“Si una persona es gay y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”. Las palabras del papa Francisco en la primera entrevista concedida a los medios, hace ahora casi tres años, resuenan como una piedra en un bidón vacío cada vez que un obispo español arremete contra las parejas homosexuales. Hasta hace poco, en la más absoluta impunidad.
De hecho, el cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, será el primer obispo en muchos años que deberá responder ante las autoridades (si progresa la investigación de la Fiscalía) por sus arremetidas contra el “imperio gay” o la “dictadura” de la “ideología de género”. Ahora, tras la denuncia presentada por Lambda, algunas de estas declaraciones puede que tengan que ser matizadas.
El top: Cañizares, Reig Pla y López Andújar
El Observatorio Español contra la LGTBfobia ha recopilado una lista de hasta 14 obispos (uno de cada seis según calculan) de nuestro país que fomentan la exclusión de los homosexuales en la Iglesia y en la sociedad.
El listado está encabezado, cómo no, por el cardenal Cañizares, seguido por el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig, cuyas palabras (en pleno Viernes Santo, y retransmitidas por Televisión Española) asegurando que los gays “encuentran el infierno”, también fueron denunciadas, sin éxito, ante los tribunales. “Llevados por tantas ideologías, acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana; piensan ya desde niños que tienen atracción hacia personas de su mismo sexo y, a veces, por comprobarlo, se corrompen y se prostituyen”, dijo desde el púlpito en la cadena pública.
En tercer lugar, el obispo de Getafe, Joaquín María López de Andújar, quien hoy mismo se ha convertido en el primer prelado español en defender y hacer suyas las palabras de Cañizares. Así, López de Andújar (y su auxiliar, y cuarto en la lista, José Rico Pavés), asegura que el cardenal de Valencia “está siendo víctima de una campaña de desprestigio e insultos verdaderamente inaudita, y todo ello por ejercer su libertad de expresión denunciando el mal que representa para la familia y para la sociedad la ideología de género, que él considera, con toda razón, como el ataque más insidioso a la institución familiar”.
López de Andújar, Rico Pavés y Reig fueron, además, los firmantes de una durísima carta pastoral contra la ley de transexualidad de la Comunidad de Madrid, que no contó con el apoyo del arzobispo de la capital, Carlos Osoro.
En quinto lugar aparece el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández (quien impidió el mes pasado a un transexual la confirmación), inmediatamente seguido por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, quien esta semana obligaba a los dominicos de la Iglesia de Santa María la Real, a cancelar un evento lúdico y de oración “por las víctimas de la exclusión” organizado por ICHTHYS (Cristianos LGBT de Sevilla).
Rouco Varela, presente
Los cardenales eméritos Fernando Sebastián y Antonio María Rouco, expresidente de la Conferencia Episcopal, pasan a formar parte del catálogo por méritos propios. El primero, designado por Bergoglio en 2014, definió la homosexualidad como “una deficiente sexualidad” que “se puede normalizar con tratamiento”. El segundo tampoco se queda atrás con la idea de que “el matrimonio gay es la rebeldía del hombre contra sus límites biológicos”.
El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, tiene un puesto reservado en la lista como uno de los adalides contra la igualdad de género. Es autor del libelo Sexo con alma, donde entre otras lindezas sostiene que “el sexo homosexual no puede recibir aprobación en ningún caso”.
Rafael Palmero, obispo emérito de Alicante-Orihuela, Jaume Pujol (Tarragona), José Manuel Lorca Planes (Cartagena-Murcia) y Casimiro López Llorente (Castellón) también se suman al top 14 de los obispos tildados de “homófobos” por el Observatorio contra la LGTBfobia y cuyas 'perlas' complican, aún más si cabe, el intento del Papa Francisco por actualizar el mensaje de la Iglesia española.
“Violencia” y “graves perturbaciones” cierran la lista
Para el líder de los curas castellonenses, uno de los primeros en condenar el cartel de la asociación Endavant en el que aparecían besándose las vírgenes de Montserrat y los Desamparados, las parejas de personas del mismo sexo provocan “el notable aumento de hijos con graves perturbaciones de su personalidad” porque se desarrollan en “un clima que termina con frecuencia en la violencia” y “destruye la familia”.
El listado lo cierra el prelado de Tenerife, Bernardo Álvarez, pionero en atizar a las “huestes” del “imperio gay”: en 2007 afirmaba que “el fenómeno de la homosexualidad es algo que perjudica a las personas y a la sociedad”, subrayando que “no es políticamente correcto decir que es una enfermedad, una carencia, una deformación de la naturaleza propia del ser humano. Eso que decía cualquier diccionario de Psiquiatría diez años atrás, hoy no se puede decir”. Para acabar, consideraba que debido a la homosexualidad “a la larga pagaremos las consecuencias como las han pagado otras civilizaciones”.