lo permite, explican fuentes vaticanas, Francisco explicará a los obispos su preocupación por la mala imagen de la institución y su falta de credibilidad, como demuestran casi todas las encuestas, de distinto signo, realizadas en nuestro país, y que colocan a la Iglesia en los últimos escalones, junto a la clase política. La excesiva politización de algunos de sus prelados (y de buena parte del clero y los seminaristas) también pretende ser abordada por Bergoglio, quien ve en España un ejemplo de esa enfermedad de la Iglesia que tantas veces ha denunciado en público: el excesivo clericalismo.
Elecciones en la casa de la Iglesia
Todo ello, con la mirada puesta en las elecciones de marzo de 2024, en la que cambiará toda la cúpula (excepto la secretaría general) episcopal, y en los necesarios cambios en las diócesis. Y es que el objetivo de Francisco para los próximos meses –y para lo que ha nombrado al cardenal de Madrid, José Cobo, y al obispo de Teruel, José Antonio Satué, miembros de la Congregación de Obispos– es cambiar el rostro del episcopado español, en una operación similar, aunque con objetivos radicalmente distintos, a la que trazó Juan Pablo II apoyándose en los cardenales Suquía y Rouco y que, paradójicamente, tuvo su origen en los seminarios.
Cada vez es más difícil encontrar candidatos a obispo que no sean carcas, y mucho menos si buscas entre los miembros de las curias o en los seminarios
La idea es tratar de deshacer lo hecho, y que la Iglesia española vuelva a ser conocida por su labor social, caritativa y de diálogo, como en tiempos de Tarancón. La tarea, aseguran a elDiario.es algunos prelados cercanos al Papa, se antoja complicada. “Cada vez es más difícil encontrar candidatos a obispo que no sean carcas, y mucho menos si buscas entre los miembros de las curias o en los seminarios”.
Junto a ello, el Papa abogará por una Iglesia española más 'pobre' (se pretende abordar el modelo de gestión de parroquias, santuarios o templos considerados bienes de interés cultural) y una redimensión de los medios de comunicación de la Iglesia, que en algunos casos se han convertido en ariete de la derecha en contra del actual Gobierno. “Roma no quiere que nos volvamos a convertir en la principal fuerza de la oposición al Gobierno, como pasó con Zapatero”, glosa un alto prelado español, que aún recuerda las marchas contra el matrimonio igualitario y Educación para la Ciudadanía con decenas de obispos tras la pancarta, y que admite que la situación actual, con obispos lanzando furibundas diatribas contra la ley de Amnistía y cuestionando la legitimidad del actual Ejecutivo, medios que lo jalean y grupos ultracatólicos en la calle, “mezclando el rosario con los gritos franquistas”, no beneficia en nada a una visión de la Iglesia alejada de la política y centrada en el Evangelio. “Que, en el fondo, es lo que nos pide el Papa”, culmina.
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